4.- EL DESENLACE DE LA AMBICIÓN DE ULULAN

    La batalla de todos los tiempos entre la facción de Omnios, Enfué, Ícanus y los Aurifos y la facción de Ululan y sus secuaces los Dracos comenzó a librarse. Los Dracos eran superiores en el arte de la guerra a los Aurifos, tenían superioridad numérica y también contaban con mayor maná entre sus recursos que sus rivales así que las cosas no pintaban bien para el Creador. Mientras Ícanus y los Aurifos guerreaban contra los Dracos, Enfué y Omnios lanzaron un duelo a Ululan quien aceptó sin lugar a dudas. Omnios y Enfué se coordinaron perfectamente para atacar a Ululan pero esto no fue suficiente para derrotarlo ya que Ululan era la deidad mas avanzada conocida por el TODO, también en la práctica del arte de la guerra así que el duelo no duró mucho y Ululan destruyó a los Avatares de Enfué y Omnios desterrándolos a sus Cámaras de Existencia en sus respectivas Esferas de Existencia durante el tiempo suficiente para que no representaran una amenaza en el medio plazo. Entonces Ícanus comprendió que lo único que podía hacer era ganar tiempo para que sus aliados liderados por Anu en el Mundo Intangible lograran salir victoriosos en su misión de ayudar al Creador, algo que no sabían como hacer pues no conocían de las artes oscuras que Ululan había utilizado para incapacitar al Creador. Así que Ícanus y los Aurifos pronto se vieron rodeados por las huestes de Dracos liderados por Ululan y solo sería cuestión de tiempo que su derrota se materializara. Por ello Ícanus consumió todo el meliá que portaba encima y decidió lanzarle un duelo a Ululan. Este volvió a aceptar y la batalla entre los dos ejércitos se interrumpió para observar el desarrollo de aquel combate bilateral, digno de observar por representar la contienda entre los dos Agentes Primigenios mas versados en el arte de la guerra del Mundo Intangible, es decir, el comandante de los Aurifos contra el señor de los Dracos. En medio de la batalla se formó un círculo que albergo aquel duelo y que se extendería significativamente en el tiempo debido a la igualdad de las destrezas de aquellos dos Agentes Primigenios. Ululan sabía que Ícanus era el último escollo para lograr su objetivo e Ícanus lo único que quería era ganar el tiempo suficiente para que la Liga Divina pudiera imponerse en el Mundo Intangible.

   Pero en el Mundo Intangible las cosas no pintaban mucho mejor. Mientras que la Liga Divina se preparaba estratégicamente para lanzar su última ofensiva sobre Avalon, el Dragón Negro de Ululan simplemente esperaba a que esto ocurriera para volver a causar todo el daño posible sobre sus enemigos. Así que cuando Anu ordenó el avance sobre Avalon dividiendo el ejército híbrido en dos batallones para que uno de ellos se enfrentará al Dragon Negro y el otro consiguiera llegar a la superficie de Avalon algo inesperado ocurrió. Atávar se materializó con un Avatar de titánicas dimensiones y cargó contra el Dragón Negro tomando así parte en el conflicto. Gracias a esta ayuda inesperada Anu pudo avanzar con todo el resto de su armada sobre Avalon donde les esperaban Tian y los Dracos de Ululan. Cuando pisaron la superficie de Avalon, Anu, en su gran sabiduría, detectó la atención del Creador sobre Orop y su intuición le dijo que aquel era la fuente de todos los problemas así que lidero a sus fuerzas militares contra la bien fortificada ciudadela de Ululan. El asalto comenzó de inmediato y gracias al poderío de los Dracos estos causaban muchas más bajas de las que recibían. Volvía a darse la inferioridad numérica de la Liga Divina contra la guarnición de Dracos así como que la facción de Anu estaba debilitada por el drenaje de maná sufrido por la hechicería de Ululan. 

   Las cosas no iban muy bien para la Liga Divina pues no terminaban de penetrar en la ciudadela para alcanzar y destruir a Orop con el objetivo de liberar la atención del Supremo Hacedor. Los Agentes Inducidos ascendidos desde su singularidad no eran rival para los poderosos Dracos aunque los Agentes Primigenios si que causaban bastante daño sobre las filas enemigas, entre ellas Tian, que fue destruido por Anu en un duelo legendario que demostró el verdadero poder de Ululan al ser capaz de crear un Agente Inducido que rivalizara durante un tiempo considerable contra el primer Agente Primigenio creado por el Supremo Hacedor. Aun así el resto de la cadena de mando de los Dracos mantuvieron a sus filas bien lideradas y en pie hasta que Atávar volvió a entrar en acción tras derrotar al Dragón Negro de Ululan. Atávar cargó sobre la ciudadela destrozando una parte de sus fortificaciones y dejando paso al ejército de la Liga Divina encabezado por Anu. Los pocos Agentes Primigenios que quedaban en combate se encargaron de acabar con los líderes de los Dracos provocando su desmoralización y su huida de aquella Esfera de Existencia en dirección a los puntos más recónditos del Mundo Intangible (cambiando su Avatar para pasar desapercibidos). Así Anu consiguió llegar hasta Orop con sus diezmadas filas entre las que se encontraba Atávar. Allí Anu le pidió a Atávar que destruyera Orop y este así lo hizo consiguiendo finalmente liberar la atención del Supremo Hacedor de aquella bellísima joya y cerrando el portal que daba acceso a aquella.

   Fue entonces cuando el Creador se comunicó mentalmente con Ícanus quien estaba trabado en combate con Ululan y le transmitió la orden de que se retirara del combate y que dejará a los diezmados Aurifos en combate para retener por un poco más de tiempo a Ululan y sus fuerzas. Ícanus, notablemente cansado y herido, comenzó su retirada hacia la mente del Creador mientras Ululan lo tachaba de cobarde por abandonar el duelo a la vez que este comenzaba a sentir la gloria originada en el hecho de que por fin iba a poder alcanzar su objetivo y de ahí saltar al Mundo Divino mediante magia muy avanzada solo alcanzable para una mente como la suya. Cuando Ícanus ya se encontraba dentro de la mente del Creador este pasó a prestar atención al hecho de hermetizarla para que Ululan no pudiera cruzar condenándolo, junto a su ejército de Dracos y lo que quedaba de la armada de Aurifos al limbo, una subdimensión que significó la atención del Creador pero que al dejar de utilizarla sobre Orop, ya destruida, se desvanecieron los dos puntos de anclaje de los extremos que representaban Orop y la mente del Creador. Esto convirtió el lugar en el que se encontraba Ululan en una subdimensión directamente ya no existente, una jaula edificada sobre el pasado más reciente, un plano que no era nada. Esto junto a la destrucción del bastión en el que se encontraban todas las Cámaras de Existencia de Avalon por parte de la Liga Divina condeno a Ululan a la nada sin ni siquiera poder reintegrarse en la Fuente de su Creador, suerte de la que si gozó Tian y sus secuaces así como el Gran Dragón Negro que desde aquel entonces sería conocido como Dilong. Esto fue el desenlace de la ambición de Ululan, una ambición que sufriría el peor de los castigos que no fue otra cosa que la condena de su ser al vacío mas absoluto junto a sus Agentes Inducidos o Dracos que allí le acompañaban.

   Tras la victoria de la Liga Divina el Creador le dio a Omnios las funciones que Ululan cumplía en cuanto a la dirección y llamamiento de su atención y a la vez mantuvo las funciones de ser el principal explorador del TODO. El Creador recompensó a los pocos supervivientes del conflicto vivido con maná y tiempo existencial y en el medio plazo Enfué, Omnios y los restantes Agentes Primigenios destruidos en aquella guerra volvieron al TODO tras rehacerse en sus Cámaras de Existencia. El Gobierno de Avalon quedó vacío convirtiéndose en una  Esfera de Existencia inhabitada aunque el Creador encomendó a Omnios su vigilancia con cierta frecuencia. Esta fue la última intervención que el Creador hizo con respecto a su Creación y desde entonces jamás ha vuelto a mediar palabra con ningún Agente del TODO lo que algunos achacan a su decisión de volverse totalmente imparcial con respecto a los acontecimientos que se dan en su magnum opus que acoge todo cuanto conocemos y desconocemos por ahora. Y cuentan varios rumores que por aquellos tiempos en que el TODO estaba celebrando su victoria con respecto a Ululan fue cuando surgió la misteriosa y arcaica estructura de Ilkebog en alguna parte del espacio natural del Mundo Intangible. Este es el final de la leyenda de Ululan, la que fue la deidad mas avanzada del TODO por aquel entonces y cuya ambición acabó en nada y en la nada.

   Ícanus levanto en su Esfera de Existencia un monumento en honor a los Aurifos que se sacrificaron quedando atrapados en el limbo para siempre y dentro de ese templo ubicó los restos de la destruida Orop. El Creador contribuyó a la construcción de ese Templo aportando un material precioso con origen en el Mundo Divino y que era imposible encontrarlo en el Mundo Intangible. La belleza de ese Templo es legendaria y a día de hoy sigue recordando aquellos tiempos oscuros y el sacrificio que llevaron a cabo aquellos bizarros Aurifos.


TRAZAS DEL ORIGEN: CAPÍTULO I

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