CAP. 3.3: LA CUENTA ATRÁS

La compañía de Manuel fue una de las primeras en avanzar a través de las cintas transportadoras de las pasarelas que unían los hangares y muelles del Cuartel General Lunar en dirección al centro de aquella inmensa estructura. Conforme se iban acercando pudieron darse cuenta del colosal tamaño de la construcción a la que se dirigían, una esfera que contenía en su área más externa innumerables aberturas a modo de ventanas que eran capaces de sellarse con compuertas exteriores automatizadas en caso de que fuera necesario. También observaron la existencia de torretas Amper que estaban repartidas a lo largo de toda aquella estructura militar y  que garantizaban un poder de defensa importante en caso de que alguien imprudente o demasiado poderoso intentara atacar esas instalaciones. Las cintas transportadoras tardaron quince minutos en dejarlos en uno de los imponentes accesos al núcleo esférico de aquel Cuartel General donde fueron recibidos por una escuadra conformada por cinco soldados del sexto ejército de la Armada Espacial Internacional ubicado en aquel lugar debido a que allí se encontraba su base. Esta escuadra fue escaneando visualmente a todos los soldados que componían la compañía de Manuel con la intención de registrar a todos los soldados que entraban en las instalaciones e indicarles que en una pared del compartimento donde se encontraban habían unos códigos que debían procesar con el implante mental para acceder a información básica de ese Cuartel General como los planos de distribución, servicios que podrían encontrar, los horarios de estos, etc.

Cuando la compañía terminó de llevar a cabo aquella acción protocolaria, se dirigió hacia la colmena de camarotes comunes para instalarse por un tiempo indeterminado como consecuencia de la incapacidad de prever los próximos movimientos independentistas. Una vez asentados ya en aquel compartimento, Enrique, suboficial al mando, les dijo que tenían el resto de la jornada libre y que trataran de aprovecharlo lo máximo posible porque a partir del día siguiente comenzarían con entrenamientos dobles ordenados por Berend de Vries, el General del Tercer Ejército al que pertenecían. El objetivo era estar preparados al máximo para afrontar una posible guerra que se daría por primera vez en el espacio del sistema solar. Cuando Enrique terminó de transmitir las órdenes de sus superiores, su escuadrón quedó libre para hacer lo que quisieran y este se desperdigó por aquel Cuartel General con la intención de explorarlo bajo la guía de unos pocos soldados veteranos que ya habían estado allí con anterioridad. Manuel, Carlos y Robert decidieron ir a una de las cafeterías más cercanas bajo las indicaciones de Iñaki, que aún se acordaba de cómo moverse por el Cuartel General Lunar debido a que pasó bastante tiempo en él durante una etapa de su vida como militar. Cuando llegaron a la cafetería todos pidieron cerveza para beber ya que según su código deontológico podían tomar alcohol si mediaban más de ocho horas entre la ingesta y la entrada al servicio.

-Vaya gol le han metido al Gobierno Mundial tolerando que desalojen a nuestra guarnición de la base de los malditos uranianos. Si otro estuviera al mando otro gallo hubiera cantado. - Dijo Robert.

-Entonces dime una cosa Robert ¿Declararías ya la intervención militar? - Preguntó Iñaki.

-Claro que sí. Está mas que justificado. Con esa decisión seguro que se han saltado una ley a la torera. - Contestó Robert enérgicamente.

-¿Y que harías si hubiera declaración de independencia? - Preguntó Manuel.

-Pues lo he pensado varias veces. Cogería a los habitantes que viven en Uranolandia y los repartiría por otros sitios y volvía a poblar esa Mega Estación con otros ciudadanos que fueran más leales a la Tierra. - Aclaró Robert.

-La verdad no sé cuántas leyes has tirado por los suelos en un momento, Robert. - Añadió Iñaki sonriendo.

-La misma ley que se han saltado los uranianos expulsando a nuestra guarnición. - Expuso Robert.

-Pero tú destruyes y yo intento construir. Al final hay que encontrar una solución para volver a normalizar las relaciones con ellos. Y si hay que ceder como ha hecho el Gobierno Mundial, hoy se cede. Siempre hay tiempo para que corra la sangre. - Puso de relieve Iñaki con un tono amigable.

-Lo que puede correr es el pensamiento de que si aprieto las tuercas al Gobierno Mundial voy a sacar algún tipo de beneficio. Eso no puede ser. Habrían demasiadas tomaduras de pelo. - Dijo Robert.

-Esta comprobado que la mano dura a largo plazo no funciona. - Expuso Iñaki.

-Pues no se lo pensaron tanto cuando el primer ejército de la Armada Espacial Internacional intervino en Colombia para acabar con las guerrillas. Eso fue mano dura y parece que funcionó. - Dijo Robert.

-Es distinto Robert. No me jodas. En Colombia las guerrillas acabaron haciendo barbaridades. - Exclamó Manuel.

-¿Y tu que sabes que están haciendo los uranianos con la gente que no es independentista?¿Lo sabes? - Inquirió Robert con cara de preocupación.

-No, pero para empezar han respetado dentro de lo posible a nuestra guarnición. - Contestó Manuel.

-Lo raro es que uno de los nuestros no se haya vuelto loco y se haya puesto a disparar contra todo lo que se menea. - Dijo Carlos.

-Por eso les retiraron las armas. De hecho creo que se las han quedado. - Añadió Manuel.

-¿Y para coño las quieren?¿No están asociadas a nuestras identidades digitales?¿Ahora van a matarnos con nuestras propias armas? - Indagó Robert llevándose las manos a la cabeza.

-La Mega Estación Espacial de Urano es la quinta potencia en el sistema solar en industria armamentística. Aunque las pudieran trucar no les hace falta. Ya van bien ellos solos. - Aclaró Iñaki.

-Me dan ganas de coger una nave e ir ya para allá a pegar tiros. Carlos ¿Tú no eras piloto en las fuerzas aéreas? Coge una nave y vamos para allá. - Dijo Robert dando un empujón flojo a Carlos.

-Te diría que aunque sé cómo pilotar algunas de nuestras naves no tengo autorización aún. Tengo pendiente presentarme a los exámenes dentro de poco pero la convalidación que tiene que llegar, pues no llega. Y es importante porque me quitaría bastante parte del temario. Así que ese es el tema. - Aclaró Carlos haciendo un ejercicio de paciencia debido a que Robert no paraba de empujarlo.

-Puta burocracia. Al menos eres un buen soldado joder. - Dijo Robert moviéndole el pelo a Carlos durante unos pocos segundos para al final echar una carcajada potente.

Mientras la conversación avanzaba en aquella cafetería, un compañero del escuadrón de Manuel, Iñaki, Robert y Carlos se acercó a ellos corriendo y les dijo que había comparecencia del Presidente del Gobierno Mundial ante la prensa en media hora y que Enrique quería juntar al escuadrón para verla ya que no era normal que eso ocurriera. Debido a la coyuntura en la que estaban quizás el líder del poder ejecutivo mundial iba a hacer algún anuncio que tuviera que ver con la misión del ejército del que formaban parte y por eso su cabo primero quería que todos estuvieran presentes. Había quince minutos de camino hasta la colonia de camarotes comunes donde se reuniría el escuadrón así que los cuatro terminaron sus cervezas de un trago, pagaron al androide que estaba en la barra y se dirigieron hasta el punto de encuentro. Cuando llegaron el escuadrón estaba reunido en una zona común esperando a que los medios comenzarán a transmitir aquella intervención desde la fragata espacial presidencial que se encargaba de transportar al Presidente del Gobierno Mundial por los distintos destinos del sistema solar.

-Quizás tan solo informe de lo que ya sabemos por nuestra General de División. - Dijo Carlos.

-No creo. Las intervenciones del presidente suelen ser secretas hasta que se hacen oficiales por él mismo. Si fuera eso, Paloma no habría tenido acceso a la información que plasmó en sus dos comunicaciones. Veamos que coño está pasando. - Replicó Iñaki sin apartar la mirada de la gran pantalla digital fina como casi un folio.

-Venga, silencio. Que ya empieza. - Ordenó Manuel a sus dos compañeros llevándose el dedo índice a la boca. - Sube, sube el volumen.

La intervención del Presidente del Gobierno Mundial ante los medios de comunicación duró aproximadamente diez minutos. Cuando acabó la mayoría de miembros del escuadrón tenían la boca abierta y el resto se miraban entre sí pensando que por fin había llegado el día del gran anuncio. Por fin el inicio del Éxodo Estelar tenía fecha. En tres días, por fin, las cinco arcas estelares, colosales transportes que representaban verdaderos Estados andantes, dirigidas por su correspondiente príncipe estelar iban a comenzar su periplo hacia las profundidades de la galaxia en busca de sus destinos señalados por la gracia divina. Entre los cinco elegidos estaba el español Eneas Platas de la Arena, un motivo de orgullo nacional y cuya arca estelar había sido construida en Francia respetando la decisión política inicial de construir un arca estelar en cada uno de los continentes en los que se distribuía el planeta Tierra. Manuel le preguntó a Iñaki si veía alguna relación entre acabar de fracasar en el intento político de frenar al independentismo de la Mega Estación Espacial de Urano y anunciar aquella espectacular y muy esperada noticia por la sociedad global. Iñaki le dijo que seguramente sí que había relación y que con aquella buena noticia seguramente querían tapar el fracaso del Presidente con respecto a la amenaza independentista. Manuel pensó lo mismo y es que así era la política, un puzle donde había que encajar las piezas correctamente para salvaguardar la reputación y la popularidad. Y nada más histórico y grandioso que ser el Presidente del Gobierno Mundial elegido para informar a los doce mil millones de personas repartidas por el sistema solar que la misión a la que algunos denominaban como sagrada iba a comenzar en aproximadamente setenta y dos horas. Los últimos tres días que completaban justo un período de dos años que habían pasado desde que aquella entidad de otra dimensión se manifestara para tocar con su gracia a los cinco elegidos y otorgarles un destino que perseguir, inmortalidad que disfrutar y dotes mentales que poder emplear en su desafiante misión. Una encomienda que llevaría unas cuantas generaciones de tripulantes encargadas de garantizar el buen funcionamiento de esos colosales transportes que tardaron más de una década en construirse.

El séptimo ejército de la Armada Espacial Internacional estaba adscrito a las cinco arcas estelares dotando a cada una de ellas con cuatro de sus divisiones militares que garantizarían la seguridad durante el inconmensurable viaje. La Alta Academia de Embarque, encargada de dotar de capital humano a cada arca estelar, sería cerrada tras haber logrado cumplir sus objetivos. Llegaba a su fin un proyecto global que había unido a la humanidad bajo un objetivo común y que estaba siendo parcialmente eclipsado por todo lo que estaba ocurriendo en la Mega Estación Espacial de Urano. Sobre todo esto hablaron Iñaki y Manuel hasta casi la hora de acostarse ya que este último reservó la última parte de la jornada para poder hablar con su mujer e hijos. Por suerte todo andaba bien para su familia y para él también y terminó la conversación diciéndole a Alba que al día siguiente les esperaba un día duro de entrenamiento que necesitaba como agua de lluvia para no pensar en la maldita incertidumbre que se desprendía de la espera de acontecimientos futuros. La cuenta atrás del éxodo estelar había comenzado pero la que incumbía a su unidad militar dependía de que los independentistas cumplieran o no la promesa que le habían echo a su pueblo.


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