CAP. 3.5: CRUCE DE UMBRALES

Aquella videoconferencia duró aproximadamente una hora y fue retransmitida abiertamente para que toda la humanidad pudiera despedirse de las cinco arcas estelares que hacía ya quince días habían comenzado su famoso periplo hacia las profundidades de la Galaxia. El objetivo era conocer de la mano de los Príncipes Estelares el estado en que se encontraban los transportes cuyo resultado arrojó que, en general, todo iba bien y que el estado anímico de las cinco tripulaciones era muy bueno, entre otras cosas, debido a que los colosales transportes habían sido dotados de suficientes medios para que a corto y medio plazo no echarán de menos la vida en la Tierra. También supuso para la humanidad conocer detalles tan sofisticados como el timbre de voz de los cinco elegidos y la forma en que estos gesticulaban al hablar. Pero lo más importante de todo es que, pese a que aún quedaba algo de tiempo para que se perdiera el contacto con las arcas estelares debido a que estas cruzarían un umbral a partir del cual sería imposible llevar a cabo esas videoconferencias, los colosales transportes ya se encontraban en puntos remotos que la humanidad jamás había alcanzado al viajar estos a la cuarta parte de la velocidad de la luz durante quince días. Entonces llegó el momento de despedirse oficialmente de ellas, de sus tripulaciones y de sus agraciados líderes. Para ello el Director de la Agencia Espacial Internacional pronunció unas palabras bien preparadas para que estuvieran a la altura del aquel acontecimiento, uno de los más importantes para la historia de la humanidad. Esas palabras que significaron la última interacción con los cinco Príncipes Estelares fueron: "A partir de este momento estaréis solos y solas en vuestro camino. Que la suerte os acompañe camaradas pues la más avanzada tecnología, la humanidad y los Dioses ya lo hacen. No tardéis en volver a casa con los misterios resueltos."

A continuación los Príncipes Estelares levantaron el dedo gordo de su manos derechas por encima de sus cabezas como queriendo decir que habían entendido ese mensaje y que estaban listos para todo lo que les deparara el espacio exterior en su aventura. Tras unos segundos la comunicación multilateral con ellos se cerró y en el alto edificio donde se encontraba la sala de comunicaciones de la Agencia Espacial Internacional, un reloj comenzó a contar el tiempo desde ese justo momento en que se produjo la despedida. Una despedida que fue uno de los eventos más seguidos por la raza humana y que fue acogida por algunos con tristeza y por otros con alegría. El escuadrón de Manuel que estaba viendo aquel evento desde la sala común de su camarote se puso de pie y comenzaron a abrazarse entre ellos. Algunos de sus miembros conocían a algún miembro de la tripulación de las arcas estelares  y sabían que no volverían a verlos jamás. A continuación en el canal de televisión que estaban viendo comenzaron con el noticiero de la actualidad internacional pero Enrique apagó la pantalla y se dirigió al grupo brevemente para enfatizar el sacrificio que habían hecho los soldados del séptimo ejército de la Armada Espacial Internacional y que los allí presentes siempre deberían recordarlo para que fuera fuente de inspiración y esfuerzo en su día a día en la misión en la que se encontraban inmersos. Cuando acabó el cabo primero abandonó aquella estancia dejando al escuadrón en un proceso reflexivo que fue acompañado por un silencio al que algunos no estaban acostumbrados.

- Chavales, un poco de alegría. Acabo de consultar mi cuenta bancaria y ya hemos cobrado. ¡Vaya pastizal! Sale rentable estar de misión sin entrar en combate. - Dijo Robert que se había subido a la mesa para que el escuadrón al completo le prestara atención.

- Claro, ya es día quince. A ver que lo consulte. - Añadió un compañero del escuadrón.

- Ya te lo digo yo. Cuatro mil quinientos acres, el doble de nuestro sueldo normal. - Aclaró Robert.

- Ostias. No veas lo contenta que se va a poner mi mujer cuando lo vea. - Dijo Carlos frotándose las manos.

- Qué suerte tengo. Como no tengo mujer, el que me pongo contento soy yo. Madre mía el festival que me voy a pegar en el permiso del fin de semana. - Expuso Robert dando saltos de alegría.

- Si que tienes suerte. Nos lo vamos a pasar bien en la Mega Estación Espacial de la Tierra. Iñaki no te pierdes nada por no visitar Colonia Prime. Al final es un asentamiento residencial con pocos servicios. - Aclaró Héctor.

- A mi me hacía ilusión pisar la Luna. Pero tampoco quiero ir solo. - Contestó Iñaki.

- Tú pisas la Luna todos los días Iñaki porque a veces pareces que estas en otro planeta. - Dijo Manuel agarrando con una mano el hombro de Iñaki.

- Si que es verdad. Ya me lo decía mi padre. Los filósofos parecen ser de otro mundo. - Dijo Iñaki resignándose a darle la razón a su compañero. - Ahora, bien que os calláis y prestas atención cuando os explico las cosas desde otro punto de vista y os hago reflexionar.

- Eso es por el aburrimiento que sufrimos Iñaki. No nos pagan por pensar sino por acatar órdenes. - Dijo una compañera del escuadrón.

- Pero bien que cuando piensas y les salvas el culo a los superiores te dan una medalla. La capacidad de sorprender a tu enemigo te otorga ventaja sobre él. Algo así decía Sun Tzu en su obra. - Añadió Iñaki.

- Queréis dejar de haceros pajas mentales y poner los pies en el suelo. Apunta, mata y avanza. Al final eso es lo que importa. Y también lo que importa es que en tres días estaremos en la Mega Estación Espacial de la Tierra con una buena nómina para gastar. Ya he reservado la aeronave que vendrá a recogernos desde allí. El Viernes a las seis tenemos que estar en los muelles de uso civil. - Dijo Robert.

-¡Qué ganas! - Exclamó otro compañero del escuadrón.

La jornada avanzó hasta su final entre conversaciones que se centraron en planificar, con la ayuda de la información que recogieron de la red global de datos a través de sus implantes mentales, lo que harían durante el permiso que iban a disfrutar y que comenzaría el viernes por la tarde y acabaría el domingo también por la tarde. A Manuel le hubiera gustado visitar a su familia durante el permiso pero era técnicamente imposible debido a los tiempos que requerían los transportes que debía coger para alcanzar Madrid y luego volver a tiempo a la Mega Estación Espacial Lunar. 

La rutina de entrenamiento siguió el Miércoles y el Jueves como hasta entonces con maniobras militares por la mañana y gimnasio y clases teóricas por la tarde donde ya habían comenzado a tocar las estrategias y tácticas militares que seguiría el tercer ejército al que su unidad militar pertenecía en caso de que la invasión se produjera y para ello tuvieron que estudiar como estaba organizada la Mega Estación Espacial de Urano. Algunos conocían de antemano la estructura pero los que no ya se pudieron hacer una idea después de la clase. Esta estaba conformada por un gran platillo en el centro del que nacían cuatro brazos prominentes que rodeaban al núcleo como si del principio de una espiral se tratase. Cada enorme brazo estaba especializado en acoger un tipo de actividad siendo estas las relacionadas con el ámbito militar, civil, logístico y construcción naval y justo en esos enormes brazos sería por donde comenzaría la invasión en el caso de que se produjera. Otro punto importante es que aquella Mega Estación estaba siendo expandida por la base y cúpula del platillo que representaba al núcleo dotando de más muelles y hangares a la estructura espacial, algo importante para el diseño de la campaña militar.

El Viernes por la mañana fue distinto ya que la maniobra militar consistió en practicar un protocolo de embarque en las naves que debían transportarlos a la Mega Estación Espacial de Urano. La intención de aquel entrenamiento era reducir el tiempo que necesitaría el tercer ejército de la Armada Espacial Internacional para desalojar el Cuartel General Lunar y estar listo para partir lo que conllevaba que cada una de sus unidades militares estuviera embarcada en su correspondiente transporte y este, a la vez, estuviera preparado para despegar hacia su destino. Esta maniobra les chocó algo a Iñaki y Manuel ya que nunca habían realizado ese tipo de entrenamiento pero tampoco le dieron mucha importancia ya que era de sentido común que quisieran refinar la movilización de un ejército al completo ya que podía llegar a ser algo caótico sino había una mínima preparación detrás. Cuando acabaron esas prácticas y de vuelta a los camarotes comunes Enrique les comunicó que por orden de Berend de Vries los permisos de fin de semana quedaban suspendidos ya que el Estado Mayor Mundial de la Defensa iba a visitar el Cuartel General Lunar y querían pasar revista a toda la tropa allí presente algo que incendió a Robert y que Enrique no tardó en aplacar haciendo gala de experiencia como mando militar.

El escuadrón regresó a sus camarotes antes de la hora de comer y Enrique los dejó para ir a comer con otros mandos militares, algo que no solía suceder. Robert aprovechó la ausencia de su cabo primero para desfogarse soltando por su boca todo lo que su mente, a esas alturas muy envenenada, le proyectaba.

- Cálmate Robert. Piensa que estás ganando mucho dinero estando en esta misión y que nos pagan más por jodernos como en esta ocasión. Ya tendrás tiempo para disfrutar de todo ese dinero. - Dijo Manuel intentando convencer a Robert de que la frustración no le iba a ayudar en nada.

Robert miró a Manuel con rabia durante unos segundos, resopló y se sentó en una bancada que había en una habitación de los camarotes comunes que albergaba a las provisionales taquillas del escuadrón. Este se quitó la ropa y se dirigió a las duchas y Manuel se alegró porque una ducha fría es lo mejor que le podía venir a su compañero para que cambiara su actitud. Entonces Manuel se llevó un susto de muerte ya que Iñaki se había acercado mucho a él. Iñaki se siguió acercando hasta que puso su boca a la altura del oído de Manuel con la intención de susurrarle algo mientras miraba como Robert accedía a las duchas.

-No va a disponer de ese tiempo libre del que hablas en bastante tiempo. - Susurro Iñaki.

-¿Y eso? - Preguntó Manuel sorprendido.

-Partimos a la guerra hermano. Esta tarde se va a despejar todo. - Dijo Iñaki con ya con un tono normal.

Cuando escuchó esas palabras de la boca de Iñaki, a Manuel se le pusieron los pelos de punta y tan solo pudo mirar a los ojos de su amigo. Intentó rebatir la opinión de Iñaki pero las palabras no le salieron. Eso fue lo que más le asustó de todo porque su corazón le avisó de lo mismo. Iñaki era una persona con una gran intuición y pocas veces le había visto fallar en sus pronósticos. 

Y así fue que cuando acabaron de comer recibieron una comunicación de su General de División diciendo que los entrenamientos de aquella tarde quedaban suspendidos ante la convocatoria de una rueda de prensa por parte de los independentistas de la Mega Estación Espacial de Urano que comenzaría a las seis de la tarde y que, a continuación, el Presidente del Gobierno Mundial se dirigiría a la población desde Tokio. Manuel miró a Iñaki tras leer aquella comunicación y este le guiñó un ojo antes de levantarse a depositar su bandeja en la que había comido mientras en el comedor donde comía la brigada Cervantes al completo se impuso un silencio desgarrador que se extendió incluso después del tiempo necesario que cada soldado le dedicó a aquella comunicación. Ese silencio comenzó a resquebrajarse dando paso a susurros y conversaciones en tonos bajos antes de que los escuadrones de la Brigada fueran abandonando aquel lugar en dirección a sus camarotes.

El escuadrón dirigido por Enrique volvió a la zona común del camarote en el que hacían vida para ver la rueda de prensa. Sin embargo Manuel, en esa ocasión, no asistió y decidió quedarse en su litera echando un vistazo a las fotos de su familia que tenía almacenadas en la galería de su implante mental. No quería saber nada de todo aquello pero aún albergaba la esperanza de que las comparecencias de esa tarde no desembocaran en la movilización militar y el estallido de un conflicto. Quizás los independentistas habían reculado ante la contundente decisión del Gobierno Mundial de movilizar una gran fuerza armada y el Presidente del Gobierno compareciera para apuntarse el tanto de aplacar la amenaza independentista. Al rato Manuel decidió llamar a su esposa pero esta no respondió lo que le hizo pensar que estaba siguiendo con ahínco lo que estaba ocurriendo. Cuando pasó una hora comenzó a escuchar gritos que provenían de los miembros de su escuadrón pero estaban tan lejos que no pudo entender qué decían. No tardó en llegar Iñaki al camarote común y cuando hizo contacto visual con Manuel aquel cerró los ojos dibujando en su cara un semblante muy serio.

-Llevamos mucho tiempo preparándonos para esto mi querido amigo. - Expuso Iñaki.

-Sí pero como pasa con la muerte, uno nunca termina de estar preparado para la guerra. - Dijo Manuel sin dirigirle la mirada.

No tardó en llegar una comunicación de Berend de Vries para todos los soldados de su ejército confirmando el estallido del conflicto tras la desconexión de la Mega Estación Espacial de Urano del Gobierno Mundial. La declaración de independencia ya era una realidad y también era una realidad que al día siguiente de buena mañana la flota partiría hasta el asentamiento humano más alejado de la Tierra para aplacar la rebelión. Con una escasa diferencia de tiempo se perdió el contacto con las arcas estelares y se produjo la desconexión de la Mega Estación Espacial de Urano con respecto al Gobierno Mundial. Con una escasa diferencia de tiempo se pasó de la euforia global por llevar a cabo el mayor proyecto de la humanidad a la tristeza e incertidumbre provocada por el estallido de una lóbrega guerra que pondría fin a más de medio siglo de paz.

 

CAPÍTULO IV

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