ELAPIDES, UNA SINGULARIDAD LLAMATIVA

   Hace tiempo, en alguna parte del Mundo Cognoscible surgió una singularidad que consiguió evolucionar hasta desarrollar un nivel significativo de inteligencia. En esta entrada vamos a hablar de los Elapides, una singularidad que es nómada y viaja por su planeta con la intención de obtener los recursos necesarios para su supervivencia conformando una multitud de tribus que están dirigidas por la hembra más poderosa en cada una de ellas y que, por otro lado, están unidas a nivel planetario bajo el mandato de una emperadora que esta asentada en la única ciudad que existe en su planeta. Este título tan solo puede ser ostentado por una estirpe de Elapides que se caracterizan por tener un gran tamaño así como por ser increíblemente fértiles. Los Elapides son grandes constructores pese a su carácter nómada y su escaso nivel tecnológico que contrasta con un extraordinario dominio de ciertas artes y oficios entre los que se incluye el ámbito militar y que les convierte en especialistas en el combate cuerpo a cuerpo.

   Los Elapides tienen una estructura corporal alargada, delicada y semi fina en cuya base podemos encontrar dos tentáculos o colas que les permiten reptar y que están unidas a un ensanchamiento del tronco inferior donde también se encuentran los aparatos reproductivos del macho y la hembra. El macho posee una cola corta que se encuentra en la parte frontal baja del cuerpo y que esta enrollada en espiral. Cuando llega la época de apareamiento esta se tensa para poder acceder al aparato reproductivo de la hembra, situado en la parte baja de la espalda y donde comienza el ensanche del tronco que nos recuerda al de una serpiente. Conforme ascendemos por su alargado y estrecho cuerpo a partir del ensanche del tronco inferior llegamos a otra protuberancia ancha de donde nace un brazo articulado a cada lado unido al ensanche por los hombros. A diferencia del macho, cuya espada es lisa, las hembras poseen unos cortos tentáculos acabados en una serie de esferas que emiten un sonido característico cuando estas deciden hacerlas vibrar y cuyo sonido les hace entrar en trance tanto para reproducirse como para estimularse en caso de ser amenazadas por algún congénere. Tras el ensanche que simularía la espalda de un humano y que nos recuerda a la complexión de una cobra en la Tierra, el tronco vuelve a hacerse estrecho pero rápidamente vuelve a aumentar de tamaño para recoger a la cabeza y acabar en forma de pico en su frente tal y como lo haría un casco de corte futurista. Su cara es limpia y de color pálido que contrasta con el color verdoso de la mayoría de su cuerpo. En la cara poseen dos ojos en cada lado y dos agujeros a ras de la piel que les permiten respirar así como una gran boca en cuyo interior se encuentra una larga lengua que suelen enseñar al enemigo antes de entrar en combate. En los laterales de la cara nacen las orejas que van haciéndose más grandes conforme se alejan de estas simulando a una trompeta y que están orientadas hacia los ya mencionados tentáculos de la espalda.

   Solo las hembras ascienden hasta su esfera de existencia y lo hacen dependiendo del número de huevos que son capaces de poner para garantizar la supervivencia de la especie. Cuanto más fértil es la hembra y más huevos pone, más fuerza entienden que tiene en la esfera de existencia a la que ascienden aunque también se tienen en cuenta, como ocurre en otros casos, las virtudes desarrolladas durante el uso de su inteligencia en vida que dan como resultado el constructo de su espíritu por parte del Alma correspondiente.

   Su esfera de existencia no está muy poblada debido a que no reciben demasiados recursos de Brama debido a que solo ofrecen, aparte de información sobre su surgimiento y a la carencia de sueños por no dormir nunca, un fruto muy especial al Creador y que es el espectáculo que ofrecen cada cierto tiempo basado en rituales y bailes bajo el estado de trance de las hembras que hasta allí han ascendido y que llaman la atención del Creador que no suele faltar a esa cita. Dicho espectáculo es singular, bastante dilatado en el tiempo y muy famoso en el Mundo Intangible llegando incluso a acoger a otros Agentes de otras Esferas de Existencia que colaboran con los Elapides para conseguir que el evento sea digno para el Supremo Hacedor aunque los recursos obtenidos de la atención de este sean íntegramente gestionados por la singularidad que nos atañe en esta entrada. Durante el evento las Elapides utilizan maná para que el sonido característico de las esferas que terminan las protuberancias de su espalda haga entrar en trance no solo a ellas como ocurre en el Mundo Cognoscible sino a todo Agente capaz de escucharlo en el Mundo Intangible. Incluso se comenta que cuando todas las Elapides lo producen a la vez conforman una música rudimentaria y potente que también es capaz de hacer entrar en trance al Supremo Hacedor a través de su atención pero esto es algo que no ha podido ser comprobado.

   Los Elapides no son especialistas en ningún campo de evolución mental aunque si que resalta sutilmente su dominio del lado elemental con el que consiguen vestir a este espectáculo del que cuentan que no se puede disfrutar de algo parecido en el TODO. Por lo tanto los Elapides no es una especie  de las más poderosas y ricas en recursos pero consiguen suplirlo con unas fantásticas relaciones con otras singularidades que se preocupan por la sostenibilidad de su esfera de existencia a largo plazo. Como es evidente participan en el sínodo liderado por el Coordinador de Gobernadores del Mundo Intangible.

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