EPDT: 8.- UNA NEGRA REALIDAD

Mahdi miró a Sigrid y vio como esta estaba totalmente concentrada en la multitud de agentes de esa nueva raza recién descubierta y que habían tomado posiciones fuertes estratégicamente hablando. Por otro lado sus tres escoltas estaban aguantando la presión de saber que si aquella situación se torcía la cosa acabaría bastante mal por la gran superioridad numérica de los secuaces del líder con el que acababa de iniciar la conversación.

-Sí, queremos ser vuestros aliados entre otras cosas porque habéis respetado hasta ahora nuestra integridad física y nos habéis dejado alcanzar el corazón de vuestros dominios pese a que somos muy pocos. - Pronunció Mahdi agarrando con fuerza su bastón largo que le reconocía como diplomático.

-Buena respuesta. Pero dime, ¿Quiénes sois vosotros? - Preguntó el líder del lugar. 

-Somos una raza de vida inteligente conocida como humanos y venimos de Edén, nuestro hogar en este plano. A su vez pertenecemos al sínodo de gobernadores de esferas de existencia, una liga que se mantiene leal al Supremo Hacedor de todo lo que conocemos. - Dijo Mahdi haciendo una especie de reverencia poniendo su bastón en horizontal.

-Ni idea. Aquí desconocemos esos temas porque en parte todos los que estamos aquí llevamos poco tiempo.

-¿Aquí estáis todos los miembros de vuestra raza? - Preguntó el alto funcionario de Edén.

-Casi todos. El resto observa quien se acerca a estos dominios para avisarnos en caso de peligro. Deberíamos ser muchos más pero ahí esta el kit de la cuestión. Acercaros hasta el trono forasteros, me gustaría poder observaros mejor y así podremos hablar sin levantar tanto el tono de voz. - Sugirió desde lo alto del trono aquel personaje.

Mahdi le hizo una señal a sus cuatro compañeros para que le siguieran pero a estos les costó un poco ya que atravesar aquel pasillo rodeado por las columnatas en las que en cada una de su cúspide había un agente de aquella raza suponía meterse en la boca del lobo si las cosas iban mal. 

-Acercaros, no temáis. Si quisiéramos vuestras cabezas ya las tendríamos hace tiempo. - Dijo el caudillo de aquellos secuaces haciendo una señal que produjo que estos se bajaran de las columnas y se situaran en los flancos más alejados del trono.

Aquella señal bastó a Sigrid para comenzar a andar siguiendo a Mahdi y automáticamente Eld, Elvira y Bharat hicieron lo mismo. Conforme se acercaban al trono un silencio peliagudo reinaba en aquel paraje natural y cuando ya estaban bastante cerca del trono pudieron ver mucho mejor la apariencia física del avatar del líder con el que Mahdi hablaba. No era muy alto sin embargo su cuello era poderoso y de la cola que reposaba sobre las escaleras del trono había nacido una garra curvada en forma de hoz con el que rascaba uno de los peldaños. Cuando alcanzaron cierto punto del pasillo uno de los cuatro súbditos que se encontraban al pie del trono levantó una de sus manos y el grupo entendió que no podían acercarse más. Entonces aquel personaje cubierto de pelos dorados se levantó del trono y bajo totalmente erguido y con clase las escaleras hasta alcanzar el suelo y entonces andó hacia Mahdi tranquilamente hasta situarse a más o menos un metro de él. Sigrid calculó que no debía medir más de metro y medio sin embargo su cola asomaba por encima de su cabeza dando la sensación de ser más alto. Tras un tiempo observando a Mahdi con atención mientras sus cuatro escoltas se acercaban a cuatro patas hasta situarse detrás de él, el líder del lugar dibujó una sonrisa y comenzó a hablar.

-Sois poderosos los humanos. Altos, finos y por lo que parece bien equipados. ¿Cómo elaboráis todas esas cosas que lleváis? - Preguntó aquel líder.

-Se encargan ciertos Agentes nuestros especializados en dar forma al éter así como alterar sus propiedades. Llevan a cabo esta función en Edén como resultado de controlar cierto campo de la mente. - Respondió Mahdi mientras mirando a los llamativos ojos brillantes de su interlocutor.

-¿Y quien os enseñó a hacerlo? - Inquirió de nuevo el caudillo.

-Pues nuestro Gobernador, un Agente Primigenio hijo directo del Supremo Hacedor. - Contestó Mahdi.

-Interesante. Quizás nosotros un día podamos hacerlo también. 

-Lo raro es que no estéis gobernados por un Agente Primigenio. Parece ser que el sistema no ha sabido de vuestra existencia y por eso no ha venido ningún Agente Primigenio a gobernaros y a haceros evolucionar así como a darle esplendor a vuestra raza.

-Sí que vino. Pero con otras intenciones. Vino a traer la desgracia a nuestra raza a base de convertirnos en proscritos y atormentar a los que consiguen ascender a este plano desde nuestro planeta natal en el otro plano.

-Entonces ¿conocéis a vuestro Gobernador? - Indagó Mahdi.

-No mucho. Vino, observó durante un tiempo y se fue nombrando a un lugarteniente como dirigente de toda esta oscuridad que reina en estas tierras.

-Todo apunta a que se trata de uno de los nueve Agentes Disruptivos. - Dijo Sigrid telepáticamente a Mahdi para mantener en privado aquel comentario y haciendo que Mahdi la mirara mientras se rascaba la cabeza.

-¿Llegasteis a verlo a él o a su lugarteniente? - Preguntó Mahdi volviendo a hacer contacto visual con el dirigente del grupo que allí se asentaba.

-Es hora de dejarlo aquí Mahdi Abbasi. Seguiremos con la conversación más adelante. Por el momento os proporcionaré un sitio donde os podéis asentar con nosotros durante el tiempo que queráis y seguiremos la conversación en privado tu y yo. No quiero que mis compatriotas tengan que escuchar esta historia de nuevo, nos produce agonía y una tristeza difícil de asimilar.

-¿Por cierto como puedo dirigirme a ti? - Inquirió Mahdi.

-Mi nombre es Agamon y así soy conocido en este lugar. Mis súbditos os dirigirán a vuestra estancia siempre que aceptéis nuestra invitación.

-La aceptamos aunque el tiempo nos apremia. Espero verte pronto Agamon. - Dijo Mahdi dando un golpe en el suelo con su bastón.

La expedición fue guiada hacia una abertura en el suelo que se encontraba en uno de los laterales de aquel lugar y que daba acceso a un entramado de grutas y cuevas que parecían esparcirse por todo el sistema montañoso por la que de vez en cuando entraba la luz gracias a alguna abertura al exterior. El quinteto no tardó en llegar a su destino, una cueva amplia con varios agujeros de tamaño medio que daban al exterior y que proporcionaban una iluminación tenue. Allí no había ningún tipo de comodidad tan solo la que podían garantizarse con el equipamiento que los cinco llevaban y tras asentarse en el lugar decidieron dormir tras el esfuerzo que supuso llegar hasta lo alto de la cordillera. Eso sí, el grupo decidió planear guardias durante el descanso para garantizarse cierta seguridad en el caso de que hubiera algún problema ya que aunque la toma de contacto con aquella raza había sido buena nunca se podía saber cuales eran las intenciones reales de alguien hasta pasado cierto tiempo. 

Tras un descanso bastante bueno, los cinco recogieron todo el equipamiento que habían desplegado para acomodarse mejor y volvieron a cargarlo sobre sus espaldas ya que no querían dejar nada atrás por si tenían que partir en cualquier momento. Tras darse cuenta de que nadie venía a guiarlos hasta algún lugar decidieron volver al gran patio natural donde se produjo el contacto con Agamon y allí estaba este esperándolos mientras estaba sentado en su trono. Este se alegro manifiestamente de volver a ver a sus invitados y no tardó en acercarse a Mahdi para sugerirle un paseo privado de tan solo ellos dos por la zona. Mahdi le hizo saber aquella novedad a Sigrid quien a regañadientes aceptó quedarse con los soldados en la sala del trono y que aprovecharon para poner a punto su equipamiento y armamento entre las miradas curiosas y algún que otro acercamiento sutil para tratar de jugar con sus pertenencias por parte de aquella raza un tanto simpática que pese a poder hacerlo no hablaba mucho.

Agamon guió a Mahdi hacia el exterior de la estancia donde se encontraban por una abertura que se encontraba detrás del trono y y siguieron una ruta que atravesaba las cimas de varias montañas que formaban la cordillera grisácea seguidos por la escolta del líder dorado a bastante distancia. De vez en cuando se cruzaban con algún miembro de aquella especie que se sorprendía de la presencia de Mahdi junto a su líder. Tras aproximadamente un eón caminando por aquellos escarpados terrenos bien asentados y acondicionados por el tránsito de la raza que allí habitaba alcanzaron la cima de la última montaña de la cordillera. Durante el camino Agamon se interesó por la geopolítica del Mundo Intangible y Mahdi trató de explicarle lo mejor que pudo sus cuestiones incluyendo algo de historia para que aquel pudiera entender mejor como se encontraba la situación actual. También el alto funcionario de Edén le explicó el protocolo por el cual toda vida inteligente ascendida al Mundo Intangible debía ser gestionada por un Agente Primigenio que ejerciera las funciones de gobernador y que, en su caso, parecía que los traidores al sistema se habían adelantado a lo que debería haber pasado bajo cierta normalidad. Al final del camino que recorrieron a gran altura había sido construido un mirador bastante rústico desde el que se podía ver el lejano horizonte presidido por una gran estructura negra como el tizón y asentada sobre un desierto de arena etérica de color gris que se volvía mas negruzca conforme se asentaba cerca de lo que Mahdi ya pudo distinguir como un enorme bastión.

Agamon y Mahdi permanecieron en silencio durante un buen rato observando aquellas vistas dantescas mientras el diplomático pensaba, entre otras cosas, que hacía falta un buen desarrollo de ciertos campos de la mente para llevar a cabo esa gigantesca estructura. Cuando Mahdi estaba perdido en sus pensamientos buscando respuestas este fue interrumpido por las palabras de su aparente nuevo aliado.

-Allí es donde se produce el genocidio Mahdi. Nos granjean. Conforme nuestra alma asciende a esta esfera de existencia ellos la están esperando para drenarla y hacerse con sus recursos provocando el fin de la existencia de todos los sujetos que se merecen ascender a este plano desde mi planeta natal.

-Es una barbaridad. - Dijo Mahdi mientras una lágrima recorría su rostro.

-Los primeros pudimos salvarnos hasta que llegaron ellos y montaron esa factoría de muerte y destrucción.

-¿Tan solo os salvasteis vosotros?

-A lo largo de estas tierras o esfera de existencia como la llamas tú hay otros asentamientos como el nuestro bastante alejados de este lugar. Pero en total no seremos más de trescientos en total. Nosotros decidimos permanecer aquí para no olvidar esta debacle.

-¿Y no vienen a por vosotros?

-No. Les basta con los recursos que obtienen en aquella asquerosa base que puedes ver. Pero nosotros nos secamos, Mahdi. Nuestro tiempo existencial se agota y no sabemos que hacer para reponerlo.

-Es normal. No estáis conectados con la Fuente o Brama. Enfué, el Agente Primigenio responsable de su gestión no querrá inyectar recursos aquí o no sabrá de vuestra existencia directamente. Dime Agamon ¿sois capaces de soñar mientras dormís?

-Sí. 

-Entonces sois productivos para el sistema. Es buena señal para el plan que tengo en mente. Como singularidad que sois por ser vida inteligente debemos garantizar vuestra supervivencia y eso pasa por que tu y tus súbditos abandonéis este lugar en busca de un sitio que os inyecte recursos.

-Yo pensaba en que vuestra raza pudiera hacer frente a estos malvados cabrones.

-No depende de mi raza sino de la liga a la que pertenece. Tus enemigos, Agamon, están bien organizados en todo el Mundo Intangible. Son conocidos como Agentes Disruptivos y seguramente el lugarteniente que comentaste antes sea un tipo de vida creada por ellos y que conocemos como altos demonios. Y tengo entendido que esa liga de la que te hablo y a la que pertenecemos no está por la labor de iniciar una guerra civil por todo este plano de momento.

-¿Y el Supremo Hacedor del que hablas? - Inquirió Agamon con cierta desesperanza.

-Aún menos. Es totalmente imparcial con respecto a su creación. Esta es una regla básica en los dos planos que conforman su creación o el Todo.

-Entonces ¿Todo esto no va a cambiar?¿Están condenados a la inexistencia mis hermanos que recién ascienden aquí? - Preguntó Agamon sin apartar la vista del horizonte.

-No te mentiré. Sí. A veces es más difícil tolerar las injusticias que solventarlas. Pero por desgracia somos títeres en un tablero de ajedrez regido por mentes mucho más poderosas que las nuestras. Solo os queda garantizar la supervivencia de vuestra especie abandonando este lugar con nosotros hacia un destino que os pague por vuestros sueños e información que proporcionáis al Todo. Eso es lo que mi raza os puede ofrecer.

-Abandonar lo que por derecho nos pertenece es la solución que ofreces. - Dijo Agamon con un tono triste.

-Postergar vuestra existencia para hacer conscientes a otras razas del problema que tenéis es otra forma de verlo. - Añadió Mahdi mirando a los ojos brillantes de Agamon.

-Está bien. Creo que lo mejor es que cada uno de mis hermanos decida que hacer. En la próxima asamblea trataremos el tema. Gracias Mahdi. Es hora de volver a la base pero quédate con esa imagen que tus ojos pueden ver porque te prometo que algún día ese bastión y las huestes que lo guardan no estarán ahí. - Expuso Agamon sacando las garras de su mano derecha para arañar una de las piedras etéricas del mirador.


SEGUIR LEYENDO

Comentarios

Entradas populares de este blog

CAP. 1.1: UN ENCUENTRO INESPERADO

CAP. 2.4: INGRESO A LA ACADEMIA

COMUNICACIÓN AL VISITANTE IV