CUIDANDO NUESTRA SALUD MENTAL

  Todos estamos de acuerdo en que el mundo está sufriendo una epidemia circunscrita en el desarrollo de problemas de salud mental afectando cada vez a más gente como si de una progresión aritmética se tratara. Esto es una evidencia si atendemos a ciertos indicadores que remarcan el crecimiento de suicidios, bajas por depresión o ingesta de medicamentos antidepresivos. Sin embargo las causas de este panorama desolador son difíciles de discernir aunque yo me atrevería a decir que se deben a una cada vez mayor globalización y acceso a la información que hace que nos lleguen estímulos externos que nos hacen interiorizar un sentimiento de insignificancia personal. A todo el mundo le va bien excepto a nosotros mismos y eso es porque la miseria y los estados mentales tristes no tienen una buena venta en los mercados de información. 

   Cuando uno está mal es primordial levantar la mano para pedir ayuda y comenzar con un trabajo terapéutico profesional para salir del hoyo así como apoyarse en el círculo social más cercano para que el contacto con la realidad no pase únicamente por nuestro lóbrego paradigma que se ha instalado en nuestro ser y desde el cual distorsionamos la interpretación de nuestra propia vida así como creamos miedos y ansiedades ante amenazas inexistentes. 

   Pero cuando uno está bien se debe armar con un escudo que le prepare para afrontar el día a día con optimismo y confianza. Este escudo es conocido como inteligencia emocional que tanto se ha puesto de moda y que yo, sacando factor común de su contenido, me atrevo a decir que al final se trata de disponer de cierta sabiduría proveniente de una formación filosófica básica que englobe a algunas escuelas de pensamiento y, lo más importante, que despierte en nosotros un amor por la sabiduría. 

   Del budismo podemos aprender que del deseo nace el sufrimiento así que hay que procurar manejar con diligencia este asunto. Debemos ser realistas y cuidadosos con las necesidades que nos generamos. Estas deben ser asequibles para nuestra situación actual ya que debemos cubrirlas para autorrealizarnos como consecuencia de su consecución.

   Del estoicismo podemos sacar la idea de que no todo depende de nosotros mismos y no debemos frustrarnos por que no nos favorezca aquello que no controlamos. Nuestro trabajo acaba con nuestra área de influencia y distinguir dónde acaba esta y empieza lo incontrolable es de vital importancia para evitar tanto remordimientos de conciencia como golpes a nuestra autoestima.

  Hay muchas más corrientes de pensamiento que pueden ayudarnos con nuestra salud mental y cuanto más azúcar más dulce pero, en mi opinión, la adquisición de conocimientos sin interiorización no sirve de nada. Por ello el avance en esta tarea debe ser lento. Al final los pensamientos se convierten en sentimientos y estos en estados mentales por lo que podemos afirmar que existe cierta química en los primeros. Cuidemos nuestra actividad mental y nos servirá de primer muro contra los duros golpes que la vida puede llegar a dar.

Frase célebre:

"Tú depresión no es un problema técnico, es una señal. Escúchala." - JOHANN HARI



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