CAP 4.7: ABRIENDO CAMPO

Teo se dirigió a una de las mesas que se encontraban vacías y allí esperó a ser atendido mientras echaba un vistazo al comedor del restaurante que tenía varias de sus mesas ocupadas con lo que parecía ser gente de Pardilla por su avanzada edad y por gente joven que al viejo le pareció que debían ser miembros de la comuna de Aranda de Duero. Y así lo confirmó porque fue atendido por una muchacha joven que dejó la carta en su mesa para que pensara en que opción iba a elegir para comer y donde pudo leer que el restaurante ofrecía un treinta por ciento de descuento en la comida a los miembros de la comuna que pudieran acreditar que estaban asentados en ella. Entonces Teo comprendió cual era la razón por la que el restaurante se llamaba "El Hogar Comunal" y le pareció una buena campaña de marketing para atraer a la gente joven asentada en Aranda de Duero ya que al fin y al cabo Pardilla estaba a un tiro de piedra de aquella localidad. De hecho Teo pudo comprobar como la mayor parte de la carta estaba orientada a ese tipo de clientela y parecía que la estrategia estaba funcionando porque allí habían varias mesas de gente joven comiendo.

Cuando llevaba media hora esperando para que cogieran su comanda el viejo decidió acercarse a la barra para pedir directamente allí y en el camino se cruzó con un tipo bastante joven de aspecto singular con un físico envidiable, con sus brazos llenos de tatuajes y una melena larga y castaña que contrastaba con sus ojos verdosos. Mientras esperaba en la barra Teo se quedo mirando a este sujeto y vio que se sentaba en una mesa junto a otros dos compañeros que también llamaban la atención, sobre todo por sus peinados ya que uno llevaba unas rastas cortas tintadas de color plata y el otro estaba rapado excepto donde exhibía una larga cresta que recorría toda la parte más alta de su cabeza. El sujeto de la cresta se quedó mirando a Teo con un semblante bastante serio y este no tardó en apartar su mirada pensando que quizás había pecado de un exceso de atención sobre los tres integrantes de esa mesa. Justo cuando Teo se dio la vuelta la muchacha que lo había atendido al principio le preguntó que iba a tomar y el viejo le contestó con los dos platos que había elegido y la bebida que tomaría.

Teo regresó a su mesa y desde allí observó el comedor del restaurante que parecía muy antiguo, como si no hubieran invertido ningún capital en él desde hacía mucho tiempo y desde luego que necesitaba una reforma porque había bastantes grietas y desperfectos por las paredes y el techo entre otras señales que evidenciaban la falta de atención a la estética de ese lugar. Sin embargo lo que más sorprendió a Teo fue ver en la parte alta de la pared detrás de la barra un cuadro colgado con una foto de Jaidev. Ese detalle quería decir que le estaban muy agradecidos al líder espiritual de la comuna por el trabajo que estaba llevando a cabo ya que no hacía otra cosa que atraer gente a la comuna y, por ende, aumentar la potencial clientela del restaurante.

Al rato la camarera sirvió a Teo el primer plato y la bebida. Mientras Teo daba los primeros bocados escuchó el pito de un vehículo que acababa de aparcar en la puerta principal del restaurante y no tardó en entrar un hombre no muy mayor al comedor. Lo primero que hizo fue saludar desde la distancia a la mesa en la que estaban sentados los tres jóvenes que habían llamado la atención de Teo y seguidamente entró a la barra del bar, cruzó un par de palabras con las camareras y accedió a la cocina cuya puerta daba al interior de la barra. Teo imaginó que debía de ser el dueño del restaurante o al menos algún responsable del negocio. No pasó ni un minuto y un joven bastante bajito con el pelo casi rapado y tintado de color naranja se dirigió directamente a la cocina y salió de vuelta al comedor del restaurante enseguida para encaminarse a la salida del negocio y abandonarlo.

Conforme pasaba el tiempo más jóvenes llegaban con la intención de comer y cuando Teo se dio cuenta la zona de comensales estaba casi llena. Mientras terminaba con el segundo plato el viejo pensaba que es lo que iba a hacer por la tarde y al final llegó a dos posibles opciones. La primera de ellas era dirigirse a Aranda de Duero para visitar a Jon y tener una conversación con él para tratar de averiguar algo que abriera alguna puerta en la investigación y la segunda era dirigirse al parque natural donde se celebraban las mega raves con la intención de disfrutar de la naturaleza como en su etapa anterior ya que no creía que allí pudiera encontrar algo que le sirviera en su misión . Al final Teo optó por la primera opción y tratar de localizar a Jon en la parcela en la que vivía. Cuando terminó de comer y se dirigió a pagar informando a otra camarera que pertenecía a la comuna pero esta dudó por unos momentos seguramente por considerarlo un hombre bastante mayor para la movida que se desarrollaba al norte de allí. Teo entonces le mostró el anillo con el logo de la comuna y la convenció para que le aplicara el descuento pertinente que prometían por lo que le mostró el anillo bancario y la camarera realizó el cobro con la retina de uno de sus ojos.

El viejo salió del restaurante sobre las dos y media de la tarde y no pudo creer lo que vio delante de sus ojos. Se trataba de un turismo Mercedes Omega, un vehículo de gama muy alta alcanzable para gente con mucho dinero. Teo no pudo evitar dedicarle unos minutos a contemplar al coche que se asentaba sobre cuatro patas de un estilo singular y bello que tan solo una marca como esa era capaz de diseñar. El viejo, en ese momento, tan solo deseó poder escuchar el ruido del motor que permitía que se aerodeslizara hacia su correspondiente destino. Por otro lado le intrigó no poder reconocer dentro del restaurante a nadie con la elegancia suficiente para poseer ese Mercedes por lo que una vez más la vida le enseñó la lección de que las apariencias engañan. Justo cuando estaba observando el frontal del vehículo un hombre mayor que parecía ser un habitante de Pardilla se le acercó por su lado derecho y se dirigió a él.

-Vaya carro ¿eh? Que curiosa que es la vida. - Dijo el lugareño.

-¿Por qué dice eso? - Preguntó Teo sabiendo que aquel hombre le había dicho eso para que se interesara por el tema.

-A Miguel se le cae el restaurante a trozos pero mira la joyita que se compró el año pasado.

-Para gustos colores - Afirmó Teo sin apartar la mirada del vehículo.

-Todos en el pueblo sabemos que el negocio que regenta no da para comprarse algo así por lo que se rumorea que le ha tocado la lotería aunque él lo niega.

-Quizás ha heredado o simplemente uno no puede saber la situación financiera de cada persona. - Comentó Teo.

-Pero si estaba arruinado hace poco y caminaba por las calles de este pueblo miserablemente. No tenía ni para comer así que algunos vecinos le sacamos del atolladero. Ahora parece que le va bien desde que esos hippies vienen a comer al restaurante pero la teta no da para esto. Todos sabemos que arrastra una deuda muy grande.

-En los pueblos se sabe todo ¿no? ¿Quién sabe? Pero desde luego el carro alegra la vista y cada uno gestiona su vida como quiere. Yo desde luego no me gastaría ese dineral en esto pero como le dije para gustos colores. - Expuso Teo entrecruzando sus brazos.

-Eso sí. Bueno voy a comer forastero. Que sea leve el día.

-Nos vemos, amigo. - Añadió Teo pensando en lo fácil que era enterarse de los chismes en los pueblecitos.

A continuación Teo se dirigió a su autocaravana y condujo de nuevo hasta la zona reservada para autocaravanas de Aranda de Duero donde había estado estacionado hasta esa misma mañana pero la plaza en la que había estado aparcado junto a Isi había sido ocupada por lo que tuvo que encontrar  un sitio diferente. Sin más dilación el viejo se dirigió a la parcela en la que Jon le dijo que estaba asentado en la zona reservada a tiendas de campaña pero no tardó en comprobar que allí no había nadie pese a que el campamento estaba lleno de gente que había elegido ese estilo de vida y que si estaban a esa hora ahí era porque no tenían muchas obligaciones que atender. Jon debía estar trabajando en el hostal que había adquirido junto a un grupo de amigos así que Teo decidió darse una vuelta por el pueblo hasta que se hiciera una hora en la que los jóvenes que trabajaban se retirasen a descansar.

En su paseo por el pueblo Teo descubrió nuevos negocios que parecía que habían abierto hace poco como una licorería, una herboristería, pequeñas tiendas de alimentación, artesanía y tecnología, un par de almacenes de materiales de construcción, una bodega e incluso una farmacia de grandes dimensiones. Toda esta actividad llevada a cabo por emprendedores que se habían instalado relativamente hace poco en el pueblo junto con la reactivación parcial del polígono industrial de Allendeduero estaban convirtiendo a Aranda de Duero en un sitio digno para vivir por contar con bastantes servicios y a la vez llenaban las arcas del pueblo vía impuestos municipales. En tan solo dos año el pueblo había pasado de estar bajo mínimos tal y como lo recordaba a vibrar con esperanza y a poseer una población bastante importante organizada de tal forma que se había echo un nombre a nivel continental atrayendo a gente de toda Europa.

En un momento de su caminata Teo vio a un hombre de mediana edad con un aspecto muy descuidado sentado en el bordillo de una tienda veinticuatro horas junto a lo que debían ser sus escasas pertenencias conformadas por un bastón y una mochila. Al hombre le acompañaba un pastor alemán que estaba tumbado junto a él. Lo primero que pensó Teo fue que debía tratarse de un peregrino pero cuando pasó por su lado se dio cuenta que era más bien un sin techo. Este individuo se quedó mirando a Teo y le hizo un gesto para que se acercara y este así lo hizo.

-¿Te importaría comprarle un cartón de vino a este pobre personaje? - Preguntó aquella especie de vagabundo con un tono suave.

-Si es lo que quieres yo te lo compro. Espera un momento. - Contestó Teo dibujando una leve sonrisa con su cara.

Teo accedió a la tienda y compró el cartón de vino para después dárselo al mendigo que estaba rascando a su perro de complexión fuerte, pelo brillante  y aspecto muy bien cuidado. 

-Gracias hombre. No mucha gente está dispuesta a ayudarme, incluso en este paraíso.

-Es que lo que pides no debería ser tu principal necesidad. Dime ¿Cómo te llamas? - Preguntó Teo haciéndole una señal para ver si podía sentarse junto a él.

-Me llamo Elchin. 

-Puedes llamarme Teo. Nunca había oído ese nombre ¿De dónde eres?

-Nací en un pueblo al norte de Azerbaiyán pero llevo cinco años dando tumbos por España. Me encanta este país y su gente.

-Y esta fiera ¿Cómo se llama?

-Harry. Harry saluda. - Dijo Elchin y a continuación el perro se acercó a Teo y le dio una de sus patas provocando el asombro de este.

-¿Cuanto tiempo llevas en Aranda de Duero? - Indagó Teo.

-Llevo ya casi un mes y seguramente me quede bastante más aunque mi pasión es viajar. Me encuentro muy cómodo aquí. La calle es segura incluso por la noche.

-¿Duermes en la calle? - Inquirió Teo continuando con su asombro.

-Sí. Soy un vagabundo a mucha honra.

-¿Por qué no te asientas en una parcela? Es gratis y puedes montarte una buena base en una de ellas. - Dijo Teo mientras rascaba el lomo de Harry.

-No, gracias. Yo, Harry y mi mochila son lo único que necesito. No me hace falta nada más. Las comodidades solo hacen que despistarte del verdadero camino.

-¿El verdadero camino? - Preguntó Teo con curiosidad ya que le encantaba hablar de temas espirituales.

-Si. Cada uno tenemos uno en esta vida. - Contestó Elchin abriendo el cartón de vino con una habilidad pasmosa.

-¿Y cuál es el tuyo? - Volvió a preguntar Teo.

-Yo ya desperté. Interpreto la realidad desde un paradigma diferente y debo agradar a mi Dios que no para de someterme a pruebas.

-Vaya ¿Y quien es tu Dios?

-No lo sé. Aún no me ha dicho su nombre pero es muy sabio. Ha sido Él el que me ha traído hasta aquí por alguna razón que aún desconozco. Espero que sea bueno.

-Cuando los hombres participan en los juegos de los Dioses suelen salir perdiendo. - Dijo Teo cayendo en que él también estaba jugando a un tipo de juego parecido.

-Pues de momento es lo mejor que me ha pasado en la vida. Él me cuida pero siempre tengo que estar a su disposición. Su voz nos guía a Harry y a mí y nos protege de nuestros enemigos.

-¿Qué enemigos?

-Nos persiguen unos seres poderosos. Yo creía que eran demonios pero no lo son. Saltan de una mente a otra y siempre me tienen vigilado e intentan apartarme de mi camino. Pero no podrán por mucho miedo que quieran darme. 

-¿Y ahora mismo hay algo en mi mente que quiera darte miedo? - Preguntó Teo ya haciéndose a la idea de que Elchin estaba sufriendo un brote psicótico.

-No. Tú eres un ser de luz. Harry no te ha ladrado ni una sola vez. Harry me alerta de cuando están cerca y yo me preparo para ese momento ¿Tú has despertado?

-Pues no lo sé ¿Cómo lo puedo saber? - Inquirió Teo.

-¿Oyes a tu Dios?

-Sí. A veces. - Contestó Teo a la vez que se tocaba la nariz.

-¿Y te explicas cosas que no cuadran?

-Sí, también.

-Pues si no has despertado te falta poco para tu noche oscura del alma. Mi Dios me dice que tendrás que tomar una decisión importante pronto. Tendrás que elegir entre obedecer a tu moral o proteger algo que te importa. Sea cual sea tu decisión, esta te abrirá una herida que difícilmente cerrará.

-Espero que no sea así. Elchin deberías buscar algo de ayuda para controlar tu forma de pensar. - Comentó Teo antes de asustarse debido a que Harry le dirigió un par de ladridos potentes.

-Tengo que irme ya Teo. Suerte con tu camino y que mi Dios te bendiga por ayudarme. Gracias. - Dijo Elchin mientras cogía su bastón y mochila para avanzar rápidamente hacia el sur por la calle en la que se encontraban y desaparecer en la lejanía..

Teo se quedó un rato más pensando en lo que acababa de ocurrir. Él sabía de la existencia de un Mundo Intangible que acogía a Edén junto a sus Dioses y agentes inducidos que habían ascendido desde la Tierra debido a que poco a poco había ido recordándolo todo desde su nacimiento en el plano físico. Durante toda su vida confío en la información que brotaba desde su interior a borbotones y el hecho de desarrollar habilidades sobrenaturales que había guardado en silencio lo corroboraba así como su conversación con la ya desenmascarada Ygnomé. Por lo tanto que Elchin depositara toda su confianza en el hecho de catalogar las voces que oía como reales y no como producto de su locura no debía hacerle pensar que las creencias del vagabundo eran producto de su falta de cordura. Quizás la esquizofrenia o la división de la mente en verdad tan solo era la materialización  del eco de entidades que pertenecían al Mundo Intangible. Desde luego el vagabundo había organizado su vida espiritual entorno a confiar en esas voces y no por ello había que menospreciarle. Si alguna vez volvía a cruzar alguna palabra con él no volvería a darle consejos acerca de su salud mental sino más bien trataría de conocer mejor su sistema de creencias y sus experiencias espirituales. En el fondo ese tipo de personas que piensan de esa manera y son capaces a la vez de convivir en sociedad demuestran que han sobrevivido nadando a contracorriente y exponiendo una humildad y sentido común muy destacables. 

A esas alturas eran las cinco de la tarde y Teo había calculado que sobre las ocho de la tarde ya podría encontrar a Jon en su parcela por lo que quedaba bastante tiempo para aprovechar así que el viejo decidió volver a su autocaravana para echarle un vistazo a los apuntes que había escrito durante la etapa de su vida en que su reminiscencia fue más productiva. Teo tenía un alma en el plano físico sin embargo su alma original se había fundido con el espíritu en el Mundo Intangible para dar lugar junto a la metaconciencia al yo consciente del mencionado plano superior. Cuando Teo muriera en la Tierra su metaconciencia viajaría de nuevo a Edén para unirse al producto fusionado en su día de su alma y espíritu depositados en su cámara de existencia para retomar la existencia en Edén y su alma actual seguiría su camino a través del ciclo de reencarnaciones. Teo aún recordaba el día en que su mente se enlazó con su cámara de existencia pudiendo acceder a parte de su tiempo existencial para intercambiarlo por maná, recurso necesario para poder realizar actos sobrenaturales en la Tierra. Ese día le invadió una emoción muy agradable que duró varias semanas y que según pudo leer era muy parecida a lo que los budistas llamaban nirvana, estado transcendente libre de sufrimiento.

El intercambio de dicho tiempo existencial por maná era mucho más caro en el plano físico que en el Mundo Intangible pero su metaconciencia le informó que no se preocupara por gastar estos recursos ya que sus reservas eran altas. Teo aún recordó la primera vez que invirtió maná en Inglaterra y pudo entender los mensajes que expresaban los pájaros a través de sus cantos en un pequeño parque situado junto a la universidad en la que trabajaba. Poco a poco fue comprobando que tipo de cosas podía hacer con maná como aumentar su inteligencia o afinar su intuición pero existían grandes limitaciones en el plano físico debido a que la idiosincrasia de este era muy diferente a la del Mundo Intangible. Por esta razón dudaba de su capacidad para poder contactar con alguien del plano superior para obtener información que le ayudara en la encomienda de Ygnomé y por esa misma razón se sorprendió cuando esta utilizó la rama elemental de su mente para cerrar las puertas de aquella capilla de la catedral de Burgos sin necesidad de tocarlas o ascendió de nuevo al Mundo Intangible a través de los rayos del Sol sin necesidad de morir.

Te divagó y divagó y cuando se quiso dar cuenta ya eran las ocho de la tarde así que puso rumbo a la parcela de Jon donde pudo encontrarlo tras asomarse a través de la puerta de la gran tienda de campaña. Jon estaba sentado junto a otro amigo y ambos estaban preparando un bong de considerables dimensiones con una marihuana que se podía oler desde bastante lejos. Jon invitó a Teo a pasar y acomodarse en la tienda después de expresar cierta alegría por la inesperada visita y el viejo se sentó sobre unos cojines que habían tirados en el suelo imitando a su anfitrión.

-Bienvenido Teo. Que alegría tenerte por aquí. Te presento a Anto, mi mejor amigo aquí en la comuna y mi compañero de parcela. - Dijo Jon mientras seguía preparando el bong.

-Un placer Anto. Yo me llamo Teo.

-Da gusto ver a gente de otras edades por aquí y el placer es mío. - Añadió Anto sin quitar ojo de lo que hacía Jon.

-¿Que tal Teo?¿Cómo llevas tu adaptación a todo esto? - Preguntó Jon esgrimiendo un mechero Clipper con dibujos de calaveras y rosas.

-Muy bien. Gracias. - Contestó Teo mientras miraba lo bien que tenían montado el chiringuito Jon y Anto.

-Teo sabe mucho del mundo espiritual y aparte es muy inteligente y amable. Ahora, también te digo que si ha venido hasta aquí es para rascar información acerca de algo que le inquieta o quiere conocer. El primer día ya olí su amor por la soledad así que cuando quieras Teo. Dispara, no lo dudes. - Dijo Jon antes de darle una larga calada al bong que le cambió radicalmente la expresión de su cara y enrojeció sus pupilas mientras Anto le decía que era un bestia por fumar de esa manera.


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