CAP. 1.6: PRIMERA ETAPA DEL CAMINO

Teo y Sheila siguieron avanzando por la carretera que unía Soria con Logroño y dejaron atrás distintos pueblos como Islallana, Nalda o Albelda de Iregua para comenzar a entrar en el área metropolitana de Logroño. El viejo le comentó a Sheila que después de la gran crisis económica mundial de la que habían estado hablando se produjo un "baby boom" mundial impulsado por políticas nacionales y mundiales que perdura hasta actualmente y que facilitaron un importante aumento de la natalidad en el mundo y también en España. El área metropolitana de Logroño había crecido bastante absorbiendo a las poblaciones situadas a su alrededor y la población de esta ciudad había superado el millón de habitantes convirtiéndola en la ciudad más grande de la zona. Teo también le dijo que esta gran urbe fue la capital de la ya desaparecida Comunidad Autónoma de La Rioja aludiendo a la explicación que le dio unos días atrás acerca de la eliminación de este nivel administrativo hace ya más de cincuenta años. 

La periferia de Logroño estaba formada por barrios que albergaban casas unifamiliares, urbanizaciones y pueblos con sus respectivos servicios que habían sido absorbidos o mancomunados por el Ayuntamiento de esta ciudad y que señalizaron a Teo y Sheila que ya se estaban aproximando a su destino. Cuando ya quedaban unos pocos kilómetros para llegar al núcleo de la ciudad, el viejo y la muchacha cruzaron por encima de una autovía que circunvalaba a esta y comenzaron a distinguir en el horizonte la parte de la urbe más vieja y los altos edificios que conformaban el área financiera situados en la orilla sur del caudaloso río Ebro. Teo y Sheila llegaron al final de la Carretera Nacional que desembocaba en una gran rotonda que también enlazaba con otra autovía dejando atrás ya zonas plagadas de servicios tanto privados como municipales y accedieron por el sur al centro de la ciudad en busca de un lugar donde hospedarse para pasar la noche mientras las calles ya convertidas casi todas en peatonales acogían bastante vida ya que era la hora de volver a casa después de atender a las obligaciones del día. Se veían ciudadanos que montaban bicicletas, patinetes aerodeslizados y peatones así como todo tipo de robots de uso profesional y doméstico que representaban la civilización del Siglo XXIII y a la que Teo pensó que Sheila estaba muy acostumbrada pues había huido de ese panorama en Madrid. Los negocios comenzaban a cerrar y los bares y restaurantes a llenarse con clientes que buscaban socializar un poco antes de retirarse a sus casas, algo muy característico de la cultura española que tanto agradaba a Teo, sobre todo porque la gente era muy abierta e inclinada a relacionarse con desconocidos. Pese a ser el mes de Agosto y haberse ido mucha gente de vacaciones a otros lugares entre los que se encontraban los bellos litorales que ofrecía la península ibérica, la ciudad estaba muy viva. El viejo guió a Sheila por el núcleo urbano, cruzaron la gran vía del Rey Juan Carlos I y llegaron a la Calle Portales, mítica por acoger a los edificios más importantes de la ciudad hasta que tras callejear un poco alcanzaron el hotel que Teo había escogido deliberadamente para pasar la noche, un hotel de elevada categoría muy céntrico junto al barrio financiero y el río que atravesaba Logroño. Sheila se fijó en que Teo no iba a escatimar en gastos pues aquella opción parecía ser bastante cara y antes de entrar al edificio el viejo le aclaró que mientras estuvieran juntos ella no tenía que pagar nada así que no quería reproches de ningún tipo.

Ambos accedieron al hall del hotel que tenía un techo altísimo embellecido con frescos que representaban a la cultura griega clásica y estaba amueblado con los más exquisitos muebles de color blanco que contrastaban con el patrón de colores de aquella inmensa estancia. El viejo realizó las gestiones oportunas para reservar una habitación doble con un autómata mientras Sheila se maravillaba con la belleza de aquel lugar. Cuando Teo terminó otro androide se acercó a los dos para cargar con sus macutos y los tres se dirigieron al ascensor, el cual los llevó hasta la planta veintidós de aquel edificio. Allí localizaron su habitación y accedieron a ella mientras Sheila se asombraba de lo magnífica y acogedora que era aquella estancia, que más que una habitación parecía una vivienda entera totalmente domotizada y con las últimas prestaciones y tecnología . Aquel lugar tenía dos baños, dos habitaciones y una amplia cocina comedor que le dio una idea de los recursos que invirtió su compañero tan solo para pasar unas horas lo que le dio otra visión de Teo, más sibarita y con un enorme poderío. Cuando el robot depositó sus equipajes en el armario que estaba en la entrada y Sheila cerró la puerta otro autómata les dio la bienvenida y les ofreció un breve tutorial acerca de todo lo que podían encontrar y hacer allí incluido los servicios que este les podía proporcionar entre los que se encontraban una serie de masajes, encargos y entretenimiento. Entonces Teo le dijo a Sheila que iba a disfrutar de la bañera de hidromasajes para después recibir una sesión de fisioterapia en las piernas de la mano del androide lo que le llevaría aproximadamente dos horas así que no contara con él durante ese tiempo y que si quería comer o cualquier cosa que no dudara en disfrutar de los servicios de calidad que el hotel ofrecía. Sheila optó por una ducha rápida y alquilar un documental en la gran televisión de su habitación sobre la gran crisis económica del año dos mil ciento veinte de la que estuvo hablando con Teo esa misma mañana. Más o menos ambos acabaron a la vez sus actividades sobre las diez de la noche y al viejo se le notaba relajado. Teo se había puesto un albornoz blanco que contrastaba con su barba canosa desprovista de la trenza que había llevado durante todo el día. Este le preguntó a Sheila si le apetecía subir a la azotea del hotel para disfrutar de las vistas de la ciudad, que ya se encontraba iluminada y ella aceptó por lo que subieron con el ascensor hasta la planta treinta del edificio y se asomaron a uno de los bordes protegidos por una baranda dotada con sensores con la capacidad de alertar a un androide que allí se encontraba en el caso de que alguien la sobrepasara.  

Teo entonces comenzó a mostrarle a la muchacha varios puntos interesantes de la ciudad empezando por la Concatedral de Santa María de la Redonda y sus dos torres gemelas del Siglo XVIII. A continuación el viejo señaló a Sheila el viejo puente de piedra y el puente de hierro, ambos con más de trescientos años de antigüedad. También le hizo saber acerca de la gran cantidad de bodegas que se encontraban en la ciudad remarcando las franco españolas fundadas en 1890 como unión entre Francia y España. Teo siguió ilustrando un poco a su compañera acerca de otros puntos interesantes de Logroño hasta que dio con una construcción que no había visto en su anterior visita a la urbe y que básicamente era una pirámide de base pentagonal cuya altura superaba a la de los edificios que la rodeaban y que en cada esquina se erigía una columna sumando un total de cinco y que cada una de ellas acababa en una escultura de algún personaje que el viejo no llegaba a reconocer. Entonces Sheila le dijo que se trataba de un monumento dedicado a la nueva religión del evolucionismo y que cada estatua representaba a un elegido para liderar a las Arcas Estelares hacia las profundidades de la Galaxia. El viejo se sorprendió muchísimo ya que tan solo habían transcurrido dos años desde la Teofanía del Tratado de las Esencias que habían dotado de poderes sobrenaturales a aquellos cinco elegidos que  también pasaron a ser llamados Príncipes Estelares y ya habían levantado una bella construcción en un lugar céntrico de la ciudad lo que revelaba la gran cantidad de recursos que comenzaba a manejar esa nueva religión.

Cuando acabaron de pasar aquel agradable rato en la azotea del hotel ambos se retiraron a la habitación donde comenzaron a programar el viaje hacia Burgos y que dividieron en cinco etapas que finalizarían en Nájera, Santo Domingo de la Calzada, Belorado, San Juan de Ortega y por último la ciudad de Burgos, donde se separarían los caminos del viejo y la muchacha. Estas etapas eran las que normalmente solían hacer los peregrinos del Camino de Santiago Francés así que ellos no iban a hacerlo de forma distinta. Ambos llegaron a la conclusión que la primera etapa era la más dura así que acordaron levantarse bastante temprano para enfrentarla sin prisas y hacer alguna gestión en Logroño como aprovisionarse de ciertas cosas y recorrer la ciudad tranquilamente antes de abandonarla por lo que después de planificar su periplo cada uno se retiró a su respectiva habitación para disfrutar de un sueño reparador proporcionado por el confort de unas camas que sobre todo el viejo había echado muchísimo de menos.

A las ocho de la mañana ya se encontraban en la puerta principal del hotel después de desayunar en su bufet y de que Teo pagara los servicios disfrutados al androide que ejercía las funciones de recepcionista. Después de comprar ciertos aprovisionamientos por los dos y renovar parte del equipamiento de Teo que ya estaba desgastado por la vida en el bosque, este y la muchacha cogieron la Calle Marqués de Murrieta hasta que esta se convirtió en la Avenida de Burgos para acabar convirtiéndose en la Carretera Nacional de Burgos-Logroño o también conocida como CNBL y que estructuralmente era muy parecida a la CNSL. Una autovía les acompañaba durante la travesía y que incomodaba un poco a Sheila y Teo pues querían volver a disfrutar de un entorno totalmente rural pero rápidamente se olvidaron de este detalle cuando alcanzaron el entorno natural del embalse de la Grajera.. Aquí ya pudieron comprobar que estaban recorriendo el Camino de Santiago pues la vía estaba mucho más concurrida por peregrinos que se dirigían a Nájera tanto individualmente como en grupos y desde andando hasta en bicicletas o monturas biónicas tan solo aptas para las vías peatonales. Incluso algunos se ayudaban de cargueros robóticos de tamaño pequeño y mediano para liberarse del peso de su equipaje y aliviar las largas caminatas.

Tras dejar atrás las afueras de la metrópoli de Logroño comenzó a aparecer un suave paisaje plagado de viñas y árboles frutales  que acompañaría durante bastantes kilómetros a nuestra pareja de protagonistas. Finalmente, tras más de dos horas de camino alcanzaron Navarrete, un pueblo que respiraba vida por ser parada obligatoria para los peregrinos del Camino de Santiago y porque era el único centro alfarero de la zona que había retomado grandiosamente esta actividad como consecuencia del potenciamiento de la demanda de artes y manufacturas tradicionales que había traído el Nuevo Renacimiento y que no pasó inadvertido para el viejo y la muchacha pues había talleres y chimeneas industriales en funcionamiento por todo el pueblo. También el viejo gremio de alfareros había renacido acogiendo a bastante gente joven que había decidido aprender este viejo oficio como medio para ganarse la vida. Teo le explicó a Sheila que la gente cada vez le daba más valor añadido a las artes no industrializadas y que eso era bueno pues permitía la convivencia entre los viejos oficios y los procedimientos avanzados tecnológicamente lo que se notaba que alegraba al viejo notoriamente. El concepto "made by humans" se había esparcido rápidamente por todo el mundo en menos de dos años e incluso había empresas que garantizaban que en la totalidad de su proceso productivo no utilizaban tecnología lo que le hizo recordar a Sheila las palabras que le dijo el viejo acerca de que el Nuevo Renacimiento iba a traer muchas cosas nuevas pese a que la revolución robótica inteligente ya había sido controlada por el Gobierno Mundial para que no produjera desigualdades y miseria en ciertos sectores de la población y ciertos países.

El documental que Sheila vio la noche anterior acerca de la gran crisis económica que duró de 2120 a 2153 le mostró que fue el origen del Gobierno Mundial y que este actuó rápidamente para estabilizar la economía actuando sobre cinco ejes principales que fueron prohibir los paraísos fiscales, inyectar el dinero de políticas monetarias expansivas directamente en las cuentas de los ciudadanos en vez de a los Bancos, la obligatoriedad de que los robots cotizaran a las seguridades sociales de los diferentes Estados, la implantación de un sistema que hacía caducar el dinero bajo un sistema de justicia y proporcionalidad a favor de las distintas naciones y la implantación de la más poderosa Inteligencia Artificial como directora de la política económica mundial. Sheila pensó que era impresionante  cuando la humanidad se proponía algo a nivel global y trabajaba por mejorar la sociedad pero es que, como le dijo Teo, la especie humana le vió bien las orejas al lobo en aquella etapa oscura y, al final, se trató de renovarse o morir y al parecer la renovación estaba funcionando bastante bien haciendo que la miseria y mortalidad producida por la gran crisis económica no fuera en vano.

Teo le pidió a Sheila que le acompañara al interior de una gran tienda de alfarería y tras indagar por las mercancías que allí se presentaban se dirigió hacia uno de los trabajadores del negocio  para comprar un par de macetas de grandes dimensiones con algunos detalles y relieves en su exterior que le habían entrado por el ojo. El viejo pagó poniendo su anillo bancario a la vista del comerciante y dio la orden de que enviarán las macetas a dos direcciones distintas ubicadas en Reino Unido alegando que se trataba de unos regalos para dos viejas amigas. Tras cerrar el trato Sheila le preguntó por aquella compra y Teo le contestó que quería apoyar aquella emergente actividad que había repoblado ese municipio y, de paso, alegrar el día a unas viejas compañeras que conoció durante su estancia en Inglaterra. Sheila entonces dibujó una sonrisa en su cara ya que había descubierto otra faceta de su compañero, el de ser detallista y comprometido. Cuando aproximadamente eran las doce de la mañana el viejo y la joven se pusieron en marcha hacia el oeste con el objetivo de alcanzar el pueblo de Ventosa para comer pero antes y como siempre, Teo quiso dedicarle unos momentos a estudiar la arquitectura de la Iglesia parroquial situada en el casco antiguo del municipio y que le hizo saber a su compañera que era de estilo renacentista.

A las dos de la tarde llegaron a Ventosa, en las estribaciones de la Sierra de Moncalvillo, por un camino ya desvinculado de la moderna Carretera Nacional y Teo y Sheila vieron que la principal actividad económica de aquella localidad era el cultivo del viñedo. El pueblo estaba aún vivo gracias al paso del Camino de Santiago que potenciaba ligeramente el comercio y a la presencia de un par de hoteles rurales, unas bodegas y un camping para caravanas. Teo y Sheila accedieron para comer en uno de esos hoteles que se encontraba bastante lleno de lo que parecían ser otros peregrinos y tardaron un poco en ser atendidos. Durante la espera un joven de constitución alta y robusta entró al comedor cargado con sus pertenencias y se sentó en una mesa pero al ver a Teo y Sheila charlando se acercó a estos y tras saludarlos con mucha educación les dijo si no les importaba si se sentaba a comer con ellos ya que estaba cansado de comer solo durante su peregrinaje. Sheila miró a Teo que tras una breve consideración aceptó. El joven entonces se sentó junto a ellos y comenzó a hablar.

-Mi nombre es David y vengo de Alicante con la idea de llegar a Santiago. Gracias por permitirme comer con vosotros.

-De nada, no te preocupes. Yo me llamo Sheila y soy de Madrid. - Dijo Sheila pasando a mirar a Teo.

-Yo soy Teo y soy de un pueblo un poco más al sur de aquí. Dime David, ¿Dónde comenzaste el camino? - Preguntó Teo a David mientras se tocaba la trenza de su barba.

-En Pamplona. Es una ciudad que siempre quise visitar por estar a la vanguardia de la tecnología en los tiempos que corren y por su carácter de ciudad universitaria. Desde luego que es preciosa. Así que allí empecé esta aventura y conseguí matar dos pájaros de un tiro. - Contestó David.

-Si, yo he estado allí un par de veces y desde luego que es una obligación visitarla. Nosotros hemos empezado el camino hoy mismo en Logroño. ¿Se puede saber a que te dedicas David? - Indagó el viejo.

-Mi padre tiene una empresa familiar de tratamiento de residuos producidos en las plantas desalinizadoras de agua del mar y que reinsertamos en otros sectores del tejido productivo para que no contaminen el medio ambiente. Yo me encargo del departamento comercial. - Replicó David desviando su mirada hacia Sheila.

-Que interesante. ¿Y cómo se aprovechan esos residuos? - Volvió a preguntar Teo con curiosidad.

-Pues primero te diré que el agua del mar tiene minerales raros y costosos de extraer en la tierra. Producimos desde sal comercial, recuperamos los metales para obtener distintos materiales, utilizamos la salmuera para el tratamiento del pescado y elaboramos un tipo de agua para uso en cultivos hidropónicos. También tenemos un departamento de investigación para seguir innovando en el uso de los residuos y colaboramos con la Universidad de Alicante en esto. La verdad es que nos va bastante bien. - Contestó David para después ser atendido por el camarero al que le pidió que le trajera lo mismo que habían pedido para comer Teo y Sheila. - Y vosotros ¿Sois familia?

No, tan solo buenos compañeros de viaje. Yo disfruto de un año sabático para aclarar ideas y Teo, bueno mejor que te aclare él. - Dijo Sheila mirando a su compañero de viaje.

-Yo disfruto de mi jubilación en estas tierras maravillosas. Así que, mis queridos jóvenes, tenéis que trabajar duro para pagar las pensiones de viejos como yo. - Añadió Teo dando un golpe en la mesa.

Sheila y David se rieron y los tres siguieron charlando acerca del Camino de Santiago e intercambiando información para conocerse mejor. Teo calculaba que David debía tener unos treinta años y obtuvo una buena impresión de él, algo que le agrado pues era bueno para su compañera que conociera a más gente de bien con la que afrontar el último tramo del camino cuando su aventura finalizara en Burgos. Cuando terminaron de comer David fue al baño y aprovecho para pagar la cuenta de los tres haciendo contacto visual con la mirada del camarero en modo cobro, la última tecnología de pago facilitada por los implantes mentales obligatorios desde hacía unas décadas. Teo pidió la cuenta cuando acabó su café y David le dijo que ya estaba todo listo, algo que el viejo y la muchacha le agradecieron. Los tres abandonaron el hotel rural y en la entrada de este David les consultó si podía recorrer la distancia hasta Nájera con ellos. Teo y Sheila aceptaron y el trio se puso en marcha no sin antes la rigurosa y breve siesta que le gustaba echarse al viejo junto a la Iglesia del pueblo, dedicada a San Saturnino y que se encontraba en la cima del cerro donde se ubicaba el núcleo urbano del municipio. 

Mientras Teo dormía, David y Sheila continuaron charlando en unos jardines pegados al monumento donde el alicantino le explicó a Sheila que le costó decidir entre hacer el Camino de Santiago o viajar a la actual capital del mundo, Tokio, para visitar el lugar donde se celebró el Tratado de las Esencias y se produjo la primera intervención divina hacia la humanidad que hizo evolucionar las mentes de los cinco elegidos para dirigir las Arcas Estelares y volverlos inmunes al paso del tiempo también. Al final David decidió disfrutar de lo que su país era capaz de ofrecerle para aumentar su espiritualidad aunque no tenía muy claro que el Dios del que hablan las sagradas escrituras tenía algo que ver con la entidad sobrenatural que se manifestó en el Tratado de las Esencias ya que las palabras que ese ente pronunció fueron totalmente imparciales con respecto a cualquier religión existente en el mundo. Por otro lado, continuó David, los elegidos no fueron agraciados por la gloria divina por su espiritualidad o su santidad, sino por la misión que tenían por delante así que  tenía la cabeza echa un lío con todo aquello por lo que quería poner en orden sus ideas durante las vacaciones llevando a cabo alguna actividad que le proporcionara soledad en un entorno espiritual. Sheila tan solo escuchaba ya que su nuevo compañero no paraba de hablar y tan solo le dio la oportunidad de hacerlo para pedirle que le agregara a su redes sociales pero la muchacha le dijo que nunca había descargado a su mente ninguna aplicación de este estilo por lo que no iba a poder ser. Entonces David le dijo que le perdonara un momento porque estaba recibiendo una llamada de su madre la cual aceptó mientras se dirigió al núcleo del jardín de la Iglesia en busca de intimidad. Al rato Teo se despertó de la siesta justo a la vez que David volvía al lugar donde se encontraban Sheila y el viejo después terminar de hablar con su madre. Los tres decidieron ponerse en marcha y abandonaron Ventosa por el Norte para volver a coger el Camino de Santiago por el que anduvieron tres horas hasta alcanzar Nájera sobre las ocho de la tarde para ver como ese municipio había resistido el paso del tiempo manteniendo una población aceptable gracias al sector de la manufacturación artesanal de muebles, la industria harinera y el trasiego de peregrinos al representar el final de una etapa del Camino de Santiago, información que les ofreció David a sus nuevos colegas producto de una investigación muy básica en la red global de datos con su implante mental. 

El trío cruzó el río Najerilla en dirección al centro del municipio donde tras hablar acerca de donde pernoctar David optó por un albergue y Teo y Sheila por el único hotel de Nájera siguiendo la tendencia del viejo a apostar por una comodidad superior haciendo la muchacha pensara que ella haría lo mismo si tuviera la edad y los recursos de su socio de aventura. Los tres, tras liberarse de sus cargas en los respectivos alojamientos, se reencontraron en la Plaza San Miguel con el objetivo de disfrutar de la localidad durante los últimos rayos de sol lo que les llevó a visitar diferentes monumentos históricos como el Convento de Santa Elena, el Monasterio de Santa María la Real y la Iglesia de la Santa Cruz. David, al que no le interesaba demasiado la historia del arte, navegaba por la red global de datos mientras acompañaba a Sheila y Teo y les dijo a estos que había visto en el campus virtual del Ayuntamiento de Nájera que esa noche había un concierto de una banda de músicos híbrida en un bar que estaba cerca y que iba a tomarse una copa viéndolos con la intención de que sus nuevos compañeros le siguieran pero Teo le dijo que prefería descansar. David entonces miró a Sheila pero la muchacha le dijo que quería seguir el ritmo del viejo, y aunque el alicantino le insistió unas cuantas veces no logró convencerla. Serían las once de la noche cuando el nuevo miembro del equipo se encaminó hacia el concierto y el viejo y su compañera se retiraron al hotel para descansar tras despedirse de David y quedar con él a las ocho de la mañana en la Plaza de San Miguel de aquella localidad para afrontar la siguiente fase del camino que les llevaría a Santo Domingo de la Calzada. Aquel fue el acto final de la primera etapa del Camino de Santiago para Teo y Sheila, etapa bastante ajetreada y que significó conocer a un nuevo compañero que parecía  majo. Para el viejo era importante que su compañera de viaje conociera gente de bien que la acompañara hasta el final del Camino cuando sus caminos se separaran en Burgos.


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