CAP. 2.10: LUZ Y OSCURIDAD

Dalai terminó su jornada de trabajo como telépata en la Casa Sagrada de Buda. Su trabajo era servir como enlace con los agentes de esta casa que estaban desperdigados por el mundo intangible realizando misiones diplomáticas con el objetivo de esparcir la filosofía budista y engrandecer así la reputación de uno de los pocos Dioses que habían ascendido desde el plano físico, no como la mayoría, que habían sido creados por el Agente Primigenio encargado de gobernar Edén. La filosofía budista en el mundo intangible estaba mucho más avanzada que en el mundo cognoscible ya que ofrecía recursos para mejorar la evolución de las mentes en todos los campos de especialización así como una metodología propia para sacar el máximo partido al maná invertido en un número contundente de acciones mentales. Además la Casa Sagrada de Buda se encargaba de gestionar la concesión de las rutas comerciales con los Messores, otra vida inteligente ubicada bastante lejos de Edén y que producían un recurso conocido como Primalt. El Primalt era un consumible que provocaba que mientras se estuviera bajo sus efectos, no muy duraderos, las acciones mentales consumieran mucho menos maná que lo que se necesitaría normalmente. 

Tales funciones requerían de una conexión rápida entre la Casa Sagrada y sus agentes en distintas esferas de existencia así que se necesitaba de un equipo de telépatas capaces de llevarla a cabo y entre los que se encontraba Dalai. Muchas veces pensaba que le hubiera gustado terminar de especializarse en la parte de la rama axial dedicada a la logística, es decir, convertirse en un nexo para recorrer el mundo intangible pero desgraciadamente los profesores de la Academia no le vieron potencial para ello. Y es que convertirse en nexo significaba pertenecer a una élite ya que pocos superaban la dura formación que se requería para ejercer como tal. De hecho Dalai pagó una cantidad impresionante de tiempo existencial a un prestigioso imbuidor mental para que le despertara la parte de la mente dedicada a la rama axial que se necesitaba para comenzar la formación para ejercer como nexo pero no superó el reconocimiento mental responsable de decidir si tenía potencial para ello en el intento por volver a acceder por segunda vez a la Academia Dominion.

Por ello y debido a que su trabajo no terminaba de autorrealizarle se apuntó al programa de tutores para los recién ascendidos a Edén. Siempre le había llamado la atención la docencia y le hubiera gustado ser profesor en la Academia pero no le ofertaron ese destino cuando acabó su formación. En el fondo sabía que su instrucción, pese a ser muy dura debido a que estudió todas las ramas de especialización mental excepto la relacionada con el lado temporal, no era de lo más llamativa. Al final fue nombrado práctico de la rama axial y usuario de la rama elemental, funcional e intelectual sin llegar a ser maestro o especialista en nada. Aún así tenía un buen trabajo que le permitía formar parte de un gran equipo y generar ingresos altos de tiempo existencial. La mayor parte de sus ingresos los dedicaba a seguir aprendiendo en centros formativos privados pero como lo más importante era tener predisposición mental, cosa que no tenía, avanzaba muy lentamente a la hora de desarrollar nuevas habilidades.

Durante el camino de vuelta del trabajo a su casa, ubicada en el anillo residencial de Capital, fue pensando en todo esto hasta que pudo atisbar cierta sensación de tristeza lo que le hizo parar esos pensamientos que aparecían ocasionalmente para evitar que cuajaran en su estado de animo. En ese momento recorría una gran avenida que unía el centro de la ciudad con la zona residencial y que acababa por dar acceso a los campus que se encontraban en la periferia de la ciudad formando el tercer anillo de Capital. La avenida era recorrida por su centro por grandes arboles que estaban en floración perenne arrojando colores rosas de una forma parecida a los cerezos y almendros en la Tierra y que producían una amplia sombra donde se cobijaban cada cierto tiempo bancos para sentarse. Por dicha avenida circulaban agentes de aquí para allá movidos por el ritmo que Edén les imponía y el tutor de Aitana de vez en cuando veía a algún conocido, lo saludaba y compartía alguna conversación breve. La avenida también acogía cada cierto tiempo una rotonda de la que se desprendían a sus lados calles más humildes que se incrustaban en el tejido residencial. El centro de las rotondas estaba presidido normalmente por estatuas que representaban a ciertos personajes importantes para Edén e incluso para la humanidad en el plano físico. Incluso algunas avenidas que nacían en el centro de la ciudad en dirección al extra radio acogían esculturas relacionadas con las cosmogonías más populares de Edén que trataban de explicar el surgimiento de todo lo conocido.

Aún le quedaba recorrido para llegar a su humilde casa en la que, al haber acabado el curso  académico de la Academia Dominion, quería estructurar la excursión con su tutelada en la que esta conocería por primera vez la gran ciudad. Dalai estaba orgulloso de Aitana por sus logros en la Academia y además, por la cuenta que le traía, le interesaba generar una amistad con ella porque si las expectativas que había generado se cumplían, Aitana llegaría muy alto en cualquier organización que eligiera como destino. Hsuan Tsang, enlace de la Casa Sagrada de Buda con la Academia Dominion le había presionado para que, dentro del margen legal de actuación de los tutores con los tutelados, influyera a Aitana para que eligiera como destino la Casa Sagrada de Buda pero de momento Dalai había mantenido una actitud neutral para no despertar en su tutelada ninguna sospecha acerca de esa tarea que le había sido encomendada. La mismísima Maitreya, una de las manos derechas de Buda, había apostado por la alicantina cuando aún estaba viviendo la que sería su última vida en la Tierra y por ello había emitido una recomendación para facilitar el ascenso de Aitana a Edén, algo que era muy extraordinario. Pero como ellos, seguramente había más interesados en reclutar a aquella joven promesa así que conforme esta avanzara en su formación en la  Academia, más despertaría el interés de otras Casas Sagradas y  organizaciones tanto públicas como privadas. Pese a ello Aitana había sido estudiante y practicante del budismo en el plano físico así que seguramente tendría en alta consideración la opción de formar parte de la dinastía de Buda. Aun así, Dalai pensó que tenía que ponerse las pilas para garantizar que eso ocurriera ya que de ello dependía ganarse el favor de los pesos pesados con los que trabajaba.

Dalai llego a su casa unifamiliar y entró para tratar de descansar. El trabajo como telépata, como tutor y las clases privadas que recibía para seguir aprendiendo le tenían agotado. Su casa, que aún estaba pagando, no era muy grande y estaba formada por dos pisos. En el primer piso había un recibidor, una sala de estar desde donde nacían las escaleras para acceder al segundo piso y un almacén para sus pocas cosas. En el segundo piso se encontraba su habitación, un vestidor y una habitación para invitados menos amplia que la principal la cual tenía que preparar para que Aitana durmiera durante la excursión. Lo primero que hizo fue sentarse en el sofá de la sala de estar para llevar a cabo una sesión de meditación que le venía muy bien en aquellos días que llegaba bastante cargado por tener muchas cosas en la cabeza. Cuando acabó le dedicó un tiempo a planificar la primera excursión de Aitana a la ciudad pero no llegó a acabarla porque el cansancio se hizo patente en él por lo que subió las escaleras en dirección a su habitación cuya puerta principal daba a ellas. La puerta se encontraba cerrada, algo que llamó la atención de Dalai ya que él siempre solía dejarla abierta pero no le dio ninguna importancia. Cuando giró el pomo para abrirla, esta se abrió hacia Dalai con muchísima fuerza empujándolo hacia atrás lo suficiente para que acabara rodando escaleras abajo. De su habitación apareció un sujeto cubierto con una túnica completa de color negro y una prenda que le cubría toda la cara hasta los ojos y fue lo único que pudo observar porque rápidamente aquel invasor lanzó escaleras abajo dos cuchillos arrojadizos en dirección al pecho de Dalai pero este pudo reaccionar y los detuvo mentalmente antes de que le alcanzaran haciendo gala de su capacidad en la rama elemental de la mente. Entonces Dalai se levantó muy dolorido por la caída y con un movimiento lateral esquivó la carga de su enemigo quien desde lo alto de la escalera había saltado hasta su posición esgrimiendo dos dagas cortas que acabaron clavadas en la pared. Dalai retrocedió hasta la sala de estar de su casa y mientras su atacante desclavaba las dagas de la pared pensó en dos cosas a la vez gracias al desarrollo de su lado intelectual de la mente y al gasto de cierto maná. Por un lado pensó en conectar mentalmente con alguien para pedir ayuda pero eso lo distraería del combate entablado con aquel habilidoso guerrero. Por otro lado reconoció a su enemigo que no era ni más ni menos que un hassassin y entonces supo que su suerte estaba echada debido a la información que poseía sobre las habilidades de este tipo de guerrero. Aun así se defendería hasta el final con todo su ímpetu.

A continuación el hassassin cargo contra Dalai con las dos dagas, una en dirección al pecho y otra en dirección a la parte baja del tronco donde se encontraban dos de los chakras que si eran destruidos supondría su final. Dalai retrocedió un poco y detuvo una de las dagas con el filo de su mano imbuido en maná lo que evitó que se cortara. La otra daga alcanzó su barriga pero pudo protegerla gracias a que la endureció todo lo que pudo inyectando maná sobre esa zona mientras que con la otra mano apartaba el arma de su enemigo. Dalai probó a confundir a su enemigo induciendo una alucinación sobre él pero no sirvió de nada ya que los hassassins tenían una mente funcional muy desarrollada para defenderse de ataques mentales y poder llevar a cabo su cometido. Ambos quedaron trabados en combate y los dos asestaron golpes certeros sobre su oponente. El invasor le dio un cabezazo en la nariz a Dalai que lo dejó muy tocado y a la vez este pudo darle un golpe en el pecho con la palma de la mano imbuida en maná lo que alejo a su oponente un par de metros hacia atrás. Dalai aprovechó la distancia para arrojar mentalmente una pequeña mesita sobre su enemigo pero este la partió en dos con una patada potente. El siguiente ataque de aquel personaje consistió en arrojarle las dos dagas que había utilizado como armas de mano. Las dos impactaron en cada brazo y una consiguió clavarse profundamente en el brazo  derecho mientras que la que se dirigió a su brazo izquierdo fue rechazada de nuevo por el endurecimiento de esa zona que provocó el maná de Dalai. La intención era protegerse de los dos proyectiles pero la falta de entrenamiento en combate le supuso no poder proteger su brazo derecho. Mientras el hassassin desenfundaba dos dagas más el tutor de Aitana se dispuso a atacar pero cuando fue a hacerlo se dio cuenta que no podía mover el brazo derecho y cayó en que las dagas debían estar ungidas por un potente veneno paralizante. Dalai decidió entonces sentarse sobre el suelo con la espalda pegada a la pared. Estaba exhausto por los esfuerzos mentales que desarrolló en aquel combate y ya no podía mover gran parte de su cuerpo debido a la extensión rápida del veneno por su sistema nervioso que también lo incapacitó para el uso de maná como pudo comprobar con un último intento.

-¿Por qué? - Preguntó Dalai con la voz entre cortada.

-Porque eres una amenaza para los planes de alguien. No lo hagas más difícil y facilítame el trabajo.

Antes de que Dalai pudiera abrir su boca para hablar, su enemigo le clavó una daga en la sien y otra en el pecho. El avatar de Dalai desapareció al momento indicando su destrucción.


Aitana se despertó de su primer sueño ubicado en el descanso entre cursos gritando el nombre de Dalai y se sorprendió por ello. No recordaba el sueño que había tenido pero seguramente estaba relacionado con su tutor. Se levantó de la cama y pudo sentir un pequeño dolor de cabeza que se le pasó relativamente rápido. Aún quedaba un poco para la reunión con sus colegas así que decidió volver a la cama y repasar sus planes para las cortas vacaciones que tenía por delante. Cuando se hizo la hora se preparó y abandonó la habitación para dirigirse al club social de la casa del estudiante donde había quedado con Kirill, George y Anuska. Fue la primera en llegar y ver que todas las mesas estaban ocupadas y le pareció normal debido a la inexistencia de clases. Al rato se levantó un grupo de estudiantes que vestían uniformes de color azul que indicaban que estaban en el segundo grado de iniciación en la Academia y que iban un poco perjudicados por haber tomado unas cuantas rondas de algo que la alicantina no llegó a reconocer. Aitana no dudó y se sentó en la mesa recién abandonada justo para ver como sus tres compañeros entraban por la puerta principal.

Los cuatro se juntaron en la mesa y el camarero no tardó en llegar para tomar sus pedidos. Aitana fue la primera en hablar.

-¿Qué es lo que estaban tomando los que estaban sentados en esta mesa? - Preguntó Aitana

-Creo que era soma. - Respondió el camarero.

-¿Soma? - Preguntó de nuevo Aitana sorprendida debido a que era la primera vez que escuchaba ese nombre en Edén.

-Es una emoción enfrascada artificial que solo se permite servirla en la Academia entre cursos académicos. - Explicó el camarero.

-¿Y cuáles son sus efectos? - Preguntó Anuska.

-Aproximadamente los mismos que los que produce una dosis relevante de alcohol en la Tierra. - Explicó el camarero.

-¿Qué me dices? Pues yo quiero soma para celebrar. - Dijo Aitana entusiasmada por poder emborracharse un poco, algo que no echaba de menos pero que sí que le apetecía en ese momento.

-Os advierto que al ser elaborada por especialistas en la rama elemental es bastante caro. Casi tan caro como el éxtasis enfrascado. - Expuso el camarero.

-Me da igual. Yo quiero probarlo. - Añadió Aitana mientras miraba a Anuska y le hacía un gesto para que pidiera lo mismo.

Kirill, Anuska y George decidieron seguir los deseos de Aitana y los cuatro pidieron soma enfrascado para consumir. No tardó en hacer efecto sobre ellos comprobando que efectivamente era muy parecido a los efectos de ponerse algo contento en el plano físico. Las risas y las anécdotas divertidas fluyeron en aquel encuentro que hacía tiempo que no se producía y que tanto necesitaba Aitana para desconectar de la alta presión a la que había estado sometida durante el curso académico. La alicantina nunca había visto un ambiente en el club social como el que había justo en ese momento y no pudo evitar imaginar como de increíble sería la inminente feria del estudiante con el soma poniendo la guinda del pastel. Justo cuando todos se pusieron de acuerdo en pedir otra ronda de lo mismo, Aitana recibió una comunicación mental de la propia academia requiriéndole que se dirigiera urgentemente a su habitación donde la esperaban una serie de agentes. El rostro de la alicantina se volvió un cuadro y sus colegas se dieron cuenta de ello. Kirill le preguntó que es lo que ocurría y Aitana les hizo saber lo que pasaba antes de salir escopetada de aquel lugar hacia su habitación. De camino le pasaron mil cosas por la cabeza, todas en su gran mayoría negativas como que le iban a quitar de su plan de estudios alguna especialización de la mente hasta las consecuencias derivadas de aquel empujón mental que le dio a Asaf hacía tiempo. Cuando se dio cuenta Kirill la alcanzó corriendo y este pudo ver una preocupación intensa en la cara de su compañera, algo que hacía tiempo que no veía en alguien desde su ascenso a Edén. Kirill le dijo que se tranquilizara pero no logró nada con ello. Los dos llegaron a la puerta de la habitación de Aitana donde estaba plantado un personaje con el rostro muy serio y se dirigió hacia ellos para presentarse como Arthur, el coordinador del alumnado. Este dio paso a Aitana a su habitación y retuvo a Kirill fuera.

Cuando Aitana entró había dos agentes dentro con semblante serio también lo que hizo que Aitana se preocupara aún más. Los dos agentes se presentaron por su nombre y seguidamente por su estatus. Uno era un investigador criminal que portaba un uniforme corto de color lila y blanco bajo un gran peto gris claro, un casco también gris claro acabado en una larga cresta blanca y una espada larga enfundada en la cintura y la otra era funcionaria del departamento de educación adscrito al Ministerio del Interior. Ambos le pidieron a Aitana que se sentara en la cama para poder hablar durante un rato con ella.

-¿Pero qué pasa? - Preguntó Aitana sin poder quitar la vista del arma que portaba el investigador criminal.

-Aitana, te traemos malas nuevas. Seré directo. El avatar de tu tutor ha sido destruido y ahora mismo Dalai se encuentra en su cámara de existencia donde con bastante tiempo podrá recuperar sus facultades. Lo sentimos mucho. - Dijo el investigador criminal que estaba preparado para recoger cualquier nota relacionada con el crimen.

A Aitana se le cayó el ánimo a los pies. No se lo podía creer ya que Dalai era una buena persona incapaz de meterse en problemas según su intuición. 

-Yo estoy aquí, Aitana, para que me digas si has visto últimamente algo raro en él o te comentó algo que pudiera darnos pistas acerca de la destrucción de su avatar. - Dijo el investigador criminal.

-La verdad es que no. Aunque es una gran coincidencia que la última vez que nos vimos hablamos sobre qué pasaba si el avatar era destruido o se agotaba el tiempo existencial. 

-¿Estás segura que no se te escapa ningún detalle? - Inquirió el investigador cuyas vestimentas parecían, según la impresión que se llevó Aitana, a las que portaban los soldados romanos que formaban las legiones en la antigüedad.

-Sí, señor. Dalai y yo nos centrábamos en el contenido académico en las sesiones y no solíamos comentar temas personales.

-Muy bien pues si recuerdas algo acerca de su vida que sea importante para la investigación ponte en contacto con la administración de la academia y esta nos lo hará saber. - Añadió el investigador criminal.

-Entendido. - Afirmó Aitana con la palma de su mano sobre su frente.

-Bueno pues yo me marchó ya. Aitana, por suerte o por desgracia no tiene nada que aportar. Recuerda contactar con la administración de la academia si te viene algo interesante a la mente acerca de tu tutor. - Dijo el investigador criminal antes de abandonar la habitación y volver a cerrar la puerta.

-Tranquila Aitana, Dalai se encuentra en su cámara de existencia reponiéndose poco a poco desde la copia de seguridad de su mente. En un tiempo considerable podrás volver a hablar con él. - Aclaró la inspectora de calidad de la Academia.

-No me lo puedo creer aún. ¿Cómo ha sido?

-No tenemos ni idea pero tu tutor ingresó en su cámara de existencia hace doce eones y hasta que su metaconciencia se vuelva a unir a su mente no vamos a poder hacerle recordar cosas relacionadas con el crimen pese a que es improbable que se acuerde de algo. Aunque lo tenemos muy difícil ya que no tenemos ninguna pista más que encauce el asunto. De todas formas mi estatus no me permite enterarme del desarrollo de la investigación en curso.

.-Está bien. ¿Y ahora qué?

-Cuando comiences tu segundo curso académico se te otorgará un nuevo tutor para que siga tu aprendizaje. Yo en persona te lo presentaré. Hasta entonces quedan suspendidas todas las actividades que deberías haber realizado con su figura como es lógico.

-Está bien.

-Aitana, me han comentado que eres una gran estudiante. Tranquila porque Dalai volverá a ser Dalai con el paso del tiempo. Encárgate de descansar durante este período entre cursos y lo que necesites díselo a Arthur, el coordinador del alumnado que te ha recibido fuera y que ahora hablará contigo.

-De acuerdo.- Dijo Aitana pensando cómo podían pasar ese tipo de cosas en Edén.

-Te tengo que dejar. Mucho ánimo Aitana. 

Tras abandonar la habitación aquella inspectora, entró Arthur. Este encuentro bilateral fue breve y quedaron en que Aitana debía asistir a una sesión de terapia con un psicólogo de la Academia durante sus vacaciones para asegurarse que su estado anímico era el propicio para afrontar su plan de estudios reservado sólo para los mejores alumnos de la Academia. Cuando terminó de hablar con Arthur, ambos abandonaron la habitación y Aitana se reunió de nuevo con Kirill a quien le comentó todo lo que había pasado. Kirill no dio crédito a lo sucedido y le dijo a Aitana, tras tratar de animarla, que lo mejor era que volvieran al club social para que se tomara algo que la tranquilizara pero Aitana prefirió buscar, como solía hacer, cierta soledad para digerir aquel trago. Kirill trató de convencerla de lo contrario pero no pudo así que le dijo que el grupo de amigos volvería a buscarla cuando pasara un tiempo considerable, que aprovechara para descansar y elevar su estado de ánimo ya que la feria del estudiante estaba cerca y no sería lo mismo para todos ellos si no podían gozar de su compañía. Aitana asintió con la cabeza sin pronunciar palabra y se encerró en su habitación. Aquel fue un duro golpe justo cuando lo único que debía preocuparla era el hecho de pasarlo bien y cargar pilas para el segundo curso académico. No tardó en venirle a la mente dos cosas que le dijo Dalai y que eran que nada ocurre por casualidad en Edén y que tuviera claro que Edén era un lugar seguro. Desde luego no lo había sido para él. Desde luego no todo era luz en la esfera de existencia a la que había ascendido tras su última vida en el plano físico.


CAPÍTULO III


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