EL LIBRE ALBEDRÍO

    Creo que a estas alturas del Blog es hora de exponer y estudiar la dicotomía entre libre albedrío y  determinismo y lo haré desde el punto de vista de la relatividad, es decir, optaré por un punto intermedio el cual no sea decantarse por los extremos de la escala (representados por un libre albedrío puro o un determinismo casto), es decir, no apostaré por el modelo de dualidad (tal y como vimos en una entrada del blog) lo que supondría caer en la ilusión del discernimiento.

   Si partiéramos de un determinismo puro no haría falta la influencia que ejerce sobre nuestro yo consciente la conciencia con la que nuetra mente entabla una relación de simbiosis. La existencia sería perfectamente cerrada por una voluntad superior a nosotros con el objeto de garantizar las experiencias vividas por el sujeto lo que implicaría evitar que el hombre forjara su propio destino y se hiciera dueño de sus propias acciones. Rebatamos el determinismo puro en dos críticas:

   - Si la vida inteligente (singularidad del Mundo Cognoscible) es un accidente no cabe el determinismo pues esta surge independientemente de la atención y obra de un ser superior y si como consecuencia de una conjunción de factores dados por la diversidad fruto de la mecanicidad del Universo así que no cabe la deliberación pura del desarrollo de la vida ya que requeriría de grandes dosis de atención y creación por la voluntad superior entrando en contradicción con la accidentalidad que presuponemos en nuestra tesis. 

   - Si la vida es una creación, el suponer un determinismo puro atentaría contra la necesidad conceptual cognoscible de utilidad ya que que de que sirve que el Creador invierta recursos valiosos en crear lo que de antemano la mente todopoderosa de Él ya sabe como va a acabar. No sería muy lógico.

   Queda descartado para mí el determinismo puro. Estudiemos a continuación el concepto de libre albedrío puro.

   Para mí tampoco cabe un libre albedrío impoluto ya que siempre somos la consecuencia de una causalidad que se revela en el formato de ser gobernados por leyes que conforman el Mundo Cognoscible o la vida en general, que nos someten a una influencia considerable a la hora tomar decisiones y actuar. Por otro lado, la idiosincrasia del sistema creado por nuestra propia raza homogeniza la existencia terrenal y limitan la pura libertad del individuo. Por último, no sabemos como y en que grado inciden otros Planos Superiores sobre el nuestro, algo que deberemos ir descubriendo con el desarrollo del Blog. Así que, en definitiva, descarto también el concepto puro de libre albedrío. Entonces, ¿en que parte de la escala de colores me muevo en la cual los extremos representan la dicotomía expuesta?

    Mi idea es que predomina bastante más el libre albedrío que el determinismo puro debido a que creo en la libertad del hombre como fuente de transformación de causas idénticas en consecuencias que sean diversas entre sí y que sirvan de utilidad, a través de la trazabilidad oportuna, para el Supremo Hacedor. También y siguiendo en el supuesto de idénticas causas dadas se produzcan distintas calidades de las virtudes implementadas por los individuos que sirvan de base para merecer o no el ascenso a Planos Superiores tras la muerte de estos. Por lo tanto mi conclusión es la existencia de un sistema de libre albedrío relativo donde hay bastantes menores dosis de determinismo que de libertad del "Yo consciente".

   Frase célebre: 

   "La libertad no tiene valor en sí misma: hay que apreciarla por las cosas que con ella se consiguen" - RAMIRO DE MAEZTU.

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