UNA APRECIACIÓN EMOCIONAL VITAL

   En esta vida todo el mundo quiere estar bien, es decir, no tener problemas de una índole importante que desestabilicen nuestro estado de ánimo y, por otro lado, y según el último escalón de la Escala de Maslow, llegar a niveles de autorrealización que cubran totalmente nuestras necesidades más elevadas. Cada individuo es un mundo tanto por la personalidad que ha desarrollado así como la experiencia vital que lleva a sus espaldas y, por ello, cada uno responderá con un estado anímico diferente para una mismas condiciones de vida o lo que para algunos será suficiente para otros no lo será.
   
   Pero en una cuestión tan importante como en qué consiste el bienestar de una persona quizás deberíamos pararnos a llevar a cabo una reflexión profunda pues es algo importantísimo por varios motivos. El primero es que estamos hablando de lo más importante en la vida y es la empresa individual en busca de la "felicidad" que todos sin excepción hacemos. Si esto es así, está claro que todo el mundo debería pararse a filosofar acerca de que es la felicidad en términos objetivos y evidentemente desde cada paradigma subjetivo. En términos objetivos la felicidad es un estado emocional positivo que involucra conceptos como la satisfacción y la plenitud y poco más.

   ¿Poco más? En efecto porque lo importante es conocernos y saber que es la felicidad para cada uno y sobre qué aspectos se basa. Voy a empezar a ir al grano y os diré que, para empezar, la felicidad debería basarse en aspectos estructurales de nuestra vida y no en la recepción de estímulos de carácter vanidoso como el consumismo o la adicción a alguna sustancia o acto que conlleve la inversión de cantidades importantes de tiempo y recursos personales. Esto es que si basamos nuestra felicidad en aspectos de la vida que ya tenemos por haberlos consolidado en un pasado y centramos nuestra atención en su cuidado será mucho mejor que que basemos la felicidad en actos futuros que podrán o no cumplirse y que, por lo tanto, harán volátil y débil los cimientos de este positivo estado emocional.

   Soy feliz porque mi familia tiene salud a final de cuentas es mucho más sano que decir que soy feliz porque he conseguido reunir los recursos suficientes para viajar. O, simplemente, soy feliz porque respiro y estoy vivo es el ejemplo más claro de lo que intento expresar con el contenido de esta entrada hasta ahora. En resumidas cuentas la felicidad debe de nacer de cosas que estén sometidas lo más mínimamente posible al riesgo de cambio y que ya hayamos consolidado en nuestra vida. Esto no va en detrimento de marcarse nuevos objetivos y metas que se traduzcan en deseos y que de su cumplimiento también dependerá nuestra felicidad pero eso también merece su reflexión pues aceptar que no cumplimos las expectativas que nos creamos también es de personas sanas y saludables. Pero no quiero abordar el tema de las expectativas en esta entrada sino que me quiero centrar en tratar de modificar aquello que conforman los cimientos de la felicidad.

   Redirigiendo el tema no creo que sea correcto tratar la felicidad como algo imperecedero ya que como hemos dicho antes es un estado emocional y las emociones van y vienen. De hecho si fuéramos todo el tiempo felices seguramente no apreciaríamos lo que provoca en nosotros este estado de ánimo por lo que hay que ser realistas y saber que la felicidad no es para siempre por muy mal que suene y aunque reflexionemos e interioricemos el contenido de esta entrada hasta ahora. Por otro lado, no siempre ponemos atención a nuestra felicidad así que cuando lo hagamos mejor que esté relacionada como ya hemos dicho con aspectos consolidados, resistentes al cambio y que no supongan una inversión de recursos importante como el consumismo estéril o la proyección de una apariencia que no es hacia la sociedad, entre otras acciones.

   Entonces si la felicidad es perecedera y por ello digna de conseguir el mayor número de veces posible en nuestro tiempo de vida ¿Qué concepto emocional es sostenible en el tiempo y provoca nuestro bienestar? 

   Es aquí hasta donde quería llegar y responder con la palabra TRANQUILIDAD. El estar tranquilo o cómodo con nuestra situación vital es algo crucial. La tranquilidad nos permite dirigir nuestras acciones con total libertad pues en ella no estamos sometidos a estímulos externos que condicionan nuestros pasos y al estar tranquilos o en paz con nosotros mismos podemos ver las cosas con claridad, algo que nos puede ahorrar muchos errores y quebraderos de cabeza. Aunque la tranquilidad no nos proporciona serotonina u otros compuestos químicos en nuestro cerebro que nos den algún tipo de subidón, es algo que debemos apreciar con ahínco pues desde ella iremos tomando decisiones estructurales en nuestra vida que sirvan de base para atraer momentos y tiempos felices. La tranquilidad es neutra, ni positiva ni negativa, simplemente es el resultado de una actividad inteligente de adaptación a lo que la vida nos va deparando y que nos convierte en personas más evolucionadas. 

   Para finalizar me centraré en dos cuestiones. La primera es bastante breve y simplemente es recalcarte que es mucho mejor buscar la tranquilidad o paz interior que la felicidad si aún no la tienes ya que te garantizará que esta última venga de alguna forma y no caer en errores o malas decisiones que nos pasen una elevada factura para conseguir la susodicha felicidad. Lo segundo es que para estar tranquilos debes conocerte a ti mismo, desenredar la maraña de ideas que la sociedad nos impone a todos acerca de que debemos tener (el frío plano material) para considerarnos buenos ciudadanos y sobre todo dedicarle tiempo a pensar en algo tan importante como esta cuestión para luego, si llegas a alguna conclusión válida y útil, interiorizarla, el paso más dificil de todo este profundo procedimiento.

   Recuerda, busca la tranquilidad, quietud o paz interior y que no te salga muy cara en recursos personales. A partir de este punto todo irá llegando de una forma más fácil, barata y sostenible en el tiempo.


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