LEY DE OHM EN PSICOLOGÍA

    En esta entrada aplicaremos la Ley de Ohm a la psicología humana reinterpretando los conceptos que esta fórmula ofrece para llegar a una arenga acerca de como podemos enfrentar mejor los acontecimientos negativos con los que lidiemos en nuestra vida.

   La fórmula de la Ley de Ohm es:

   

   Si reinterpretamos los conceptos expuestos en la imagen anterior como:

   

   I: Intensidad del sufrimiento.

   V: Interpretación de la gravedad o tensión del problema que nos atormenta.

   R: Resistencia o resiliencia personal a los problemas que nos afectan.

   Llegamos a la conclusión que la intensidad del sufrimiento que padecemos es igual a la interpretación de la gravedad del problema entre lo resistentes que somos a este.

   Por lo tanto hay dos formas de reducir la intensidad del sufrimiento a la que estamos sometidos las cuales son:

  1.-Reinterpretar la gravedad del problema rebajando su importancia, es decir, restar importancia a aquello que nos atormenta.

  2.-Aumentar la resistencia personal al problema en cuestión, es decir, volvernos mas resilientes a los achaques mentales provenientes de la complicación que nos atañe.

  Con esta simple regla llegamos a la conclusión que la intensidad del sufrimiento por algo se puede aliviar a través de la reinterpretación a la baja del problema o mediante el aumento de la capacidad de resistencia al conflicto que nos atañe. La reinterpretación del problema requerirá de cierta creatividad y esfuerzo mental para ver a este desde otro paradigma mientras que el aumento de la resistencia requerirá de menos esfuerzo mental y más del transcurso del tiempo necesario para acostumbrarnos a la complicación que nos ha acontecido y del aprendizaje hasta ese momento de haber lidiado con otros aprietos del pasado.

   Si podemos combinar las dos herramientas a la vez será mejor que mejor pues estaremos reduciendo desde dos puntos diferentes la intensidad del sufrimiento. Esta es mi aplicación bastante trivial de la Ley de Ohm a la psicología humana y no dudo de que se pueda reinterpretar de mil maneras distintas más.