EL REPASO VITAL AL FINAL DEL DÍA

   Deberíamos convertir en un hábito el encontrar un hueco en nuestro día a día en el que repasáramos nuestra actividad e interacciones sociales producidas en ese mismo día con la intención de detectar cualquier tipo de intervención que nos haya dejado mal sabor de boca, es decir, aquellas intervenciones con ciertos sujetos de nuestra vida más cotidiana o no en las que nos hubiera gustado desde prestar más atención a la interlocución hasta haberle dedicado más amor a nuestras acciones.

   Esta es una manera de hacernos conscientes de como la mecanicidad de la vida nos lleva a ciertas situaciones en las cuales no somos nosotros mismos o no somos capaces de demostrar nuestro avance en el sendero espiritual. Este avance, como hemos dicho en otras ocasiones, debe plasmarse en todas nuestras acciones cotidianas empezando por vivir prestando atención a todo lo que nos rodea. Siempre se queda algo en el tintero que le hubiésemos dicho a alguien y a través de este método nos aseguraremos de que la próxima vez que le veamos no se nos olvide comentar aquello que puede robustecer esa relación. También es importante conocer que tipo de falacias existen en la argumentación del ser humano y comprobar si hemos utilizado alguna de ellas para intentar obtener la razón en algún debate que hayamos tenido. Esto refinará el arte de debatir, importantísimo para una persona que se considere espiritual y quiera hacer defensa de sus propias ideas o creencias.

  La gente llega a agradecer el hecho de que hayamos dedicado tiempo de nuestra intimidad a dedicarle atención a nuestra relación con ellas porque les indica la importancia que tiene para nosotros ese vínculo en particular. Y desde el respeto y la deliberación correcta podemos encontrar las palabras exactas que conmuevan a las personas con las que nos cruzamos a lo largo de la vida para generar una base de confianza que nos facilite el ir reduciendo las consecuencias emocionales negativas que se producirían tras los respectivos contactos y, por otra parte, desarrollar en menos tiempo vínculos más sólidos.

   El repaso vital al final del día tiene un potencial enorme ya que actúa como guion a seguir en el día siguiente y que reduce la improvisación que tantas veces nos lleva a cometer errores sobre todo en aquellas situaciones en las que no tenemos tiempo para absorber los estímulos negativos que nos abordan por la tensión en el trabajo, en la familia o en nuestro entorno social. Este repaso nos hace conscientes de los aspectos en los que podemos mejorar. 

   Una forma de medirse es viendo como poco a poco y a base de intervenciones empáticas y sensatas vamos transformando nuestro entorno social tan solo con el hecho de dedicarle unos minutos a repasar el día que corresponda. Más o menos es lo que hacemos cuando nos preparamos una entrevista de trabajo para pasar un corte, que en este caso, es el de la mejora continua de nuestro yo consciente con respecto a lo que nos acontece de una forma mayoritariamente mecánica o repetitiva. Al final iremos viendo como ese repaso se va reduciendo porque aprendemos a actuar automáticamente conforme a ese guion que hemos ido trabajando a lo largo de un periodo considerable de tiempo. De esto se trata la espiritualidad, de hacernos y hacer a los demás la vida más fácil, darle oportunidades al Alma para escoger en su máxima potencia las virtudes que constituirán nuestro Espíritu y mejorar las artes que desarrollamos.

Comentarios

Entradas populares de este blog

CAP. 1.1: UN ENCUENTRO INESPERADO

CAP. 2.4: INGRESO A LA ACADEMIA

COMUNICACIÓN AL VISITANTE IV