CAP. 4.15: LA ASTUCIA DEL VIEJO

El silencio invadió el lugar donde se encontraban Teo e Isi mientras este tenía clavada la mirada en su compañero que claramente estaba sumido en sus pensamientos. Esa escena duró un par de minutos hasta que el viejo miró directamente a los ojos del detective mientras tomaba asiento en uno de los pequeños sofás del compartimento de atrás de la autocaravana.

-Haremos una cosa, Isi. Yo me encargo de Gaizka para intentar sacar toda la información posible acerca del paradero de los cuerpos de las muchachas y aquello que crea conveniente. Tú sigue centrado en Carlos Jones y sus dos amigos y asegúrate de que no cometan ninguna tontería. Tampoco la cometas tú. A estas alturas ya no hace falta arriesgar demasiado. - Dijo Teo.

-¿A qué te refieres con encargarte de Gaizka? - Preguntó Isi.

-Es complejo. Como dijimos acudir a la Guardia Civil no serviría de nada ya que lo que son evidencias para nosotros no constituyen prueba alguna en el caso de que los miembros de la secta fueran procesados. Lo único que sé es que debo mantener una conversación con Gaizka y cuando ésta comience no tendré más remedio que improvisar. Lo ideal sería conseguir que se entregara y confesara sus crímenes con todo lujo de detalles pero eso no va a pasar. - Contestó Teo para después tocarse la nariz con suavidad.

-Como dices es complejo pero eres un tío inteligente así que confío en ti. - Añadió Isi dando un golpecito en el pecho del viejo con su puño.

-Lo primero es conocer su rutina en el día a día para saber cómo abordarlo y eso va a ser difícil de averiguar y va a llevar su tiempo. No creo que esté todo el día encerrado en las instalaciones de Jaidev así que ese es el primer paso que tengo que dar. - Comentó Teo mientras jugaba con sus dedos sobre la superficie de la mesa.

-También tienes que tener suerte. - Dijo Isi.

-¿Por qué lo dices? - Inquirió Teo un poco sobresaltado por lo que acababa de escuchar.

-Jaidev suele viajar entre semana y suele llevarse a su equipo así que si abandonan Aranda de Duero olvídate de tratar de contactar con Gaizka o estudiar sus movimientos. Tendrías que esperar al domingo que viene para aproximarte a él. - Respondió Isi con un semblante más serio de lo normal.

-No tengo tanto tiempo. Como te dije, tocará improvisar. Tengo que pensar, Isi y para ello necesito estar solo así que me voy a retirar. Pero antes dime ¿Tiene Gaizka, es decir, Ekaitz, algún vehículo a su nombre? Necesito saber con qué se mueve para poder al menos detectar cuando abandona la residencia.

-Espera. - Dijo Isi para inmediatamente después navegar mentalmente la base de datos privada a la cual tenía acceso. - No tiene nada. Parece que los vehículos que utilizan los miembros del equipo de Jaidev están puestos a nombre de un administrador de una de sus empresas.

-Vaya tela. Más difícil todavía. A ver como me las apaño para acorralar a ese cabronazo. Bueno, nos vemos, Isi. Ten cuidado y recuerda no arriesgar demasiado. - Comentó a la vez que se levantaba del pequeño sofá.

Teo se retiró a su autocaravana no sin antes pasar por la cafetería más cercana para coger un café para llevar. Ya en ella, se sentó en uno de los dos pequeños sofás y comenzó a preparar su pipa para fumar. Mientras lo hacía en la cabeza le rondaba la idea de como poder llegar hasta Gaizka si no conocía nada de su día a día y tampoco nada acerca de sus gustos ni obligaciones a las que atendía. Así que con la primera calada de la pipa Teo decidió centrarse en el hecho de que es lo que quería conseguir si podía acercarse a Gaizka y desde el principio lo tuvo muy claro porque ya había reflexionado sobre ello bastantes veces. El viejo sabía que nada frenaría los planes del líder de la secta hasta conseguir arrebatar la vida a dos personas más para conseguir abrir los dos últimos ojos que le faltaban de Asmodeo y esto, junto al hecho de no poder contar con la Justicia para frenarlo, siempre le llevaba a la misma conclusión que era que el adalid sectario debía morir. Estaba claro que no podía comentarle el plan a Isi porque se escandalizaría pero a Teo no le parecía tan descabellado porque sabía de primera mano que la muerte no era el final para ningún ser humano sino un trámite más en el ciclo de la vida. La muerte de Gaizka supondría evitar dos muertes más, truncar uno de los planes de un príncipe demonio y cortar de raíz la futura maldad que podría llegar a ocasionar Gaizka cuando consiguiera superar la iniciación exigida por Asmodeo. En el proceso era primordial averiguar el lugar donde desechaban los cuerpos de las víctimas pero poco más era lo que necesitaba arrancarle a Gaizka en cuanto a información se trataba.

Si conseguía tener la oportunidad correcta para atacar a Gaizka fuera del alcance de cualquier testigo lo siguiente sería hacer desaparecer su cuerpo para borrar cualquier rastro que pudiera dejar en el asesinato. Para ello sería necesario que el acto mortal se produjera en un lugar alejado del municipio para no llamar la atención. Una vez llevada a cabo la operación sería fácil neutralizar a los cuatro acólitos ya que estos se enterarían de la desaparición de su líder haciéndoles entrar en pánico y el viejo pensó en que reforzaría dicha reacción entregándoles un paquete a domicilio con un contenido relacionado con las creencias que su caudillo se había encargado de que asimilaran.

A esas alturas Teo sabía que el plan que tenía entre manos era lo más rápido y eficaz para acabar con la maldad instaurada en Aranda de Duero y sus pedanías pero la cuestión es que él nunca le había arrebatado la vida a ningún ser humano nunca. Sin embargo si su intuición le marcaba que ese era el camino que debía seguir no dudaría ni un segundo en manchar su correspondiente arma con la sangre de quien fuera, sobre todo si tenía claro que evitaría males mayores con un mal menor. Por esta sencilla razón Teo no inmiscuyó a Isi en sus planes ya que no quería que sufriera las posibles consecuencias tanto psicológicas como legales en caso de que algo no saliera según sus planes.

Cuando el viejo se notó bloqueado en cuanto a como hacer que Gaizka se alejara del municipio en soledad hasta un punto en el que Teo pudiera actuar y, lo más importante, conseguir hacerlo sin dilatarlo demasiado en el tiempo, Teo decidió hacer lo que solía hacer en esos casos, salir a andar, respirar y ver si algo de paz mental le permitía llegar a alguna solución al problema que le estaba comenzando a agobiar aunque se consoló en que la parte más importante del trabajo de investigación ya estaba hecha.

Ya en el casco antiguo del pueblo, Teo decidió encaminarse al lugar que el equipo de Jaidev había elegido para su evento de esa misma mañana y cuando llegó, accedió por la gran puerta principal de la gran plaza. Allí vio como un equipo estaba recogiendo todo el equipamiento y parafernalia que se necesitaba para que el encuentro espiritual se celebrara adecuadamente y Teo decidió acercarse al que parecía ser el encargado por no ir uniformado como todos los demás. El viejo utilizó la excusa de que tenía un mensaje importante de la Administración General del Estado para algún representante legal de Jaidev y que necesitaba saber donde poder localizarlo y aquel tipo le contestó que a esa hora estarían en sus instalaciones conocidas como Hogar Sagrada Familia, una gran construcción al sur del municipio cruzando el río, algo que Teo ya sospechaba. El viejo puso rumbo hacia allí y llegó en aproximadamente un cuarto de hora a los exteriores de dicho lugar para quedarse merodeando por las inmediaciones poniendo atención a quién salía y entraba a la gran mansión custodiada, como ya sabía, por una barrera y dos guardias de seguridad pero en ningún momento reconoció a Gaizka en las casi dos horas que invirtió prestando atención. Al final desistió de esa tarea y decidió retirarse a su autocaravana bastante hambriento ya que no había tenido tiempo para comer así que acudió a por algo ligero para llevar a los puestos de comida situados al lado del parking de autocaravanas. Cuando termino de cenar un sueño poderoso le invadió y no tardó en quedarse dormido en uno de los dos pequeños sofás del habitáculo trasero de su vehículo.

Cuando Teo despertó tuvo que cerrar inmediatamente los ojos por el imponente brillo del sol que le rodeaba y se  asustó un poco pues lo último que recordaba era estar a buen recaudo dentro de su autocaravana. Conforme pudo ir abriendo los ojos y estos se fueron acostumbrando a la impetuosa luminosidad de aquel lugar, el viejo se dio cuenta que se encontraba en lo que parecía ser un desierto de arena blanca que reflejaba la luz procedente del cielo. El susto se convirtió en desorientación por no entender nada de lo que estaba pasando pero descartó su propia muerte porque ya había pasado por ella cuando aún era conocido como Sófocles y para nada aquello se parecía a lo que uno siente al perder la vida. Al final pudo observar el horizonte y a unos cuantos kilómetros de distancia había un monumento de grandes proporciones de color oscuro pero no pudo reconocer ni su forma ni su planta desde donde actualmente se encontraba. También había un oasis que estaba posicionado justo enfrente del edificio y del que nacía una flora bastante frondosa. Cuando Teo acabó de observar los alrededores desde una duna más alta que las que se encontraban alrededor y ver que el desierto se extendía en todas direcciones comenzó a caminar hacia el oasis siendo consciente de que seguramente todo aquello simplemente era un sueño muy real de los que había oído hablar a ciertas personas espirituales pero que jamás había experimentado como soñador.

Cuando aproximadamente llevaba diez minutos andando el suelo comenzó a temblar y siete tótems de unos dos metros de altura, negros como el carbón y con finas líneas doradas que separaban cada parte reconocible de aquellas estructuras,  aparecieron alrededor suya, en concreto una enfrente de él y tres de ellas en cada flanco del viejo. Dichas estatuas compactas no tenían extremidades pero sí que se diferenciaban en ellas el torso respecto del tren inferior y estaban acabadas en cabezas poligonales sin cuello que contenían cuernos en su parte superior y un ojo cerrado en su parte central. De alguna forma Teo se sintió amenazado y desenfundó su larga daga mientras giraba lentamente sobre sus pies sosteniendo con la otra mano el bastón de forma perpendicular a su cuerpo como defensa con la intención de vigilar cada tótem y estar preparado para lo que fuera. Al cabo de un minuto Teo detectó como cada uno de los párpados que sellaban los ojos en los tótems se abrían al unísono emitiendo un sonido como cuando alguien arrastra una piedra sobre otra y dejando ver ojos totalmente orgánicos que seguían con sus pupilas de color dorado los movimientos del viejo.

-¿Quién eres? - Grito Teo cuando se hartó de ver como aquellos ojos lo observaban en silencio durante un intervalo considerable de tiempo.

Entonces del torso del tótem que estaba enfrente de Teo se abrió una trampilla corredera hacia abajo y dejó a la vista una boca que contenía grandes colmillos, la cual gesticulaba una sonrisa hasta que dejó de hacerlo y comenzó a hablar con una voz grave y singular.

-Deberías saberlo Teo. Últimamente uno de mis nombres ha aparecido con frecuencia tanto en tus conversaciones como en tus pensamientos. - Dijo la voz emanada del tótem que estaba cortando el paso a Teo.

-Siete ojos tienes. Debes de ser Asmodeo, príncipe demonio. - Enunció Teo sin parar de mirar a su alrededor.

-¡Bingo!¿Tienes miedo Teo? - Indagó Asmodeo.

-No. Tengo fe en lo que sé y, por lo tanto, nada que perder. Además esto es un sueño, muy real, pero un sueño. - Contestó Teo.

-Como dices es muy real. Recuerda que hay gente que se queda dormida y ya no despierta. - Añadió Asmodeo para después soltar una suave carcajada.

-¿Qué quieres de mí, demonio con galones? - Preguntó Teo clavando su bastón en la arena fina.

-Hacía tiempo que alguien con una conciencia tan expandida como la tuya no pronunciaba mi nombre. Seré sincero, tengo curiosidad por conocerte. - Dijo el Príncipe Demonio a la vez que cerraba un poco los tótems sobre la posición del viejo.

-No sé que le habrás ofrecido a lo que crees que es mi alma para que te deje entrar en mi mente pero debes saber que no tengo intención de hacer tratos contigo. Lo que tengo me es más que suficiente. - Comentó Teo haciendo con su bastón un círculo perfecto en la arena rodeando a sus pies.

-No lo dudo, Teo. A estas alturas de la conversación ya conocería los más profundos secretos de cualquier otro pero contigo de momento no puedo y me intriga como un simple mortal es capaz de rivalizar conmigo en cuanto al poder de la mente se refiere. - Expuso Asmodeo.

-Digamos que he tenido buenos maestros. - Aclaró Teo mirando la boca de la que emanaba la tenebrosa voz de su interlocutor.

-Los maestros son tan solo una parte, el potencial del alumno es lo que importa. Te propongo un juego, Teo. Cada uno de nosotros haremos una pregunta y el otro se verá obligado a contestar. Si uno no decide contestar a la pregunta le deberá un favor al otro que le podrá reclamar desde el momento en que acabe el juego dentro de las posibilidades de cada uno. Así hasta un máximo de tres preguntas. ¿Te animas? - Inquirió Asmodeo.

-Los demonios sois muy astutos y seguramente tenga las de perder. - Dijo Teo mientras le venía a la mente que quizás podría sacar provecho del juego para terminar de rematar los últimos detalles de la investigación en la que estaba inmerso.

-Piensa que puedes sacar mucho provecho de este juego si lo planteas correctamente. Eso sí, si aceptas jugaremos inmediatamente, sin tiempo para preparar las preguntas al principio ni entre pregunta y respuesta. Lo mismo para mí ¿Qué dices? - Preguntó Asmodeo mientras Teo aprovechaba el tiempo en el que el demonio hablaba para reclamar la ayuda de Ygnomé con todo su ímpetu.

-Está bien. Jugaré. - Comunicó Teo al demonio sin tenerlas todas consigo a la vez que volvía a enfundar su arma corta.

-Así me gusta. Veamos quien empieza. ¿Cara o cruz? - Preguntó Asmodeo.

-Cruz - Respondió Isi para ver como Asmodeo escupía una moneda desde su boca hasta casi donde Teo se encontraba.

-Y es cruz así que empiezo yo. La suerte te sonríe. Una última cosa. La respuesta deberá convencer al otro. No vale con tan solo afirmar o negar sino que habrá que entrar en detalles y ambos deberemos quedar satisfechos. Así que podremos preguntar por algún aspecto de la respuesta si creemos que falta información. 

-Venga. Como mucho deberé tres favores a un príncipe demonio. - Dijo Teo tratando de relajarse bromeando un poco.

-Muy bien. Ahí voy ¿A qué casa sagrada sirves en Edén? - Preguntó Asmodeo para luego sonreír.

-A la Casa de Júpiter y mi trabajo es servir de escriba así como de creador de ideas. - Contestó Teo totalmente sorprendido por el hecho de que Asmodeo ya sabía que era un Agente Inducido de Edén.

-Que interesante. Es tu turno. - Dijo Asmodeo sacando su alargada y estrecha lengua parecida a la de una serpiente.

-¿Dónde ha desechado tu secuaz Ekaitz o también llamado Gaizka los cuerpos de las cinco jóvenes víctimas a las que les arrebató la vida para avanzar en tu ritual de iniciación? - Inquirió Teo con cierto entusiasmo porque sabía que la pregunta era crucial para la investigación.

-¡Ahh! No sabía que habías avanzado tanto. - Exclamó Asmodeo con una sensación de molestia evidente.

-Contesta si no quieres incumplir las reglas del juego. - Añadió Teo dando unos golpecitos con su bastón al suelo arenoso.

-En el embalse de Linares del Arroyo, a la altura de las ruinas del antigua localidad conocida con ese mismo nombre. - Contestó el príncipe demonio.

-Estoy satisfecho con la respuesta. Adelante.- Dijo Teo.

-Bien ¿Qué es lo que quiere el Agente Primigenio que te eligió cuyo nombre es Ygnomé de ti? - Inquirió el príncipe demonio dejando con el rostro pálido a Teo ya que le invadió una sensación de vulnerabilidad por no saber como había trascendido esa información al enemigo.

-Que investigue cual es el motivo por el que el Supremo Hacedor prestó atención durante unos segundos a la península ibérica y que entidad pudo eliminar a dos poderosos Aurifos. - Respondió Teo tratando de ocultar algo de información.

-¿Puedes especificar más el lugar donde prestó atención el Creador? - Indagó Asmodeo para acabar pasando su lengua por su labio superior.

-Sí. Prestó atención al sureste peninsular. - Contestó Teo.

Bien. Me vale. Tu turno, colega. - Dijo Asmodeo dándole el tiempo suficiente a Ygnomé para que le transmitiera a Teo que es lo que debía preguntar en su turno.

-¿Qué Agente Primigenio está colaborando contigo ahora mismo en el juego que ha conseguido revelarte las trazas que Ygnomé ha dejado en mi mente a lo largo de mi relación con ella? - Preguntó Teo.

-No. - Respondió Asmodeo con un tono duro.

-¿Cómo que no? Esa respuesta no es lógica. - Dijo Teo volviendo a dar dos golpes a la arena con su bastón.

-No contestaré a esta pregunta. Te debo un favor, viejo astuto. Muy bien. Última pregunta ¿Sabes algo acerca de los movimientos estratégicos que están elaborando y realizando los nueve Agentes Primigenios Disruptivos, incluidos sus planes para la Tierra?

-No. Bueno. Tan solo sé que os estáis preparando mucho mejor que lo que Ululan lo hizo en los primeros tiempos y que estáis embaucando a todo tipo de Agentes que se supone que son leales al Supremo Hacedor. Pero específicamente no tengo ni idea de que pasos están siguiendo los líderes demoníacos. - Contestó Teo acordándose de lo poco que le comentó Ygnomé acerca de este tema en la Catedral de Burgos.

-Sí, parece que dice la verdad. Bien. Te toca. - Enunció Asmodeo.

-¿Puedes acabar con Gaizka haciendo parecer que su muerte ha sido natural? - Inquirió Teo.

-Sí, su vínculo conmigo esta casi cerrado así que hay un par de formas con las que puedo lograrlo. - Respondió Asmodeo volviendo a acercar los tótems un poco más al viejo.

-Muy bien. Pues el resultado es que me debes un favor ¿no? - Preguntó Teo con cierto alivio.

-Efectivamente. - Contestó Asmodeo bastante serio.

-Pues te lo voy a pedir ya. Quiero que acabes con Gaizka para terminar con la ola de maldad que está provocando en la zona. De sus acólitos ya me encargo yo. - Añadió Teo con firmeza y determinación.

-Si es lo que quieres, eso está hecho. - Dijo Asmodeo con una tranquilidad que dejo pasmado al viejo.

-¿No te cuesta acabar con un esbirro que se ha dejado la piel por tratar de agradarte? - Inquirió Teo.

-Se acabaron las preguntas, Teo pero te recuerdo que eres tú quien quiere acabar con Gaizka. Por cierto cuando veas que todo lo que conoces comienza a acabarse y te desesperes ya hablaremos del sentido de tu lealtad a aquel que tan solo quiere esclavos para que su creación sea una inversión productiva. Hasta entonces y por mí, ya puedes despertar de este sueño viejo astuto. - Dijo Asmodeo y aquel mundo desértico comenzó a desaparecer gradualmente hasta que se hizo la oscuridad total.

Teo saltó del sofá donde se había quedado dormido debido a la sensación que tuvo de haber caído directo desde una altura estratosférica hasta el sitio que ocupaba. Totalmente sorprendido por la cantidad de horas que había dormido y sin acordarse de nada de lo que había soñado, algo que era muy normal en él, comenzó con la rutina que solía seguir tras levantarse. Cuando acabó, se acicaló para salir a la calle y se dirigió a la cafetería más próxima al parking de autocaravanas para seguir divagando acerca de cómo proceder para cumplir sus planes con respecto a Gaizka. Cuando se sentó en la terraza de la cafetería y le sirvieron el café se puso manos a la obra para tratar de elaborar un plan pero rápidamente le invadió una pereza descomunal que hizo que optara por abandonar la tarea que se había propuesto y cambiarla por la de llevar a cabo una meditación. Cuando aproximadamente llevaba diez minutos meditando comenzó a ver pasar a gente por la calle donde se encontraba con semblantes serios y tristes que contrastaba totalmente con la alegría que solía desprender la juventud asentada en el pueblo. Cada vez más personas tanto en grupo agarrados entre ellos como en solitario transitaban por la calle abandonando sus puestos de trabajo y obligaciones así que Teo entró dentro del local y le preguntó a la camarera por lo que estaba pasando. Esta le contestó mientras le caía una lágrima por su mejilla que el responsable de los ejercicios espirituales de Jaidev, Gaizka, había fallecido esa misma noche sobre las tres de la mañana de un ataque al corazón según el comunicado que había emitido el equipo del gurú espiritual de origen indio.

Teo entonces decidió acompañar a la masa de gente hacía dónde se dirigía y  acabó descubriendo que su destino era la residencia de Jaidev y su séquito. La gente fue depositando a lo largo de todo el muro exterior desde flores y velas hasta cartas de agradecimiento. Estaba claro que Gaizka era muy querido por la comuna y es que parecía ser un tipo excepcional excepto por la otra vida que llevaba intentando contactar y adentrarse en el mundo demoníaco a base de hacer desaparecer a muchachas desgarrando a sus familias y que obviamente los miembros de la comuna no conocían. Mientras veía aquel espectáculo Teo comenzó a recordar poco a poco el sueño que tuvo la noche anterior aunque de una manera muy discontinua sin embargo llegó el momento en que se acordó del punto en que le pidió a Asmodeo que acabara con la vida de Gaizka. Esto hizo que Teo le diera  valor real a lo que había soñado por lo que se tomó muy enserio otro recuerdo del sueño en el que fue informado de que los cuerpos de las víctimas desaparecidas se encontraban en el embalse de Linares del Arroyo, ubicado al sureste de Aranda de Duero. Justo entonces Teo sintió un alivio que se apoderó de todo su cuerpo al darse cuenta que con esa información junto al fallecimiento de Gaizka significaban el final de la investigación así como de la maldad que azotaba la zona. Aun así aún faltaba un pequeño detalle que tenía que preparar y no tardó en ponerse a ello impulsado por el entusiasmo de saber que, gracias al esfuerzo que había invertido durante los últimos diez días, había salvado la vida de dos muchachas y le había ahorrado al mundo todo lo que podía haber hecho Gaizka cuando hubiera completado el ritual de iniciación para acercarse al príncipe demonio que invadió su vida desde su juventud, según lo que le dijo el maestro Urrea.

Ya en su autocaravana terminó de preparar un paquete que había pensado en elaborar unos días atrás si conseguían desenmascarar e incapacitar al líder de la secta y ese momento ya había llegado. Justo cuando terminó de envolverlo alguien tocó a la puerta de atrás de su autocaravana y cuando la abrió vio a Isi sonriendo. Este no tardó en abalanzarse sobre el viejo para darle un abrazo fuerte que los introdujo de facto en el interior del habitáculo trasero de la casa rodante.

-¿Cómo lo has hecho, Teo? - Preguntó Isi sin parar de sonreír.

-No preguntes, Isi. Tan solo disfruta el momento de saber que todo esto ha concluido. Y hay algo más.

-A ver, dime. - Dijo Isi con los ojos abiertos de par en par.

-Sé dónde se encuentran los cadáveres de las muchachas desaparecidas.

-¿Dónde? - Inquirió Isi sorprendido por la afirmación de su compañero.

-En el embalse de Linares del Arroyo, sumergidas a la altura de las ruinas del pueblo que en su día existía allí. 

-Entonces ya está. Hemos logrado llevar a buen puerto la investigación. - Comentó el detective levantando sus dos brazos como señal de victoria.

-Sí pero tú aún tienes deberes. Debes comunicar a quien te contrató la información que creas conveniente acerca de la investigación para que cobres tu parte y para que las familias de las víctimas traten de mover el tema con respecto a la Guardia Civil. Y antes debes parar en Pardilla y arrojar este paquete al patio de la vivienda de Carlos Jones por encima del muro exterior. 

-¿Qué es, Teo? - Preguntó Isi mientras miraba el pequeño bulto.

-Es un regalito por si alguno de los cuatro acólitos de Gaizka estuviera pensando en seguir los pasos de su líder. Actuará como un buen repelente del mundo demoníaco para ellos ¿Qué puedes tardar en hacer todo eso?

-Si me apuro esta noche puedo estar de vuelta. - Contestó Isi después de hacer un par de cálculos.

-Pues apúrate Isi. Yo me despediré de la gente que conozco por aquí y haré un par de cosas que tengo pendientes. Pasamos la noche aquí y mañana iremos a Madrid. Luego, si Dios quiere, nos asentaremos en Alicante ¿Qué te parece? 

-Perfecto, Teo. Voy cogiendo camino. Me llevo el paquete. Por cierto, gracias por todo compañero. 

Cuando Isi abandonó la autocaravana, Teo preparó su pipa y comenzó a fumar con una sensación interior muy especial que hacía tiempo que no sentía. Por fin todo había acabado. Era hora de empezar a preparar el encargo de Ygnomé pero con cierta tranquilidad y sosiego, algo que repitió en voz alta para que si aquel Agente Primigenio no estaba de acuerdo con esa intención, este interviniera en ese mismo momento pero no lo hizo quizás porque sabía que esos diez días en Aranda de Duero habían sido para el viejo los más movidos de su larga vida. Al rato, Teo decidió que era un buen momento para escuchar música en su emisora favorita que recogía temas clásicos del rock y cuando la encendió comenzó a sonar un tema que supo reconocer rápidamente y que era "Free Bird" del grupo "Lynyrd Skynyrd".  

Después de escuchar varias canciones en la radio y cuando el reloj marcaba las doce de la mañana, Teo decidió pasarse a visitar a Jon para despedirse de él y agradecerle todos los favores que le había hecho. Jon le dijo que le daba pena que se marchase y más sin haber podido disfrutar juntos de una mega rave como se solía hacer allí cuando una persona decidía abandonar la localidad. Teo le preguntó por las dificultades económicas que habían surgido en la reforma por la existencia de daño estructural en la edificación y Jon le contestó que la madre de uno de los socios se había involucrado en el proyecto financiando la nueva pesquisa así que ya estaba todo solucionado aunque con algo más de deuda. Al final Teo se despidió del grupo de amigos y socios de Jon y en especial de este dándole un largo abrazo y pidiéndole que le diera su código telefónico para mantener el contacto cuando al viejo le diera por hacerse con un dispositivo móvil.

A continuación Teo se dirigió a comer al que ya había catalogado como el mejor restaurante de Aranda de Duero y que se encontraba en la parte sur del municipio y muy cerca del lugar donde montaban el mercadillo. La última vez pidió un lechazo asado y quedó tan satisfecho que esta vez pidió lo mismo. Después de tomarse el café y pagar la cuenta Teo se preparó para afrontar un pequeño trayecto que le iba a llevar hasta la parte oeste del Parque Natural Hoces del Rio Riaza y para ello tuvo que pasar de largo un pueblo ya abandonado conocido como Fuentelcésped. Cuando llegó a su destino, Teo aparcó la autocaravana en un sitio seguro y apartado de la carretera y acometió la última parte del trayecto andando a través de estrechos caminos que se desenvolvían en un terreno escarpado lleno de cañones, acantilados y desfiladeros. Tras unos dos kilómetros andando y con la ayuda del reloj GPS al final alcanzó una pequeña presa y la pasó de largo pues su objetivo era alcanzar las ruinas de Linares del Arroyo, uno de los puntos más cercanos a la parte del embalse donde supuestamente Gaizka y sus acólitos habían tirado los cuerpos de sus víctimas. Teo se sentó lo más cerca que pudo del embalse y llevó a cabo una meditación de aproximadamente una hora y que le dedicó a las cinco muchachas desaparecidas. Cuando terminó y bajo una agradable quietud mental les envió un mensaje en voz baja diciéndoles que ya faltaba poco para que las sacaran del fondo del embalse y se reencontraran con sus familias para que estas pudieran comenzar el debido duelo por sus pérdidas.

Teo volvió a Aranda de Duero sobre las nueve de la noche y tras aparcar la autocaravana decidió esperar a que Isi volviera confirmándole que los últimos detalles de la operación que habían llevado juntos ya estaban resueltos pero sobre las once de la noche se cansó de esperar y decidió acostarse ya que al día siguiente quería madrugar bastante y necesitaba un buen descanso para afrontar un día largo de conducción e improvisación. Además se había propuesto, a muy corto plazo, el intentar contactar con Calístenes llevando a cabo un acto telepático que debía llegar al otro plano, el mundo intangible, algo que sabía que le iba cansar muchísimo aunque aún tenía sus dudas de que estuviera lo suficientemente preparado para lograr hacerlo. 

Al día siguiente y sobre las siete de la mañana unos pitidos despertaron a Teo y después unos toques fuertes en la puerta trasera del vehículo terminaron de espabilarlo aunque esta vez ya sabía de antemano de quién se trataba porque siempre llamaba de la misma manera. Cuando abrió la puerta confirmó que era Isi y antes de poder mediar palabra el detective le dijo:

-¿Nos vamos? - Preguntó Isi con una extraordinaria energía para lo temprano que era.

-Sí. Dame veinte minutos por favor. ¿Todo resuelto Isi? - Indagó Teo mientras frotaba sus ojos con las manos.

-Todo resuelto. Paquete entregado y padres informados. Yo también he cobrado. - Dijo Isi con alegría.

-Muy bien. Recuerda que vamos a Madrid y comeremos por allí. - Añadió Teo dándole una palmada suave a una de las mejillas del detective.

Isi asintió con la cabeza y volvió a su autocaravana para esperar a que Teo terminara de prepararse. El viejo cumplió su promesa y en veinte minutos le hizo una señal a su compañero para que comenzará a moverse y de esta manera ambos abandonaron el parking de autocaravanas para después dejar atrás Aranda de Duero a mediados de la primera semana de Septiembre. Era hora de abordar su siguiente investigación aunque Isi no tenía ni idea de que era lo que tenían que hacer y lo más importante, no tenía ni idea de a que mundo estaba comenzando a asomarse. 


-Pues ya se han ido, maestro. - Dijo Elchin en el balcón más alto del Santuario Virgen de las Viñas.

-No has fallado en la fecha en la que esos dos resolverían el caso de las desapariciones de las muchachas. Envidio tu lado temporal de la mente. ¿A dónde se dirigirán ahora? - Preguntó el interlocutor de Elchin.

-Si mi predicción no falla se dirigen a Alicante para atender un asunto bastante importante, yo diría que trascendental para nuestro Todo. - Respondió el Agente Inducido con pintas de vagabundo.

-Está bien. Tendremos que averiguar que es lo que les urge tanto ¿Entonces le dijiste al viejo que no conocías a tu Dios? - Inquirió el misterioso personaje.

-Efectivamente, maestro. Tuve que mentir para no revelar ni tu identidad ni tu presencia aquí. - Contestó Elchin mientras se daba la vuelta dejando a su espalda el bello paisaje al que daba el balcón en el que aquella pareja se encontraba.

-No es bueno que se sepa que el líder de una Casa Sagrada de Edén ha dejado sus obligaciones de lado para escapar de la agotadora rutina pero ahora sí que debo quedarme para ver que tienen entre las manos esos dos. Ahora sí que tengo una buena excusa y por suerte he dejado a un buen regente para que atienda mis asuntos. - Pronunció aquel Dios que lideraba una Casa Sagrada en Edén, nombre que recibe  la esfera de existencia a la que pertenece la raza humana en el mundo intangible.


CAPÍTULO V





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