DESEO, MANÁ Y POTENCIAL

   Al igual que el deseo suele ser una fuente de sufrimiento para las mentes que no gozan de un equilibrio emocional adecuado, el deseo es el acto inicial que libera la magia personal de aquellos que ya han comenzado a recorrer el sendero del mago. La diferencia entre estos dos tipos de mentes es abismal pues aquellos que han sido iniciados en la magia trascendental han recorrido un tramo importante del camino espiritual desarrollando una sabiduría que sirve como un potente escudo frente a acontecimientos que puedan desestabilizar tanto a la mente (software) como al cerebro (hardware liberador de aquellas hormonas necesarias para asegurar un correcto equilibrio emocional).

  La magia trascendental es una expresión de la mente que requiere de una serenidad y equilibrio de esta, es decir, para que los deseos se combinen con el maná necesario para que se cumplan se requiere de una claridad mental poderosa que aleje el sufrimiento y cualquier sentimiento negativo pues estos reducen el potencial de la mente en campos como la concentración y la determinación. También no es deseable el tener sentimientos eufóricos o de enorme felicidad pues también afectan al potencial de la mente. Por lo tanto, llegamos al punto en que lo ideal es que la mente se acerque a un estado casi neutro o meditativo para que la expresión del deseo parta desde el mayor potencial que la mente que lo invoca pueda conseguir.

   Al final, la magia es una expresión de nuestros deseos y una vez que se conoce en el subconsciente cuál es el método para convertir el tiempo existencial del Alma en el maná necesario para llevar a cabo actos que superan los límites naturales conocidos a día de hoy por la humanidad y, a su vez, el Alma nos ha dado acceso a su tiempo existencial para poder emplearlo, ya no hay vuelta atrás. Cuando se dan estos dos requisitos el aspirante ya ha comenzado a recorrer el sendero del mago independientemente de la naturaleza ética de sus deseos y los fines que persiga que, como todo en la vida, están sujetos a la ley del cambio y al libre albedrío.

  Como cualquier recurso del que disponemos, la magia empezará a afectarnos a nosotros mismos y conforme vayamos avanzando en el sendero del mago podremos comenzar a proyectarla sobre las demás personas remarcando que la clase de vínculo que tengamos con ellas las afectará de una manera más o menos importante (vínculos mágicos). Podremos comprobar como comenzamos a atraer cosas deseadas con humildad y sentido común (fenómeno asociado a la suerte del principiante pero que confirmará que somos en efecto principiantes) a nuestra vida en un escaso intervalo de tiempo sin podernos explicar racionalmente el motivo y debido a que, normalmente a estas alturas, ya somos conscientes de, al menos, haber conseguido un progreso espiritual importante, podamos llegar a la conclusión de en que momento hemos empezado a practicar algo de magia trascendental pero deberemos ser muy humildes a la hora de llevar a cabo este juicio pues muchos quieren pero muy pocos consiguen comenzar a recorrer el sendero del mago.

  Sin embargo y pese a que el camino ha sido muy largo para llegar hasta este punto, el individuo aún es un ignorante que comienza a moverse en el mundo mágico debido a que todavía tiene que conocer muchas cosas. Cosas que requerirán de que practique una poderosa atención con el objetivo de seguir desarrollando una sabiduría en torno a él mismo, su entorno y el campo  que acaba de empezar a conocer (magia trascendental). Dependerá de esa atención el descubrir que dotes y recursos personales son los que más evolucionan conforme avanza en el sendero del mago, el averiguar que actos mágicos requieren de la colaboración de otros factores y aquellos que tan solo necesitan de su acción mental y/o física, conocer como funciona el mundo intangible (plano superior) para seguir adquiriendo conocimientos útiles o seguir trabajando en su salud mental y equilibrio emocional para que su mente desarrolle su mayor potencial, entre otros. Todo esto y más es lo que trataré de seguir desarrollando, con la ayuda de la mente abstracta, en esta sección titulada Misticismo Pragmático.