CAP. 4.9: BREVE Y PROMETEDOR

Tras dedicar un tiempo a pensar en como seguir abordando la investigación y no llegar a una idea clara, Teo decidió que era hora de visitar el Ayuntamiento de Aranda de Duero así que se dirigió hacia allí con paso lento pero seguro. El viejo tuvo que cruzar el casco histórico del municipio para llegar hasta su destino representado por un edificio bastante grande presidido en uno de sus lados por un torreón de planta cuadrada. Teo accedió al interior del edificio a través de una gran puerta doble y se topó con un hall  bastante amplio transitado levemente por algunas personas que debían ser tanto funcionarios como civiles y en cuyo fondo había una habitación separada por una cortina de cristal y custodiada por un par de personas que parecían ser los conserjes del edificio público. En cada lado de esa habitación nacían unas escaleras que llevaban al segundo piso junto a lo que claramente eran las puertas de unos ascensores. En el centro del hall había una base holográfica que proyectaba sobre ella la estatua del David de Miguel Ángel pero que no tardó en abolirla para proyectar una nueva que el viejo también conocía bien al tratarse de la Niké de Samotracia y que contrastaba con el suelo blanco y bien pulido del gran recibidor. Teo miró hacia los lados y vio como dos pasillos se abrían paso desde el gran recibidor donde se encontraba hacia los laterales del edificio albergando más habitaciones y despachos. El viejo avanzó hacia la conserjería y allí pudo ver un plano del edificio en el cual le llamó la atención la existencia de una sala de ordenadores y tras preguntarle a un conserje este le dijo que dicho lugar era accesible para todo el mundo lo que le alegró bastante ya que hacía mucho tiempo que no utilizaba uno de ellos para acceder a la red global de datos y atender a algunas obligaciones que se le habían acumulado por el estilo de vida que llevaba.

Pero Teo también le puso el ojo a otra estancia del Ayuntamiento que aparecía en el plano y que recibía el nombre de "Sala de la Asamblea". Esta se situaba en el segundo piso del inmueble y el viejo se dirigió hasta allí subiendo las amplias escaleras por las que se cruzó con algo de gente que parecía atender a sus obligaciones con la Administración Local de manera presencial pese a que todo trámite ya se podía realizar digitalmente. Cuando entró a dicha estancia el asombro fue su reacción ya que más que una sala parecía un gran salón cuyo techo estaba pintado con un fresco que recogía al sistema solar detallando en cada planeta, excepto la Tierra, la colonia o colonias de seres humanos que se asentaban allí. La pared del fondo del salón estaba cubierta por un gran lienzo donde se podía ver a un gran número de personas reunidas en un parque y escuchando a un líder que debía ser el presidente de la asamblea y, a la vez, alcalde del municipio. Sin duda esa obra de arte representaba a la asamblea en acción durante una de sus sesiones. Por el salón se desplegaban pantallas digitales de gran tamaño con cada una de las decisiones que habían sido adoptadas por esta y materializadas a través del Ayuntamiento como la restauración de las calles de la localidad, la reapertura de ciertos museos y lugares de interés, la renovación del sistema de agua potable, la restauración de ciertos edificios públicos y patrimonio local, el derribo de casas demasiado deterioradas para levantar viviendas de protección oficial, la instauración de servicios públicos municipales como el de jardineros, barrenderos o unidades administrativas y técnicas, la creación de varios voluntariados, la dotación de fondos públicos para atraer a más población, la consecución de hermanamientos con algunas ciudades tanto españolas como europeas, etc. Todo ello había sido posible gracias al gran aumento en la recaudación de impuestos municipales así como por importantes donaciones provenientes de diferentes individuos como el misterioso mecenas, de Jaidev y otros filántropos simpatizantes con lo que estaba ocurriendo en el pueblo.

En otro lado de la estancia Teo pudo ver los proyectos que quería llevar a cabo la casa consistorial entre los cuales los más llamativos eran llegar a un mínimo de población para conseguir que la Administración General del Estado invirtiera en la creación de un centro de salud, tal y como ya estaba haciendo con la rehabilitación del viejo cuartel de la Guardia Civil, así como una escuela cuando se asentaran en el pueblo un número mínimo de infantes requeridos para ello tras un puñado de décadas sin contar con estos servicios de competencia estatal. Pero, sin lugar a dudas, el proyecto estrella era ser capaces de demostrarle al mundo que la organización de la sociedad en forma de comuna y transformar la política en un sistema totalmente horizontal era posible y sostenible en el tiempo, cosa que se estaba llevando a cabo otorgándole a Aranda de Duero una fama y reputación sobre todo a nivel europeo. Esto hacía que cada vez llegaran más extranjeros al municipio para asentarse lo que era importantísimo para seguir avanzando en la consecución de inversiones tanto públicas como privadas y acercarse cada vez más a la utopía que nació en la mente de unos pocos cuando el Nuevo Renacimiento emergió tras la intervención divina en el Tratado de las Esencias.

Cuando Teo ya había completado la visita a esa estancia decidió dirigirse a la sala de ordenadores en la planta baja y cuando llegó vio que no había casi nadie excepto alguna que otra persona mayor que obviamente no contaba con el implante mental por no ser obligatorio para ellos por su edad y que tampoco habían optado por instalárselo voluntariamente. En la sala había nueve mesas con forma de cubículo para garantizar la intimidad de los usuarios y contaban con un ordenador cuántico cada una de ellas. Estos dispositivos eran pequeños como una pelota de tenis, esféricos apoyados sobre una base plana y su perímetro a partir de cierto nivel estaba conformado por decenas de minúsculos cristales que llegaban hasta la parte más alta de la esfera. Teo se sentó en una mesa y encendió el ordenador pulsando un botón en la parte más baja y en cuestión de milisegundos aquel hardware proyectó digitalmente como si de un holograma se tratara una pantalla y un teclado ambos táctiles a través de dos de los muchos cristales que lo conformaban.

Lo primero que hizo el sistema operativo del ordenador fue tratar de enlazar con el implante mental de su usuario pero como Teo carecía de él anuló dicha operación. Entonces Teo abrió el navegador para comenzar a atender asuntos personales relacionados con su cuenta bancaria, inversiones, redes sociales y por último el buzón de su correo electrónico. Este último fue el que le llevó más tiempo ya que tenía acumulado muchísimos mensajes de amigos y conocidos que en su día le escribieron tanto por motivos personales como profesionales y poco a poco fue contestando a todos con cierto entusiasmo debido a que hacía mucho que no sabía nada de ellos y aún así se acordaban de él. Cuando acabó con estas tareas el reloj de la pantalla marcaba ya la una de la tarde y el viejo pudo sentir como el estómago le rugía pero aún así aun le quedaba una cosa por hacer que era obtener información de toda índole acerca de la ciudad de Alicante ya que claramente era su próximo destino si todo marchaba según sus planes. Teo busco desde alquileres para asentarse en esta gran ciudad hasta acontecimientos y sucesos que se hubieran dado allí pero tras una hora leyendo y buscando no sacó nada en claro y mucho menos alguna pista por donde empezar a abordar el encargo de Ygnomé. Cuando el hambre se intensificó y se notó cansado de atender a las diversas pantallas que había ido desplegando como consecuencia de su actividad informática, el viejo apagó el ordenador y abandonó la Sala de Informática así como el Ayuntamiento con una sensación un tanto confusa por el hecho de que no tenía ni idea por donde comenzaría a investigar la causa de que el Supremo Hacedor del Todo dedicara un momento irrisorio de su existencia a prestar atención a esa zona del sureste de la península ibérica.

Con la intención de comer Teo decidió dirigirse a los puestos de comida instalados en los jardines que estaban cerca del camping de autocaravanas tal y como hizo en su primer día en Aranda de Duero y de camino hasta ese lugar se sorprendió de volver a encontrarse con Elchin, el vagabundo con el que cruzó unas palabras dos días atrás. Cuando se acercó para saludarlo, su perro, Harry, corrió hacia Teo y comenzó a subírsele por el cuerpo y a meterse entre sus piernas en señal de alegría.

-Hola Elchin ¿Qué tal?

-Muy bien. Algo hambriento pero bien.

-Pues justo iba a dirigirme a comer ¿Vienes y te invito?

-Me parece buena idea. Vamos Harry. Con esta ya te debo dos amigo mío. - Dijo Elchin antes de que Harry le dedicara un par de ladridos mientras movía el rabo de un lado a otro expresando cierta alegría.

Teo y Elchin llegaron al jardín Virgen de las Viñas charlando acerca de lo dura que puede ser la calle si uno no elige un lugar correcto para llevar ese estilo de vida y Elchin le hizo saber a al viejo alguna que otra batallita a la que había hecho frente por gente que no estaba dispuesta a convivir en sus barrios con la supuesta miseria que representan los mendigos y los trotamundos. Pero esto había refinado la forma de proceder de Elchin a la hora de elegir los lugares donde iba a pernoctar convirtiendo el hecho de sobrevivir en la calle en todo un arte que según él le proporcionaba también cosas buenas como el poder moverse libremente por el mundo así como huir de una vida cómoda que solía adormilar las mentes de la gente. Antes de dirigirse a comer Elchin preparó un cigarro de liar que aliñó con algo de marihuana y le comentó a Teo que si le importaba que se fumara aquella pieza antes de comer a lo que el viejo le dio su visto bueno. Ambos se sentaron en un banco de aquel bello lugar y Teo le preguntó a su compañero cuales eran sus planes a medio plazo. Elchin le contestó que cuando llegara el frío tenía pensado moverse al sur de España pero que todavía no había decidido a que lugar en específico aunque un lugar que quería visitar era Cádiz ya que durante sus aventuras como constante viajero había conocido a un par de amigos que eran de allí y que le habían invitado a pasar unos días en esa ciudad.

Teo escogió el mismo puesto para comer que el primer día en que llegó a Aranda de Duero y su dueño le reconoció quizás porque no era muy normal que un viejo se adhiriera a la comuna y frecuentara sitios para comer de ese estilo. Tras sentarse en la barra de aquel pequeño negocio que se encontraba más lleno que la última vez que lo visitó, ambos pidieron lo que iban a comer y durante la espera la conversación prosiguió.

-Dime Elchin ¿Has hablado hoy con tu Dios?

-De momento no aunque he de decirte que cuando me despedí de ti el otro día mi Dios me dijo que eras una persona interesante. Por eso te he acompañado Teo, no suelo repetir encuentros con aquellos que me dicen que debo pedir ayuda médica. - Dijo Elchin mientras se miraba las palmas de las manos con bastante atención como si pudiera leer algo en ellas.

-Anda. Pues si necesitas saber algo aquí estoy. Eso sí, no estás hablando con un sabio sino con un amante de la sabiduría. Pero antes debo preguntar ¿Cómo conociste a tu Dios? - Indagó Teo tratando de entrar en sintonía con Elchin ya que tenía serías dudas de que la voz que escuchaba esta tuviera un carácter sobrenatural.

-Se presentó un día sin más y me confirmo que había despertado mi conciencia. Por ello entendí que esta es la que hace de intermediaria entre Él y yo. - Respondió Elchin mientras recorría con su mirada los alrededores donde se encontraban.

-¿Y no le has preguntado por su nombre? - Preguntó Teo.

-Sí pero me dice que todo a su debido tiempo. Eso me extraño pero sé que es de los buenos porque me esta formando a través de prácticas  ejercicios que no hacen daño a nadie. Soy consciente de que el mal también existe en el plano superior de existencia ya que hay mucha gente que, en mi situación, comete crímenes y esparce maldad. - Contestó Elchin a la vez que llegaba la bebida que habían pedido, en concreto, agua para el viejo y una copa de vino para el humilde trotamundos.

-¿Y qué harás cuando acabe esa formación a la que estás sometido? - Inquirió Teo.

-Sé que mi Dios me abandonará tarde o temprano pero el camino sigue. Me ha dotado de una inercia que me servirá de guía para dar los pasos necesarios para poder acceder al otro mundo. Así que si mi Dios me ha traído hasta aquí debo averiguar la razón por la que lo ha hecho y si no lo consigo pues a seguir caminando.

-¿Y por qué no le preguntas? - Preguntó Teo mientras se inclinaba para rascar a Harry que había depositado su hocico sobre una de sus piernas.

-Porque no respondería. No funciona así las relaciones personales con los Dioses. Ellos, una vez que te eligen, te dan mucho margen para que trabajes tus convicciones e intuiciones. La relación fluye de lo divino a lo terrenal y rara vez al contrario. - Respondió Elchin mirando a Harry con una mezcla de orgullo y admiración.

-¿Qué consejo le darías a un buscador de la verdad? - Indagó Teo tras haberse percatado a esas alturas de la conversación de que Elchin tenía bastante don de palabra.

-La verdad se vive, no se enseña. Cada uno recorre su propio camino y tú vas bien. - Dijo Elchin dedicándole una sonrisa a Teo.

-¿Voy bien? - Inquirió Teo bastante sorprendido.

-Para tener cierta edad eres una persona curiosa aparte de altruista. tolerante y cuidadosa. Son virtudes que muchos de los que pasan por esta vida no desarrollan. Una de las habilidades de las personas más evolucionadas es la capacidad de atraer su propio destino y sea lo que sea lo que estés haciendo aquí pronto tendrá su final. - Expuso Elchin antes de darle el último trago a la copa de vino y ordenarle otra al dueño del puesto.

-La última vez me dijiste que tendré que optar por respetar mis valores o proteger algo ¿A que te referías? - Preguntó Teo intrigado por esa cuestión desde que conoció a Elchin.

-Esas son las decisiones difíciles de la vida. No sé porque mi Dios dijo eso pero parece que sea lo que sea que estés haciendo en este pueblo te está llevando a una encrucijada. Cuando la inteligencia basada en los valores morales falla no queda otra que ser valiente y optar por el mal menor. Tendrás que elegir entre seguir a tu razón o hacerle caso al corazón. No puedo decirte más porque no sé. - Dijo Elchin después de un fuerte rugido de su barriga por el hambre que tenía.

-Por cierto ¿Cuál ha sido la prueba más exigente a la que te ha sometido tu Dios?

-Sin duda, aprender a vivir en la calle con lo mínimo. Pero también fue duro cuando me indujo la idea de que mi familia y mis amigos me querían matar y yo seguí mi camino confiando en mis habilidades de supervivencia y en mí mismo sin ni siquiera levantar la voz a alguno de ellos durante ese episodio.

-Tuvo que ser duro.

-Duro es que se rompa tu realidad y tengas que seguir haciendo una vida normal y humilde sin preocupar en lo más mínimo a tu entorno y sin ningún tipo de ayuda. Pero cada vez estoy más fuerte y compagino mi verdad con la mentira superflua de este mundo.

-¿Y cual es la mentira, Elchin?

-La que nos han contado desde pequeñitos. Las élites más altas nos privan de nuestro tiempo para poder ganar dinero y sobrevivir mientras ellos tienen de todo. Pero no solo cosas materiales sino el tiempo necesario y conocimientos para prepararse para ser escogidos por el otro mundo. Viven como Dioses mientras se preparan para conocerlos. El pueblo vive pobremente y aún encima les han vendado espiritualmente los ojos. Este es una de las verdades ocultas de este mundo y que ha sido enterrada por quienes más la necesitan. La mentira es pensar que el progreso está en aumentar tu riqueza y vivir un desmesurado carpe diem y si hay algo más después de la muerte todos accedemos a ello universalmente. Esto para nada es así. - Expuso Elchin a la vez que Teo pensaba en lo equivocado que estaba su compañero ya que este sabía de sobra que el ascenso hasta Edén obedecía a otros parámetros que lograban que hubiera mucha más igualdad de oportunidades entre la población mundial del plano físico.

Cuando las comandas llegaron hasta ellos, Elchin devoró la comida como si alguien se la quisiera quitar, sorprendiendo a Teo y cuando acabó se despidió rápidamente para acto seguido encaminarse otra vez hacia el casco antiguo de la localidad junto a Harry dejando al viejo comiendo solo, algo que no le molestó ya que sabía por experiencia que la educación y los modales no eran para gente que llevaba ese estilo de vida. Se notaba que Elchin era una persona que amaba la soledad y más si necesitaba de ella para poder entablar relación con la voz que habitaba en su interior y que para el viejo aún seguía siendo de dudosa procedencia. Pero al final, pensó Teo, no le estaba haciendo daño a nadie y había desarrollado su lado espiritual incluso en momentos donde su cordura había sido puesta al límite lo que lo convertía en una persona en la que se podía confiar si se presentaba tal ocasión.

Cuando Teo pagó la comida decidió caminar para encontrar un sitio tranquilo en el que reposar y lo encontró enseguida cuando se topó con un estanque a unos cientos de metros de donde había comido. EL viejo tenía toda la tarde por delante hasta que llegara la hora de encontrarse con el tal pirata naranja para adquirir la escopolamina así que se sentó en un banco y dedicó un tiempo a contemplar el bello paisaje que le rodeaba del cual no era el único testigo allí presente ya que había una pareja bastante joven con su hijo pequeño paseando por la zona. No tardó en venirle a la mente una cuestión sencilla. Si el responsable de las desapariciones trabajaba sólo, seguramente se trataba de un asesino en serie que obtenía placer con sus fechorías pero si se trataba de un grupo, los integrantes de este seguirían a su líder como consecuencia de haber sido impresionados por este a través de artes no convencionales o sobrenaturales. La participación de acólitos en actos delictivos de carácter tan grave que les podía costar la privación de su propia libertad por su tiempo restante de vida por decisión de una autoridad judicial debería ser la consecuencia de haber comprobado que el líder de la secta poseía dones y habilidades jamás vistos por ellos así como por haber recibido promesas muy dulces y valiosas. Teo apostaba por el segundo caso y sabiendo de primera mano de la existencia de poderes sobrenaturales en la Tierra, es decir, en el plano físico, tenía que andar con pies de plomo para no ser una víctima más del poder que estaba detrás de las desapariciones de las muchachas. En definitiva, la investigación que estaban llevando a cabo él e Isi no debía levantar demasiado polvo en el camino porque al final no sabían a qué clase de fenómeno se estaban enfrentando.

En un momento dado en que Teo había caído en un estado de no pensamiento involuntario el niño pequeño se alejó de sus padres y se acercó al borde del estanque cuya agua totalmente cristalina brillaba con los rayos del sol. El niño metió la mano en el estanque y la levantó por encima de su cabeza haciendo que un filo hilo de agua chorreara hacia abajo y cuando Teo dirigió su mirada hacia su cara se percató que este lo estaba mirando fijamente mientras sonreía para acto seguido levantar su otro pequeño brazo hacia arriba y señalar al Sol. Teo sintió como si algo más lo estuviera mirando a través de los ojos de aquel infante y un escalofrío recorrió su espalda mientras observaba como a continuación el padre acudía a por su hijo y lo elevaba por encima de su cabeza haciendo que este soltara unas carcajadas mientras la madre miraba atentamente un poco más atrás claramente orgullosa de esa escena familiar.

Al rato Teo volvió en sí y tras dedicarle algo de tiempo a reflexionar en como aprovechar la tarde le vino a la mente que quizás sería buena idea visitar el hostal en el que Jon y sus socios trabajaban así que se encaminó hacia allí. De camino Teo se cruzó con una patrulla de Guardias Civiles que circulaban por la calle en un vehículo aerodeslizado lentamente prestando atención a la vida rutinaria de los habitantes del pueblo. Seguramente la patrulla pertenecía a otra ciudad de la zona pero debido al crecimiento de Aranda de Duero y hasta que se produjera el asentamiento de esta fuerza de seguridad del Estado en esta localidad, algún dirigente ya velaba por que la presencia de estos agentes de la autoridad fuera una realidad. 

Teo llegó al hostal y en el recibidor se encontraba Jon mirando un plano junto a una mujer que le daba indicaciones. Cuando Jon se percató de la presencia del viejo le hizo una señal indicando que esperara a que terminara de atender el asunto que lo tenía ocupado y a los diez minutos, cuando acabó de despachar a la visita, se acercó a Teo y le dio un abrazo.

-¿Como está mi hechicero favorito? - Preguntó Jon con una sonrisa de oreja a oreja.

-Bien. Bien. Tenía algo de tiempo y me apetecía ver vuestro hostal. - Contestó Teo.

-Pues te lo enseño pero hay malas noticias. La mujer que se ha ido es la arquitecta municipal y dice que hay una parte del edificio que tiene algo de daño estructural. Así que nos va a tocar llamar a una empresa especializada en este tipo de problemas. Esperemos poder optar a más fondos ya sean del Estado, del Ayuntamiento o de algún inversor que quiera involucrarse.

-¿De cuánto estamos hablando? - Inquirió Teo con bastante interés.

-Pues no lo sé. Tenemos que pedir un presupuesto aún. Pero seguro que saldremos adelante. Tan solo falta superar este escollo y terminar de ultimar decoraciones y alguna que otra pequeña obra.

-Me gustaría poder colaborar. En cuanto sepas algo quiero que me lo digas ¿ok Jon?

-Te lo agradezco Teo. Demos una vuelta por el hostal, necesito despejarme y no quiero fumar marihuana aquí.

Mientras Jon le guiaba a través de las instalaciones Teo pudo comprobar que la rehabilitación del edificio estaba en un estado muy avanzado y la mayoría de habitaciones estaba casi aptas para acoger a clientes a falta de instalar algo más de mobiliario. Cuando terminaron el tour que duró aproximadamente una hora, Jon y Teo se sentaron en un sofá en el recibidor al lado de la zona de registro y atención de los clientes.

-Jon, tengo que pedirte otro favor.

-Lo sabía Teo. Dime que puedo hacer por ti.

-¿Conoces de alguien en la comuna que te haya llamado la atención su comportamiento por ser excéntrico o raro? Es decir ¿Conoces a alguien por aquí que al que señalarías en el caso de que pasara alguna tragedia como una agresión mortal?

-Me estás asustando Teo. Pues la verdad es que no. Las personas que conozco son de lo más normal o al menos eso aparentan. Primero quieres escopolamina y ahora me preguntas por esto. Creo que me ocultas algo Teo y me intriga bastante.

-Tengo ya la suficiente confianza contigo para contártelo pero de momento es mejor que no. Ya llegará ese momento pero hasta entonces quiero que no te preocupes por nada ¿Entonces no te viene nadie a la cabeza?

-No, la verdad. Bueno, espera. En la zona de tiendas de campaña donde estoy instalado hay un tipo conocido por bastante gente que es bastante raro. Dicen que es muy callado y que le encanta el tema del estudio de los demonios y todo eso. Además protagonizó uno de los pocos percances que se han dado en la comuna. Cuentan que se peleó con otros dos chavales a la vez y si no llegan a frenarlo la cosa podía haber acabado bastante mal. Eso sí, también cuentan que fue en defensa propia.

-Un demonólogo ¿eh? - Dijo Teo mientras tocaba suavemente su barba.

-Sí. Sale bastante poco de su tienda de campaña y no acude ni a los encuentros con Jaidev ni a las asambleas.

-¿Sabes cual es su parcela?

-Sí. Es la 7-D. No queda muy lejos de la mía.

-¿Alguien más que te venga a la mente? - Indagó Teo poniendo una de sus manos en el hombro de Jon.

-Pues no. Creo que no. - Contestó Jon bastante pensativo. - De todas formas si se me ocurre algo ya te aviso.

-Muy bien Jon. Pues me voy a retirar a mi autocaravana. No queda mucho para que venga quien ya sabes. Gracias por la información y como te dije, me gustaría poder ayudaros en el caso de que no consigáis los fondos necesarios para las malas noticias que os han dado.

Jon volvió a darle un abrazo a Teo y volvió al trabajo de desescombro en el aseo de una de las pocas habitaciones que faltaban por acabar. Por otro lado, el viejo se encaminó hacia su autocaravana para relajarse un rato antes del encuentro con el proveedor clandestino. Cuando quedaba una hora para las nueve de la noche alguien tocó a la puerta y cuando Teo abrió vio a Isi que no venía con la mejor de las apariencias ya que se notaba que le había estado dando a la botella. El detective le comentó a Teo que no había conseguido nada durante los dos últimos días y que tan solo había venido para acompañarlo en la transacción clandestina que iba a hacer con el camello de la escopolamina. Teo tampoco tuvo mucho que decirle en cuanto a avances en la investigación así que ambos coincidieron en que el panorama era bastante desolador aunque no tardaron en ponerse a repasar tanto la información consolidada como las hipótesis que habían hecho hasta ese momento acerca de las desapariciones de las muchachas. Cuando faltaban cinco minutos para las nueve de la noche el viejo le dijo a Isi que se sentara en el asiento del conductor de la autocaravana para que el proveedor que estaba a punto de llegar no se asustara por ver que había más gente de la debida. Isi obedeció la orden del viejo mientras este estaba asomado a la ventana del comedor para detectar cuanto antes la llegada del misterioso individuo y no tardó en hacerlo ya que en la lejanía apareció una figura que se acercaba caminando al punto de encuentro que habían establecido.

-¡Ostias!¡No jodas! Lo conozco. Lo vi entrar y salir rápidamente del restaurante de Pardilla. Seguramente para comprar o vender mercancía de la que maneja. - Exclamó Teo acercándose tanto a la ventana que la tocó con su nariz.

-En Pardilla se perdió el rastro de Natalia y Jessica. Madre mía Teo, podríamos tener algo importante. - Añadió Isi.

-Sí pero necesitamos saber que es lo que le vendió o compró al dueño del restaurante que si no recuerdo mal se llama Miguel. Tengo que ganarme su confianza para averiguarlo. - Dijo Teo sin quitar la mirada de su objetivo.

-Ni lo intentes. No va a soltar prenda. Haz la transacción y ya se nos ocurrirá algo. - Expuso Isi con cierta vehemencia. 

-Esta bien. Venga, escóndete. No quiero que se asuste. - Susurró Teo consiguiendo que Isi se replegara más sobre el asiento del conductor.

La puerta de la autocaravana no tardó en sonar y Teo abrió al instante para ver al camello que no era más que un chaval con el pelo muy corto y tintado de naranja lo que le hizo comprender porque le apodaban el pirata naranja. Este le dio la mercancía a Teo envuelta en una bolsa cerrada herméticamente y le hizo un gesto para que pagara y el viejo mostró su anillo bancario que fue escaneado por el implante mental del muchacho a través de una de sus retinas.

-Gracias. Por cierto ¿Cómo contacto contigo para una próxima vez? Deberías darme tu número identificador para poder hacerlo. - Comentó Teo prestando mucha atención al entorno que los rodeaba.

-De momento sigamos haciéndolo a través de Anto ¿vale? 

-Me parece bien. - Añadió Teo.

-No me has visto y yo no te he entregado nada. Recuérdalo. Hasta la próxima. - Dijo el pirata naranja para después desaparecer en escasos segundos.

-Tenemos que analizar esta nueva información. - Expuso Teo cuando corroboró que el camello ya estaba lo bastante lejos.

-Mañana Teo. Tengo que irme, no me encuentro muy bien. Te veo por la mañana temprano en mi autocaravana. Buenas noches. - Declaró Isi acompañando sus palabras con gestos corporales que señalaban que tenía bastante prisa.

-Bueno. Vale. Buenas noches Isi. - Dijo Teo bastante sorprendido por como estaba actuando su compañero tras una revelación tan importante como la que acaban de descubrir.

Cuando se quedo solo Teo escondió a conciencia la escopolamina para después sentarse en el sofá del pequeño comedor-cocina de su autocaravana para pensar en que podía significar todo lo que acababa de pasar y en unos minutos ya tenía un par de hipótesis bien desarrolladas y que podía dirigirles a un nuevo punto en la investigación aunque le hubiera gustado que Isi le hubiera dado su opinión. Por fin Teo vio algo de luz al final del túnel que le había sumido en la oscuridad desde hacía varios días. 


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