CAP. 4.10: UN NUEVO CAUCE

A las siete de la mañana unos golpes en la puerta de la autocaravana despertaron a Teo que se había quedado hasta bastante tarde la noche anterior dándole vueltas a lo que había acontecido hacía unas horas. Cuando abrió la puerta vio a Isi apoyado sobre el chasis con una de sus manos y mirando al suelo mientras se rascaba la cabeza.

-Pasa Isi, no te quedes ahí fuera. - Comentó Teo un poco perplejo por ver a su compañero despierto tan temprano.

-Sí. Tenemos que hablar. Traigo novedades. - Dijo Isi levantando la cabeza con una sonrisa en la cara que no alcanzaba para disimular su cansancio.

-Bien ¿Qué tienes que decirme? - Preguntó Teo mientras tomaba asiento en uno de los pequeños sofás del compartimento de atrás de su autocaravana.

-El camello suministró bastantes dosis de escopolamina al dueño del bar que dices en Pardilla y no al contrario. Además lo hizo en fechas próximas a la celebración de las mega raves ¡Por fin tenemos algo con potencial! - Exclamó Isi conteniendo su entusiasmo a la vez que cerraba uno de sus puños con fuerza.

-¿Cómo lo has averiguado? Espera...¿Qué has hecho Isi? - Preguntó Teo con un tono de preocupación bastante elevado.

-Ayer perseguí al pirata naranja y pude sacarle cierta información. Al principio no quería hablar pero al final no le quedó más remedio. 

-Isi, muy mal. Dijimos que teníamos que pasar desapercibidos mientras investiguemos. Acabas de ponernos en el centro de la diana.

-Tranquilo Teo. El chaval no hablará. Le metí demasiado miedo en su cuerpo. Me hice pasar por agente de la autoridad y cuando me dijo lo que quería me aseguré de que tuviera su boca cerrada. Es más, lo desterré de este lugar así que por un tiempo no lo verán más por aquí.

-Esperemos que sea así Isi. Ahora mismo pueden pasar dos cosas. La primera es que tengas razón y la segunda es que el chaval abra la boca y tire por tierra nuestros escasos avances en la investigación.

-Tranquilo, de verdad. El chaval será una tumba. Ahora tenemos que centrarnos en la nueva información que tenemos ¿Para que quiere escopolamina el dueño de un restaurante que busca atraer a gente de la comuna a su negocio?

-Sin duda para usarla. Ya sea para servirla en su bar o para consumo propio. La cuestión es que el dueño del bar ha recibido una gran suma de dinero hace poco y podría ser que alguien haya comprado sus servicios para que sea cómplice en el modus operandi utilizado para llevar a cabo la sumisión química en las desaparecidas. Esta es una de las hipótesis a las que llegué ayer cuando te fuiste y que es la que más me cuadra.

-Quizás deberíamos ir a hablar con ese tipo. - Dijo Isi mientras se sentaba en el otro pequeño sofá.

-No. Levantaríamos mucho la atención. Si la escopolamina fluye al restaurante cuando hay una mega rave cerca, quiere decir que queda poco para que la próxima se celebre. Lo siguiente que vamos a hacer es pensar antes que actuar. Mete fría mi querido amigo.

-Vale. - Asintió Isi aceptando la recomendación del viejo.

-Si el bar es donde anulan la voluntad de las muchachas, después deben llevarlas a algún lugar mucho más discreto donde puedan trabajar con ellas. Un lugar que no esté en Aranda de Duero y que sea tranquilo. - Añadió Teo mientras hacia un rulo con los pelos de su barba.

-Pardilla cumple con esos requisitos. Es un pueblo casi inhabitado. - Comentó Isi.

.Es un buen lugar para empezar. ¿Puedes comprobar si se han vendido casas en Pardilla hace aproximadamente un año? - Inquirió Teo inclinando su cuerpo en dirección al detective.

-Sí. Espera que voy a acceder a esa base de datos. - Dijo Isi después de dar una respiración profunda para a continuación gestionar la demanda de Teo con su implante mental mientras daba golpecitos con los dedos sobre la mesa.

-Vale. Tomate tu tiempo.

-Se vendieron dos casas. Una a nombre de Héctor de la Fuente Blanco y otra a nombre de Carlos Jiménez Jones. La primera es una compraventa entre hermanos y la segunda es a un tercero.

-Bien ¿Puedes acceder a más datos personales de esas personas?

-Primero buscaré en redes sociales y si no obtengo nada tendré que acceder a una base de datos pirata, lo cual no es barato.

-Vale. No te preocupes por el dinero Isi. Y menos ahora que podemos haber dado un buen paso en la investigación.

-Dame unos minutos. - Dijo Isi antes de abstraerse de la conversación para tratar de obtener lo que Teo le había pedido volviéndose a conectar a la red global de datos.

-Vamos, necesitamos algo de suerte esta vez para parar a esos malnacidos. - Susurró Teo para sí mismo a la vez que su pierna derecha no dejaba de temblar.

-Vale. Héctor es un señor mayor de ochenta y dos años natural de esta zona. Es viudo y su pasión es la caza con arco y la cría de palomas mensajeras según lo que veo en su perfil social. Ahora vamos a por Carlos.

-El primero no me cuadra con lo que estamos buscando. Ataca a Carlos ahora. - Dijo Teo juntando la palma de sus manos frente a su cara.

-No tiene perfil social así que ya te dije lo que hay. Dame unos segundos. - Dijo Isi mientras inclinaba su cabeza ligeramente hacia el suelo.

-Adelante Isi.

-Carlos es un chaval de veintiocho años nacido en Barcelona de padre español y madre inglesa. No hay muchos más datos aparte de que tiene carnet de conducir y sus trabajos siempre han estado relacionados con la instalación de sistemas de audio y sonido.

-Esto ya me gusta más. ¿Podemos acceder a alguna foto de él?

-Sí, te la paso. Bueno, no puedo, no tienes implante mental pero en mi autocaravana tengo bastantes juguetitos, entre ellos una impresora láser. - Dijo Isi guiñandole un ojo a Teo. 

-Pues vamos. Si no obtenemos nada tendremos que hacer lo mismo con otros pueblos cercanos a Pardilla. Creo que esta línea de investigación es la correcta.

Teo y el detective accedieron a la autocaravana de este y, tras encender el ordenador de abordo, Isi enlazó su implante mental e imprimió las fotos de las dos personas que habían comprado una casa en Pardilla hacía relativamente poco. Tras entregárselas al viejo este vio primeramente la de Héctor y se la devolvió a Isi para seguidamente después cambiar por completo la expresión de su cara de un estado nervioso al de euforia contenida.

-Jamás olvidaría estas pintas, Isi. Jamás había visto que alguien se tintara las rastas con color plata. Este tal Carlos estaba en el restaurante de Pardilla sentado en una mesa junto a otros dos individuos. No se ven rastas blancas todos los días.

-¿Entonces lo reconoces? . Preguntó Isi tocando la foto.

-Por supuesto. Y creo recordar que el dueño del restaurante lo saludó junto a sus otros colegas. Este tal Carlos y el dueño del restaurante son nuestros principales sospechosos ahora y por aquí tenemos que seguir avanzando pero Isi, por favor, no vuelvas a arriesgar tanto como lo hiciste anoche con el pirata naranja. Promételo.

-De acuerdo Teo, te lo prometo ¿Y ahora qué?

-Tenemos que allanar la casa de Carlos. Quizás ahí esté la prueba definitiva que los relacione con la desaparición de las muchachas.

-Algo arriesgado ¿no? - Preguntó Isi poniendo uno de sus puños sobre su boca.

-No si lo hacemos durante la celebración de la asamblea o la conferencia-espectáculo de Jaidev. Pero antes tienes que hacer una cosa Isi. 

-Lo que sea Teo. He avanzado más en cinco días contigo que en un mes yo solo.

-Tienes que hacer un seguimiento para averiguar quién entra y sale de esa casa. Hoy es Jueves. Tenemos un par de días por delante para obtener toda la información que podamos acerca de que personajes se relacionan con este tal Carlos Jones. Esa va a ser tu tarea. Como detective experimentado no deberías tener ningún problema para llevarla a cabo sigilosamente. - Comentó Teo.

-Es lo que mejor se me da. Cuenta con ello. - Dijo Isi con una notable seguridad.

-Conforme obtengamos algo de información ya veremos cuando será el mejor momento para entrar en la casa y ver que es lo que esconden ahí dentro. Pero mejor empieza mañana por la mañana. Dejemos que se asiente tu acto de valentía de ayer.

-No hace falta. El pirata naranja no está por la zona. Le puse un localizador a su vehículo y esta mañana ha salido en dirección a Madrid. - Expuso Isi enseñándole un pequeño aparato tecnológico a Teo que recogía los movimientos del supuesto vehículo del pirata naranja en la fina pantalla.

-¡Qué bueno eres!. Pues estate atento a sus movimientos y comprueba que no decida volver. Podría dar la voz de alarma a nuestros sospechosos. Si vuelve te tocará interceptarlo. No lo olvides. - Comentó Teo señalando a la pantalla que le había mostrado Isi.

-Está bien ¿Y tú? - Indagó el detective.

-No lo sé. Ya se me ocurrirá algo. Si quieres nos vemos esta noche en mi autocaravana para cruzar impresiones e información. No pierdas de vista los movimientos del pirata naranja. Es de vital importancia asegurarse de que no vuelva por aquí. - Dijo Teo con un semblante muy serio.

-De acuerdo Teo. Veré que puedo averiguar espiando esa casa. Nos vemos esta noche. - Dijo Isi antes de abandonar la casa rodante del viejo con cierto apremio.

Teo volvió a su autocaravana y se sentó en el asiento del conductor con la sensación de que había algo que se le había olvidado comentar durante su conversación con su compañero detective pero en ese momento no le vino a la mente. El viejo decidió relajarse un rato en el cómodo sillón y repasar los niveles en el que se encontraban los recursos que necesitaba la autocaravana para funcionar correctamente que venían indicados en una pantalla al lado del volante. Por alguna razón le entraron muchas ganas de conducir pero no tenía ni idea de donde ir así que tras pensar un rato decidió que se dirigiría al este por la carretera nacional que unía Aranda de Duero con Soria y que recibía el nombre de CNVS por ser el nexo entre Valladolid y Soria. El viejo se vio tentado por llegar hasta Soria para comprar ciertas cosas que tan solo se podían encontrar en ciudades del tamaño de esta pero al final rechazó esta idea por el hecho de que le apetecía más parar en un pueblo tranquilo para pasar el día sumergido en sus pensamientos. Durante su anterior vida retirado en los bosques Teo hizo una lista de pueblos que le gustaría visitar debido a que los autóctonos de esa zona se lo habían recomendado y entre ellos se encontraba El Burgo de Osma, una localidad que había sido declarada conjunto histórico-artístico hacía unos siglos atrás. Así que el viejo, tras elevar la autocaravana sobre el asfalto recogiendo las patas sobre las que se asentaba puso rumbo hacia allí y en aproximadamente cuarenta y cinco minutos llegó a su destino cuando el reloj del vehículo marcaba las diez de la mañana.

Teo enseguida vio señales de que el pueblo estaba casi deshabitado así que se arriesgó a dejar su autocaravana en un lugar bastante céntrico junto al único lugar que aún albergaba algunos negocios y que se trataba de la plaza mayor del municipio presidida por el Ayuntamiento y el Hospital de San Agustín. No tardó en descubrir el motivo por el que le habían recomendado visitar el municipio, el cual era que contaba con un patrimonio monumental importante para el tamaño de la población que había acogido en la antigüedad. A Teo le encantaba la historia del arte así que rápidamente comenzó a explorar el pueblo en busca de las joyas que albergaba mientras mantenía en su mente todo lo acaecido en las últimas horas respecto de la investigación que estaba llevando a cabo junto a Isi.

Tras visitar varios lugares en claro estado de deterioro como la Catedral de Santa María de la Asunción, la antigua Universidad de Santa Catalina, el Palacio Episcopal, el Seminario de Santo Domingo de Guzmán, algún tramo de la muralla y el Castillo de Osma, Teo decidió, ya bastante cansado, encontrar un lugar para comer y tuvo que ir a morir a la Plaza Mayor donde aún operaba el último mesón del municipio. Cuando terminó de disfrutar de un menú que le gustó mucho por ser bastante tradicional, el viejo ordenó que le sirvieran un café en una de las mesas de la terraza para poder disfrutar de las bellas vistas que el lugar ofrecía. Mientras tomaba café vio salir del mesón a representantes de la Iglesia Católica a los cuales reconoció por portar túnicas sacerdotales, el alzacuellos característico y la estola bien cruzada por delante del cuerpo y ajustada a este con el cíngulo. También portaban mochilas de gran tamaño que contrastaban con la elegancia de sus ropajes. Teo pensó que debían ser sacerdotes errantes que se dedicaban a llevar la palabra del señor por los pueblos de la zona muy mermados en cuanto a población. Teo sabía que en el Siglo XXII se produjo la crisis de la Iglesia Católica por perder a muchos seguidores y esta se vio obligada a vender una parte importante de su patrimonio a los diferentes Estados donde estaba asentada. Los Estados se hicieron cargo de este patrimonio histórico llevando a cabo campañas de restauración y rehabilitación de los monumentos más simbólicos. En el caso de España, el Estado cedió estos activos a los municipios donde se encontraban pero debido a la escasez de recursos de los pueblos por la falta de recaudación debido a la merma de la población rural, no se invirtió en su recuperación hasta ahora que gracias a la buena marcha de la economía del sector público ya se estaban concediendo fondos estatales a los municipios para llevar a cabo esta tarea. Como la Iglesia ya no contaba con centros donde ejercer su actividad religiosa creó la figura del sacerdote andante quienes se dedicaban a recorrer los centros de población celebrando las misas y atendiendo a sus obligaciones en lugares públicos o cedidos por los Ayuntamientos. Uno de ellos se paró delante de Teo.

-Buenas tardes. ¿Conoce usted la palabra del señor? - Preguntó aquel joven sacerdote que portaba una Biblia en la mano.

-La conozco bien ¿A dónde se dirigen ustedes? . Inquirió Teo tratando de evitar que la conversación se centrara en convencerle de la palabra de Dios.

-Ahora nos dispersaremos por los diferentes pueblos del noreste peninsular para llevar la palabra a todos los pueblos. - Dijo el joven sacerdote.

-¿Y aquí tenéis vuestra sede? - Preguntó Teo.

-Efectivamente. Este pueblo albergó en su día a la ya desaparecida diócesis de Osma, una de las más antiguas de España y por eso nos reunimos aquí una vez al mes para preparar la acción evangélica. - Contestó el presbítero a la vez que se tocaba el corazón.

-¿Cómo le va a la Iglesia en estos tiempos? - Indagó Teo con ganas de escuchar la respuesta de uno de los miembros oficiales de esa organización religiosa.

-Son tiempos difíciles. La palabra nunca había sido tan ignorada en la sociedad y por eso corren los tiempos que corren. 

-Pues yo diría que corren tiempos buenos y seguros para la humanidad. La verdad que en eso creo que te equivocas. - Añadió Teo mientras movía el café con la cucharilla.

-Te diré que se está generando un caldo de cultivo que no va a traer nada bueno porque aunque parezca que a nivel individual todo va bien, el poder se ha desvinculado de la palabra de Dios y vivimos en la calma antes de la tempestad. 

-¿No te parece que estás usando la estrategia del miedo para tu labor evangelizadora? - Inquirió Teo con una leve sonrisa en su cara.

-No. El verdadero miedo vendrá cuando los demonios desplacen las buenas intenciones de los poderosos dentro de sus mentes. La gente necesita a Dios para vivir en paz pero Dios también necesita a la gente para garantizar la paz. Si todo sigue así ya me darás la razón. Y Dios no quiera, más pronto que tarde. Que Dios te bendiga amigo mío. Cuídate. - Dijo el joven sacerdote antes de alejarse a paso ligero para tratar de alcanzar al grupo del que se había separado.

Teo levantó la mano en forma de despedida mientras sonreía tímidamente. De buena mano conocía que la Casa de Yahvé era una casa sagrada más entre tantas otras  en Edén y que sus enseñanzas, pese a haber sido importantes así como contraproducentes en la historia de la humanidad, al final eran el producto de otros contenidos espirituales más antiguos que no eran capaces de competir con la grandeza intelectual de otros Dioses con mucho más peso en la Esfera de Existencia del Mundo Intangible que abrazaba a la humanidad. De todas formas, el sacerdote con el que había mantenido la conversación parecía un joven intrépido con algo de cabeza ya que supo contestarle con respuestas que daban que pensar.

Mientras se tomaba el café, le vino a la mente lo que se le había olvidado comentarle a Isi a primera hora de la mañana. La cuestión es que la compra de la casa por el individuo de rastas blancas indicaba que tenía acceso a grandes cantidades de recurso. Además el dueño del restaurante había recogido una suma importante de dinero con la que se compró el carísimo vehículo que tenía por lo que quizás la fuente de esa riqueza también proviniera de la secta a cambio de que colaborara disolviendo la escopolamina en la bebida de las víctimas que le eran señaladas. En definitiva alguien estaba financiando esa actividad criminal y ese era un punto importantísimo a resolver si querían cortar de raíz la actividad criminal que estaba provocando la desaparición de muchachas en la zona.

La tarde avanzó y Teo no tardó en abandonar el lugar para regresar a tierras arandinas pero el viejo hizo una parada en un pueblo conocido como San Esteban de Gormaz ya que en el restaurante donde había comido le hicieron saber que si le gustaba visitar sitios idílicos, este era un lugar que no se podía perder y que también fue nombrado conjunto histórico-artístico hacía ya bastante tiempo atrás. Como los pueblos de alrededor, el lugar estaba abandonado de la mano de Dios pero aún conservaba cierto esplendor por los monumentos de interés que se encontraban bajo sus dominios y que Teo no dudó en visitar centrándose en la Iglesia de la Virgen del Rivero y la Iglesia de San Miguel Arcángel. En esta última cogió una senda que le llevó lo bastante cerca del castillo medieval que presidía la zona pero como se estaba haciendo tarde el viejo se conformó con las vistas desde la distancia y desde donde conversó con un peregrino que le informó que estaba realizando el Camino del Cid, uno de los personajes heroicos más importantes de la historia medieval europea, y que era una ruta literaria basada en el Cantar, primera obra poética extensa de la literatura española. Teo desconocía tanto al personaje como la existencia de ese itinerario pero esa información despertó profundamente su interés lo que le hizo prometerse que indagaría en el asunto en cuanto pudiera mientras volvía a su autocaravana para poner rumbo a Aranda de Duero ya que se estaba haciendo tarde y quería localizar a Isi para que le informara de los resultados de su espionaje.

Como la última, vez alguien había ocupado su plaza en el parking de caravanas junto al Santuario Virgen de las Viñas y le tocó dar un par de vueltas hasta encontrar un sitio para estacionar. Teo se dirigió a la autocaravana de Isi pero esta no se encontraba allí así que el viejo pensó que seguramente debía encontrarse en Pardilla cumpliendo la misión que había aceptado esa misma mañana. Sin mucho más que hacer Teo volvió a su casa rodante y se puso a planear que haría el día siguiente pero no llegó a ninguna conclusión ya que las opciones se agotaban. Sobre las once de la noche decidió dar un pequeño paseo por las calles casi desiertas del casco antiguo del pueblo para tratar de despejarse y ver si la inspiración le llegaba pero no fue así. También se dio una vuelta por el parking de caravanas para ver si localizaba la casa rodante de Isi pero el resultado fue negativo por lo que se retiró a su vehículo con una sensación que mezclaba las ansías por saber si su amigo detective había averiguado algo y cierta  preocupación por su compañero. Al final Teo se quedó dormido sobre las doce de la noche tras un día muy productivo para la investigación siempre que su intuición no le estuviera fallando, algo que más pronto que tarde sabía que iba a comprobar.


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