CAP. 3.4: EL GRAN DÍA

Manuel terminó de darse una ducha junto a sus camaradas después de las prácticas militares de su escuadrón durante la mañana. El entrenamiento duró tres horas y consistió en capturar y proteger la bandera con respecto al adversario representado por el otro escuadrón militar que completaba el pelotón bajo el mando del sargento primero David Linares. En aquellas prácticas las armas eran no reales, es decir, se disparaba con armas inofensivas que proyectaban un láser que reaccionaba con un sensor puesto en las armaduras ligeras de combate indicando que ese soldado debía retirarse de la escaramuza para reintegrarse después tras tres minutos de espera. Dicho entrenamiento duró unas dos horas y media durante las cuales el escuadrón de Manuel tuvo la mayor parte del tiempo la bandera, y, al final, se declaró ganador de aquel ejercicio militar. El sargento primero del pelotón observó las maniobras de su pelotón desde el área de observación de aquella sala inmensa de entrenamiento dotada de bastante escenografía que trataba de simular las instalaciones de la Mega Estación Espacial de Urano. La idea era refinar las tácticas de combate de los dos escuadrones enfrentados entre sí, mejorar el entendimiento entre sus integrantes, afinar el arte de apuntar y disparar en situaciones bajo presión, etc. 

Aquel era el tercer día en que el tercer ejército de la Armada Espacial Internacional estaba asentado en el Cuartel General Lunar y también fue el tercer día de entrenamiento. En los dos días anteriores también habían habido maniobras militares por la mañana para el pelotón dirigido por el sargento primero David Linares, en concreto, el primer día hubo circuito físico combinado con práctica de tiro y el segundo día hubo práctica de asalto a posiciones fortificadas donde el enemigo era representado por estatuas de plástico  usadas típicamente en los entrenamientos castrenses. Por la tarde la tropa se ejercitaba en el gimnasio realizando ejercicios de fuerza y cardio durante dos horas. Cuando acababan de entrenar el pelotón se dirigía a los camarotes comunes para realizar la rutina de higiene personal ya que aún les esperaba la clase teórica donde estudiaban todo lo relacionado con la Mega Estación Espacial de Urano, desde la idiosincrasia de lo que se conocía de su ejército hasta la distribución de sus instalaciones. Sin embargo ese tercer día por la tarde no iba a haber ni sesión en el gimnasio ni clase teórica ya que desde lo alto de la cadena de mando se decidió dar permiso a la totalidad del ejército para que pudieran seguir uno de los acontecimientos más importantes para la humanidad. Esa tarde, por fin, despegarían las famosas arcas estelares dando comienzo al periplo más esperado por la raza humana.

En el Cuartel General Lunar instalaron unas pantallas gigantescas en varias de las inmensas salas de maniobras militares para que pudieran albergar a las unidades más grandes del tercer y sexto ejército de la Armada Espacial Internacional sin embargo cada soldado tuvo libertad para elegir dónde quería ver el evento. Manuel, Iñaki, Carlos, Héctor y Robert junto a otros pocos miembros del escuadrón decidieron verlo en la misma sala común de sus camarotes donde vieron la comparecencia del Presidente del Gobierno Mundial hacía ya tres días atrás. 

-¿De dónde partían cada una de las cinco arcas estelares? - Preguntó Héctor.

-Si no recuerdo mal desde Francia, la India, Australia, Suráfrica y Florida en Estados Unidos. - Respondió Iñaki.

-Madre mía ¿habéis visto cuánta gente ha acudido físicamente a ver los despegues? - Inquirió Carlos.

-Vaya tela, sí que es verdad. Pero también es normal, estarán como locos por ver a los Príncipes Estelares. Los han aislado tanto de la sociedad global que es normal que se hayan convertido en fenómenos de masas. - Contestó Manuel.

-¿Cuánto queda? - Preguntó Héctor.

-Lo pone arriba a la derecha en la pantalla. Dos horas y quince minutos. - Dijo Manuel.

-Es impresionante el tamaño que tienen. Si ya me impresionó la fragata espacial que nos trajo, esto es ya increíble. - Añadió Héctor agitando una de sus manos arriba y abajo.

-Piensa que transportan aproximadamente a cerca de doscientas mil personas cada una, los suministros necesarios para abastecer a la nave y la tripulación durante muchos años, todo tipo de infraestructuras necesarias para procesar todo lo que se encuentre hasta su destino, etc. - Aclaró Iñaki.

-Es una puta locura. - Dijo Robert.

-Pues no se cuanto le habrá costado al Gobierno Mundial construirlas pero se que han invertido más de una década en terminarlas. - Expuso Manuel.

-¿Y cómo van a conseguir que esos monstruos venzan a la gravedad? - Preguntó Carlos.

-Tengo entendido que han sido construidas sobre otras mega naves que cuentan con tres centrales energéticas en su sala de máquinas que le permitirá elevar a la correspondiente arca estelar hasta la órbita terrestre. Desde ahí estas ya comenzarán su viaje. - Replicó Iñaki.

-¡Y vaya viaje! - Exclamó Manuel.

El programa que habían elegido para ver el despegue de las arcas estelares estaba siendo presentado por dos mujeres de mediana edad que hablaban en inglés, idioma que debía de ser dominado para poder acceder a la Armada Espacial Internacional, y que iban aportando información relevante acerca del acontecimiento del siglo como que las tripulaciones formadas tanto por humanos y por androides ya estaban emplazadas dentro de las arcas y que lo único que faltaba era que llegaran los Príncipes Estelares junto a los gobiernos de cada arca estelar para que se iniciará la operación.

-De lo que no hablan es del sacrificio del séptimo ejército de la Armada Espacial Internacional. Toda la tripulación se ha alistado voluntariamente excepto los militares. Vaya tela. ¿Os imagináis que os hubiera tocado renunciar a todo obligatoriamente simplemente porque alguien decidió en su día que tu destino era el séptimo ejército? - Preguntó Iñaki.

-Es jodido pero ahora estoy más orgulloso que nunca de pertenecer a la Armada Espacial Internacional. Es increíble como se han producido tan pocas bajas entre esos soldados después de conocer la orden que les obligaba a cumplir una misión sin regreso. - Dijo Manuel dando unos golpes en el logo de la Armada Espacial Internacional de su uniforme.

-Somos los mejores, lo sabe todo el jodido mundo. - Añadió Robert señalando a Manuel.

Las presentadoras fueron intercalando los detalles del éxodo estelar con entrevistas a personajes especializados en temas espaciales, líderes religiosos que intentaban relacionar su religión con la intervención sobrenatural que se produjo en el Tratado de las Esencias, representantes del Gobierno Mundial e incluso algún que otro influencer a nivel global con miles de millones de seguidores.

-¿Sabéis que una de las arcas estelares pasará por las cercanías de la Mega Estación Espacial de Urano? - Preguntó Iñaki sonriendo.

-Ojalá se estrelle contra ella. - Añadió Robert.

-Que se estrelle no pero estaría bien que les conciencie un poco acerca de las cosas que puede conseguir la humanidad cuando trabaja unida. - Dijo Manuel mirando a Iñaki.

-Callad, están tocando un tema interesante. - Intervino Carlos señalando a la pantalla de la sala donde se encontraban.

En el programa estaban hablando de que las arcas estelares alcanzarán en un momento específico de su ruta la cuarta parte de la velocidad de la luz lo que significa, considerando el estado de la tecnología en telecomunicaciones, que en dos semanas cruzarán un umbral a partir del cual se perderán las comunicaciones con ellas y tan sólo será posible saber detalles básicos de sus estados entre los que se encuentra lo más importante que es conocer su ubicación. Justo entonces cuando iban a entrar en ese debate y quedaban quince minutos teóricamente para que se iniciarán los despegues, los reporteros que cubrían el gran evento in situ pidieron paso para informar que los Príncipes Estelares estaban llegando al lugar junto a las delegaciones de gobierno de las arcas estelares. Su puntualidad y sincronización fueron extraordinarias ya que aparecieron delante de los medios de comunicación a la hora que habían informado a los medios de comunicación y al mismo tiempo en cada uno de los cinco lugares donde les esperaban sus correspondientes arcas estelares. Cuando fueron vistos, la población que acudió a las zonas de despegue para ver aquel acontecimiento histórico estalló de júbilo llegando incluso a tensionar el perímetro de seguridad que rodeaba cada uno de los colosales transportes. La aparición de los Príncipes Estelares fue breve ya que no tardaron en embarcar pero fue suficiente para que fueran analizados con detalle a nivel global por muchísimos medios de comunicación que ansiaban ese momento entre los que se encontraban el programa que Manuel y sus compañeros estaban viendo en ese momento. 

Tres cosas llamaron la atención de los analistas acerca de los Príncipes Estelares. La primera fue los bastones de mando que portaban, elaborados en oro blanco donde se podía leer el lema en latín "in omnia paratus" y acabados en una talla que simulaba los pétalos de una flor donde se engarzaba un prominente diamante. La segunda fueron sus vestimentas que incluían llamativas capas cuyos colores y estilos se integraban armónicamente y que recordaban a los trajes impresionistas que portaban los monarcas hacía ya bastantes siglos atrás. Según los rumores, estos ropajes habían sido diseñados por los mejores estilistas que se podían encontrar entre los especialistas en ese campo. La tercera y que ya resonó hacía dos años en la población fue el brillo liviano que emitía su piel, en este caso, sus rostros ya que eran la única parte corporal desprovista de ropa y que les hacían parecer los seres superiores en que se habían convertido.

Las arcas estelares no fueron transportadas al mismo tiempo hacía el espacio exterior por motivos sin importancia siendo la primera que despegó la que fue construida en Cabo Cañaveral, Florida y que estaba comandada por el Príncipe Estelar Neil Roosevelt y la última que partió fue la ubicada en el sur de la Isla de Francia y que estaba liderada por Eneas Platas de la Arena. Cuando los medios se centraron en está última, Robert gritó llegando a asustar a alguno de sus compañeros allí presentes que era hora que aquel maldito hijo de puta español dejara el pabellón bien alto lo que provocó entre los soldados que allí estaban, incluido Manuel, una sensación de orgullo nacional que algunos hacía tiempo que no sentían.

Cuando las arcas estelares alcanzaron la órbita terrestre estas se desanclaron de las naves responsables de su ascensión hasta ese lugar sin ninguna incidencia remarcable. A continuación los Príncipes Estelares dieron la orden de encender los potentes motores eléctricos a la vanguardia de la técnica en el campo de la propulsión aeroespacial y los colosales transportes comenzaron a moverse con rumbo a sus destinos dictados por la gracia divina hacía ya dos años en el insigne Tratado de las Esencias. Al mismo tiempo se produjeron a lo largo y ancho del sistema solar espectáculos de fuegos artificiales para celebrar que el éxodo estelar de la humanidad por la vía láctea había comenzado. El gran día había llegado y todo salió como se había planeado. Manuel esperaba que esa nueva etapa en la historia de la humanidad no fuera eclipsada por lo que estaba ocurriendo en la Mega Estación Espacial de Urano. En ese momento y por alguna razón Manuel se acordó de su familia y busco cierta soledad para contactar con su mujer y sus hijos. Aquel uno de Octubre del año dos mil doscientos veinticuatro d.C. pasaría a la historia de la humanidad bajo la nomenclatura de "el gran día".


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