CAP. 4.5: EL EVENTO DE JAIDEV

Los altavoces colgados en la parte alta del escenario sonaban con una música un tanto exótica y que a Teo le pareció que se trataba de música tradicional hindú. Además cuando comenzó a sonar la música el público allí presente cambió su actitud pasiva y tranquila por otra más activa llegando incluso a que una cantidad importante de individuos siguieran el ritmo bailando, elevando plegarias al cielo y gritando expresiones que realzaban la autoridad de Jaidev. Tras unos minutos la música cesó a la vez que un grupo de personas ocupaban el escenario y que se podían dividir en dos colectivos. El primero de ellos estaba formado por músicos que ocuparon los laterales del escenario y que llevaban instrumentos de música como tambores y flautas y, por otro lado, el segundo incluía a sujetos que portaban capas negras y gorros cónicos. Los tambores y las flautas no tardaron en comenzar a sonar y al mismo tiempo los que llevaban puesto el mencionado uniforme dieron tres vueltas sobre sí mismos al ritmo de la música y a continuación se quitaron las capas negras dejando ver vestimentas blancas y entrecruzando sus brazos llegando a tocar los hombros con sus manos. De repente estas personas comenzaron a rotar cada uno en su sitio con la mano derecha elevada hacia el cielo y la izquierda hacia el suelo mientras el público allí presente atendía en silencio al espectáculo que se estaba dando.

-¿Sabéis que estáis viendo? - Preguntó Teo al grupo con el que se había sentado.

-No, pero llevan un rato girando y no se marean. Es impresionante. - Dijo Jon.

-Son Derviches giratorios y pertenecen a la orden más conocida del sufismo. - Añadió Teo.

-¿Sufismo? - Preguntó uno de los amigos de Jon.

-Sí. Sufismo. Es una ideología mística dentro del Islam. Los Derviches dan vueltas y vueltas para entrar en éxtasis y así poder contactar con Alá. Podríamos decir que es otra forma de meditación un tanto más dinámica. - Hizo saber Teo al grupo en general.

-Es impresionante como guardan el equilibrio. - Dijo Jon.

-Lo impresionante es que Jaidev haya traído a esta gente desde creo que Turquía. Le tiene que haber costado lo suyo. - Comentó Teo.

-Jaidev siempre nos trae espectáculos exóticos y puede permitírselo tranquilamente ya que ha escrito unos cuantos libros que se venden por millones. Es un líder espiritual  de éxito en toda regla. - Añadió Jon mientras hacía un gesto con sus manos que simbolizaba el derroche de dinero.

-Y veo que está abierto a otras religiones aparte del hinduismo. Eso está bien porque quiere decir que no es un hombre dogmático. - Expuso Teo mientras sonreía ya que el gesto de Jon le había hecho gracia.

-Correcto. Siempre nos dice que cada uno debe buscar su camino espiritual a través del estudio de lo que más le guste y le llame la atención aunque paralelamente él y su equipo nos instruyen en la meditación y en el bhakti yoga. - Agregó Jon dándole un golpe en el hombro a Teo.

-Desde que asisto a toda esta movida me encuentro mucho mejor y lo mismo te dirán muchas personas de las que vienen. - Afirmó uno de los amigos de Jon.

-¿Y no os llama la atención la nueva filosofía del evolucionismo? - Preguntó Teo mientras se tocaba la barba.

-Pues Jaidev dice que todos en el fondo estamos en una profunda evolución desde que nacemos y también nos dice que todos somos Dioses como la famosa aparición divina del Tratado de las Esencias pero que tenemos que despertar ese poder a través de la ampliación de la conciencia y el fortalecimiento del amor que llevamos dentro. - Expuso Jon sin apartar la mirada de los Derviches.

-Además el evolucionismo afirma que hay que convertirse en sacos estériles de conocimiento, potencia física y ciertas habilidades como el liderazgo y la resiliencia. Ese mensaje no me convence. - Expresó otra muchacha del grupo.

-Eso está bien. Tenéis vuestro propio criterio. Por cierto ¿Dónde vive Jaidev? - Inquirió Teo.

-Vive en una mansión al otro lado del río con todo su séquito. El edificio era una antigua residencia de ancianos que se llamaba Hogar Sagrada Familia y Jaidev ha conservado su nombre. La reformó en tiempo récord. Aunque he de decirte que viaja mucho por lo que es difícil seguirle la pista. Eso sí, es muy raro que falte a la cita con nosotros todos los Domingos. Se toma muy en serio todo esto.

-Cuando atrae a tanta gente es porque lo está haciendo bien ¿No? - Indagó Teo.

-Desde luego. - Dijeron a la vez Jon y una de sus amigas para después mirarse entre sí y reírse.

-Entonces tenéis un líder espiritual que os guía, un mecenas que os facilita la vida y un Alcalde que está al servicio de la asamblea. Es como sí hubiera un interés en fomentar el estilo de vida que lleváis por alguna razón. - Comentó Teo recorriendo con su mirada a todos los miembros del grupo de amigos.

-Yo creo que esa razón es enseñarle al mundo que, pese a los fracasos del pasado, las comunas son un estilo de vida que puede funcionar donde todos somos hermanos y todos participamos en las decisiones políticas y económicas. Solo tienes que respirar el ambiente que envuelve a este pueblo. - Contestó Jon.

-Pero el estilo de vida tradicional nos ha llevado a conquistar el sistema solar y a que la humanidad evolucione. - Añadió Teo mientras se tocaba la nariz.

-Sí y una vez que eso ha pasado ahora las personas pueden elegir, gracias a todo esto, que tipo de vida llevar. Dando la posibilidad de elegir se amplía el concepto de libertad. A mí me da ansiedad una vida sometida al ritmo de la sociedad actual y la comuna me ha dado paz y esperanza. Por eso siempre estaré agradecido a los que se sacrificaron por conseguir esto que estamos viviendo. - Dijo Jon muy convencido, como si ya hubiera tenido que utilizar ese argumento más de una vez.

-Buena reflexión. Ahora bien, las personas también cambian de ideas. - Propuso Teo.

-Sí pero una cosa es querer volver al ritmo de una gran ciudad y otra cosa es estar obligado a ello. No sé donde estaré dentro de diez años pero ahora lo que me llena es esta comuna. Y por eso trato de cuidarla, como casi todos los que estamos aquí. - Enunció Jon.

-Normal. Tenéis de todo. Trabajo, ocio, juventud, ganas y lo más preciado, libertad. Lo único que me genera algo de dudas es cuando vuestro mecenas decida cortar el grifo. - Afirmó Teo.

-La asamblea ya trató este tema. Desde luego si eso pasara la comuna se vería afectada pero ya llevamos una inercia importante y hemos creado una economía local que ya anda por sí sola. Nuestro mecenas tan solo ha hecho que todo esto se acelerara pero creo que ya podemos sobrevivir sin él. Ya nos hemos hecho un hueco en este mundo. - Dijo uno de los amigos de Jon.

-Por cierto y ya no os molesto más ¿Qué sabéis de él? - Preguntó Teo.

-Poca cosa, te soy sincero. Pero parece que el Nuevo Renacimiento ha hecho que los más ricos hayan sacado su riqueza a pasear para convertir el dinero en buenas obras. Y yo me alegro de que el dinero no pueda comprar nada en el más allá y, sobre todo, que se hayan dado cuenta de ello. - Respondió Jon sin parar de mirar a los Derviches girar.

-Según el Instituto Mundial de Estadística la concentración de la riqueza mundial nunca había bajado tanto. Eso significa que el mundo está mejor repartido. - Añadió uno de los amigos de Jon.

-Vaya misterio el que envuelve a vuestro generoso patrocinador. - Afirmó Teo.

-Pues eso no es todo. Corre un rumor que nuestro financiador o financiadora vive entre nosotros como uno más. Quizás incluso hayamos hablado con él o ella y no lo sepamos. Te quedas loco ¿eh? - Comentó Jon mientras esbozaba una sonrisa.

-Pues sí. Podría ser el Alcalde o Jaidev. - Enunció Teo.

-No. Ellos han dejado claro en varias ocasiones que no lo son aunque yo creo que ellos deben conocerlo. No sé. - Dijo Jon sin apartar la mirada del escenario.

-Bueno. Disfrutemos del espectáculo. - Comentó Teo pensando en que no quería sobrecargar a Jon y sus amigos con sus comentarios.

Los Derviches siguieron girando y girando durante veinte minutos más con aquella música de fondo y cuando terminaron formaron un círculo en torno a su líder y este pronunció unas palabras en un idioma extranjero que la mayoría del público pudo entender gracias al traductor de sus implantes mentales. Teo, al no tener uno, se vio obligado a preguntarle a Jon que es lo que habían dicho y este le contestó que le habían pedido a su Dios, Alá, que protegiera el municipio y a sus integrantes y también agradecieron a Jaidev que les hubiera permitido traer sus costumbres espirituales hasta aquí. A continuación los Derviches y los músicos abandonaron el escenario y entraron seis muchachas todas con la misma indumentaria formada por vestidos largos blancos de manga corta que dejaban ver brazaletes de lo que parecía ser oro. También todas llevaban el mismo peinado compuesto por una larga trenza que caía por encima de sus hombros. Todas ellas se sentaron casi al borde del escenario adoptando la conocida posición del loto y en el público se hizo un profundo silencio a la vez que todos sus integrantes adoptaban la misma postura, entre ellos Teo, quien entendió que se iba a producir una meditación antes de la homilía de Jaidev.

Tras unos diez minutos las muchachas que parecían sacerdotisas dieron una palmada, se levantaron y se retiraron al fondo del escenario formando un pasillo por el cual desfiló un personaje que sin lugar a dudas debía ser Jaidev ya que el público entró en júbilo en cuanto apareció. El gurú espiritual avanzó hasta el centro del escenario donde lo esperaba una silla que parecía un trono digno de reyes y allí se sentó mientras acariciaba su larga barba blanca que contrastaba con su tez morena y sus ropajes típicos de la India de un color azul celeste con bordados dorados. Jaidev levantó los dos brazos por encima de su cabeza a modo de saludo y los mantuvo así por un tiempo hasta que los puso sobre los reposabrazos de su silla a la vez que el silencio volvió a inundar el lugar donde se celebraba el evento. El líder espiritual comprobó que se le escuchaba por doquier gracias al micrófono que llevaba puesto en el pecho y a continuación comenzó con su intervención no sin antes saludar a sus seguidores y agradecerles que hubieran venido una vez más a escucharle. Teo pudo observar como Jaidev dominaba el castellano perfectamente lo que le hacía empatizar muchísimo con los miembros de la comuna que allí estaban presentes.

Teo escuchó con mucho interés aquella homilía que debió durar alrededor de unos quince minutos y que estuvo dividida en dos partes. En la primera Jaidev incidió en el hecho de que toda persona tenía en su interior un poder divino al que cualquier ser humano se podía acercar representando en cada momento su mejor versión. Para ello centró su discurso en el concepto de la atención, primero definiéndola y después añadiendo que era el factor común que unía a todos los sentidos corporales del ser humano. A través de la aplicación de una atención poderosa se potenciaba el resultado de cualquier acción en el día a día que podía marcar la diferencia entre una vida vivida y una vida solamente recorrida. Si se quería conseguir la mejor versión se debía entrenar la atención tanto en los actos en los que absorbemos como en los que ofrecemos con el objetivo de optimizar nuestro potencial y acercarnos a la divinidad que todos llevamos dentro. 

En la segunda parte de la homilía y que fue la que más le chocó a Teo, Jaidev habló sobre la comuna incidiendo en el hecho de que todo lo que se había conseguido hasta ahora era gracias al trabajo de mucha gente y que por esa razón no se debía perder de vista el atender a las obligaciones tanto comunales como personales. En cuanto a las obligaciones personales, Jaidev dijo que el crecimiento de la comuna estaba supeditado al crecimiento personal de sus miembros y que quien pensara que el objetivo del movimiento era otorgar una vida de procrastinación y relajación estaba muy equivocado. Estaba claro que todo aquello no tenía nada que ver con la presión que ejercía la sociedad en la mayoría de puntos del planeta pero eso no quería decir que había que eliminar el trabajo y el deber sino que había que afrontarlos de una manera diferente. Para ello trajo el ejemplo de una figura histórica conocida como Benito de Nursia, un monje que fundó varios monasterios e introdujo el concepto de "ora et labora". El crecimiento espiritual, según Jaidev, dependía tanto de dedicarle tiempo a los ejercicios espirituales como de realizar trabajos cuanto más perfectos mejor. Para aclarar mejor lo anterior añadió que la vida en el monasterio aislado de la sociedad y los problemas de la vida no era el camino para desarrollarse pero que la comuna estaba a medio camino entre la vida ordinaria y el monasterio. Por esa razón todos los integrantes de la comuna debían esforzarse tanto en lo espiritual, en lo personal y en lo profesional para desarrollar dotes y virtudes que claramente suponen la verdadera riqueza humana. Jaidev acabó su intervención diciendo que todo individuo tenía que saber un poco de todo para servirse a sí mismo y mucho de algo para servir a la sociedad y dando las gracias por la atención que le habían prestado los allí presentes.

A Teo no le pudo gustar más aquella homilía. Esperaba un discurso más dogmático y religioso pero fue todo lo contrario. A continuación Jaidev se retiró seguido por sus seis acólitas entre los aplausos del público y otra persona accedió al escenario. Teo preguntó por él y Jon le dijo que aquel personaje se llamaba Gaizka y era el elegido por Jaidev para dirigir las sesiones de aproximadamente una hora de ejercicios espirituales. Una semana le dedicaban tiempo a la meditación y a la siguiente practicaban Bhakti Yoga. Mientras Gaizka preparaba la sesión amenizando su comienzo con comentarios que despertaban carcajadas entre los allí presentes, Teo aprovechó para despedirse de Jon y sus amigos pues no tenía la intención de participar en los ejercicios pero antes le pidió que le diera una dirección física para poder contactar con él ya que el viejo ni tenía implante mental ni ningún dispositivo para contactar. Jon le dijo que vivía en la parcela 21-B junto a dos amigos más en el asentamiento de las tiendas de campaña y añadió que estaba invitado a pasarse por allí cuando quisiera. Teo le agradeció a Jon y sus amigos el rato que habían pasado juntos y abandonó el parque sobre la una de la tarde viendo que Isi ya no se encontraba allí. 

El viejo tenía bastantes cosas en las que pensar gracias a lo que había podido averiguar esa mañana y esperaba abrir campo en la investigación en la que estaba sumergido junto a su compañero detective. Sin embargo, lo primero que hizo Teo fue dirigirse hacia el sur del pueblo cruzando el río Duero para explorar esa parte del pueblo que aún no conocía del todo y, de paso, encontrar un sitio donde, a poder ser, disfrutar de la gastronomía local ya que el evento de Jaidev le había levantado considerablemente el apetito.


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